Cabaiguán es un municipio eminentemente agrícola, aquí cada mañana mujeres y hombres dedicados a la tierra demuestran la estirpe de nuestros campesinos para sacarle frutos al suelo

Por: Lillipsy Bello Cancio
No existe fuerza de ciclón capaz de arrasar con su empeño de sacarle frutos a la tierra, ni plaga que le arrebate la perseverancia, ni Bloqueo que melle su resistencia creativa. Amanecen mucho antes que el sol y el cantío del gallo los sorprende en sus trajines cotidianos: que si el ordeño, que si el regadío, que si la humedad del suelo…
Si hace falta apoyar la alimentación de los abuelos del SAF o del Hogar de Ancianos, si los niños de la Casa sin Amparo Familiar no tienen frijoles o plátanos para las chicharritas que tanto les gustan, si las embarazadas necesitan frutas o si un indefenso precisa de su bondad no hay que convocarlos dos veces.
Pero si se les pide que rieguen de madrugada porque el país atraviesa una crisis energética de las más difíciles que se recuerden por aquí, o se enteran que el grupo electrógeno del Hospital necesita una pieza para la cual la dirección de Salud no cuenta con financiamiento o si hay que pintarle y repararle el parque a los niños del pueblo, son los primeros.
Mucho pudiera decirse de los campesinos hoy, sobretodo en un pueblo con suerte como este donde casi todos les debemos la herencia, la sangre… una cultura de gente noble, laboriosa y comprometida. Enormes son las deudas que tenemos con ellos y por ellos vale la pena emborronar todas las cuartillas posibles. Por eso, decir “GRACIAS”, pudiera ser apenas el comienzo y este 17 de Mayo un buen día para empezar.