El día de las Madres es una celebración universal. Cada país elogia y recuerda a sus madres de una forma diferentes, pero todos con el gran amor que ellas merecen

Por: Daisy Martín Ciriano
Independientemente de su credo y religión cada persona las reconoce y venera, ya sea como en Cuba, el segundo domingo de mayo, como en otros países que festejan en otra fecha. Incluso, en algunos se expresan diciendo ‟el Día de la Madre‟, y no como en Cuba que decimos el Día de las Madres. Lo cierto es que desde bien temprano en el pasado siglo, el 10 de mayo de 1908, segundo domingo de mayo, fue celebrado este día en la Iglesia Episcopal de Virginia Occidental. De allí mismo surgió la tradición de colocar flores rojas en el ojal de la chaqueta, si la madre era viva, y flores blancas si fallecida.
En Cuba, esta tradición comenzó en Santiago de las Vegas donde se festejó la fecha el 9 de mayo de 1920, usando incluso, claveles rojos y blancos, según la madre viva o muerta.
Mientras el iniciador de la idea Víctor Muñoz, ocupando el cargo de concejal de ayuntamiento capitalino y apoyado por el placeteño Pastor del Río Carrillo, se oficializó el carácter de la ley de celebración del la fecha los segundos dom9ngos de mayo.
Durante los años siguientes, independientemente del tiempo transcurrido, esta fecha se ha celebrado. En antaño se hacían hasta bailes y verbenas, rifas, matinée y reuniones familiares con el fin de homenajeas a las madres.
Los hijos regalan a sus progenitoras, según su alcance, pero lo más importante para ellas es el cariño que le dedican, su compañía y amor infinito.
Las madres no escatiman esfuerzos, sacrificios, ni distancias para amar, perdonar y recordar por siempre a sus hijos.
En el texto Influencia de la madre, editado en Buenos Aires en 1950, se define muy bien la primera e importante función de una madre, cuando dice, La madre ha de labrar el alma del niño, roturar trazando surcos donde ha de caer la semilla del bien, que lo logra en cada acto, cada emoción, cada palabra, vertida a cada hora y cada día, durante la mayor parte de su período formativo que es cuando el niño está constantemente bajo la influencia de la madre, y no es esta misión superficial, sino fundamental y gloriosa. Es la madre el más importante pilar de la familia, hoy, mañana y siempre.