Emilio Rafael Capestany Valero fue un cabaiguanense fiel a la causa revolucionaria, quien dio su vida defendiendo la Revolución con tan solo 17 años

Por: Hugo Crespo Crespo
El mes de noviembre de 1962, huele a historia y recuerdos. Varios fueron los acontecimientos que se produjeron en Cuba en torno a la Crisis de Octubre o Crisis de los Cohetes.
Por aquel entonces, ya algunos cabaiguanenses estaban en la línea de combate y entre ellos, algunos que apenas superaban la edad de 15 años. En una amplia lista de lugareños integrantes en las milicias, estaba Emilio Rafael Capestany Valero, quien solo tenía 17 abriles.
Según la promotora cultural Yusimí Castro Fernández, estudiosa e investigadora de aspectos históricos y culturales de la zona de Punta Diamante, Emilio, nació el 11 de junio de 1945, en el poblado de Cabaiguán, y era hijo de Félix José Capestany Gómez y de Isabel Hortensia Valero Díaz.
A los 16 años de edad se incorporó a las Milicias Nacionales Revolucionarias, demostrando así su temprano desarrollo político e ideológico, su desprendimiento y su decisión a defender la naciente Revolución.
Este joven fue uno de los primeros en organizarse en las milicias de las zonas campesinas y por sus condiciones demostradas y disciplina llegó a integrar la Asociación de Jóvenes Rebeldes.
Emilio tenía un gran amigo de su niñez que era como su hermano, Miguel Hernández Torres, juntos iban hacer la guardia, ante la situación de riesgo sumamente difícil de presentaba Cuba durante la Crisis de Octubre.
En aquellos tiempos una de las tareas que tenían los milicianos era la de custodiar puentes, para evitar que los enemigos provocaran sabotajes, pues por estos lugares continuamente se trasladaban tropas militares y se trasladaban armamentos de una parte a otra del país y era necesario evitar cualquier tipo de quebranto, como el derrumbe de estas vías de comunicación.
Precisamente en el puente del río Piedra ubicado en la Carretera Central que actualmente divide la provincia de Sancti Spíritus con la de Villa Clara, se encontraban Emilio y Miguel, el 12 de noviembre de 1962 ya que les correspondía a ambos su turno de guardia.
En una noche de mucho frío y al amanecer con algunas lloviznas, se encontraban cada uno, en ambos extremos del puente y corrían de un lado al otro para calentar el cuerpo. En ese momento Emilio procede a quitarles las balas de más que les pusieron a los cargadores porque estaba al llegar el relevo.
Tal parece que Emilio le puso una bala en el directo al fusil, debido a la situación tensa que existía. Cuando se dirigían a quitar los proyectiles; es cuando Emilio se pone el fusil con el cañón hacia arriba y lo recuesta sobre su cuerpo, baja sobre el cañón para poner el cargador con el dedo pulgar, aprieta el disparador sin darse cuenta y salió el disparo, entrando la bala cerca de la ingle y saliendo por encima de la espalda.
Emilio cae de frente para la carretera y para recogerlo, Miguel le pone la mano en la espalda y siente que se le hunde por donde había salido la bala. Emilio no pierde el conocimiento y le dice: Miguel no me abandones, no me dejes solo.
Lo trasladan urgente para Cabaiguán, donde fue atendido por el médico Marcelo, el cual lo remitió urgente para Sancti Spíritus. Allí fue sometido a una peligrosa operación donde fallece. Emilio o ¨Millo¨, como todos le llamaban cariñosamente, murió sin haber perdido el conocimiento en ningún momento entre las 10:30 a.m. y las 11:00 a.m., del día 13 de noviembre de 1962.
La memoria histórica de Cabaiguán, tiene en Emilio Rafael Capestany Valero, el ejemplo de un joven que no vaciló en responder ante el llamado de la nación, durante la amenaza que se cernía sobre ella.
Hoy su figura se recuerda en una cooperativa (CCS) que lleva su nombre; y en el sitio donde cayera, se erigió una tarja en su memoria, la cual hoy presenta cierto deterioro y su atención no es sistemática.
En varias ocasiones la promotora Yusimí Castro, ha realizado actividades conmemorativas con pioneros y habitantes de la zona en este sitio para homenajear al joven mártir, cuestión que es una muestra del respeto y recordación a este cabaiguanense que casi adolescente, pasa a los anales de los hijos de una tierra que abonó con su sangre heroica.