A lo largo de esta semana todas las escuelas espirituanas se encuentran inmersas en un ejercicio preventivo que busca educar a los estudiantes, para evitar que incurran en el consumo de drogas u otras sustancias similares

A lo largo de esta semana, todas las escuelas espirituanas se encuentran inmersas en un ejercicio preventivo que busca educar a los estudiantes, para evitar que incurran en el consumo de drogas u otras sustancias similares; un trabajo de vital importancia que constituye una de las prioridades dictadas por el Ministerio de Educación para el curso escolar 2025-2026.
“El trabajo preventivo-educativo es imprescindible en todas nuestras instituciones y es cada vez más necesario educar a los profesores, familiares y estudiantes, así como otros actores de la sociedad para evitar y prevenir el consumo de drogas en nuestros niños y jóvenes. Por ello, la tercera semana de cada mes hasta que finalice el curso estaremos desarrollando este tipo de ejercicio”, precisó Yosvany Rodríguez Herrera, subdirector general que atiende el proceso preventivo-educativo de la Dirección General de Educación (DGE) en Sancti Spíritus.
El objetivo de este ejercicio es fortalecer y hacer más efectiva la articulación de las instituciones educativas con los profesores, la familia, la comunidad y las organizaciones sociales y de masas; además de encontrar un espacio más abarcador que el propio centro de enseñanza y así llegar a más lugares y personas.
Para ello se llevan a cabo acciones de capacitación en rechazo al consumo de drogas con profesores, familiares y directivos de la DGE, se trabaja con el proyecto educativo Luces para la vida, se utilizan documentos rectores ante estas conductas, clases interactivas, debates, concursos y visualización de productos audiovisuales.
Sin olvidar que, en el caso de los estudiantes de la enseñanza primaria el trabajo directo es con los educandos de quinto y sexto grado, para los demás años el ejercicio preventivo se hace solamente con la familia; un ejercicio al que se suman el Minint, el Minsap, profesionales en el área de salud mental, todas las organizaciones estudiantiles y diversos actores comunitarios.
“Desde la Dirección General de Educación hemos identificado a un grupo de estudiantes proclives al consumo de estas sustancias, ya sea por el entorno social donde viven o por determinadas conductas familiares, ─aseguró Rodríguez Herrera─ con ellos trabajamos de forma especial sin que el educando que puede estar afectado por esta problemática se sienta excluido”.