miércoles, mayo 14El Sonido de la Comunidad

A 97 años del natalicio del líder obrero más unitario de Cabaiguán

La figura de Miguel Mariano Reyes Castro constituye un ejemplo de líder obrero de Cabaiguán. Sin dudas, un hombre fiel al servicio de su pueblo

Cabaiguán
La calidad humana y su amor a la Revolución fueron cualidades que siempre estuvieron presentes en Miguel Mariano.

Por: Hugo Crespo Crespo y Mario R.  Rodríguez Valero

Miguel Mariano Reyes Castro, nació el 14 de mayo de 1928 en la finca Tres Atejes, Cabaiguán. Sus padres fueron Plácido de la Caridad Reyes y Emilia Generosa Castro.

En 1935 la familia se trasladó para Cabaiguán, debido a la precaria situación que pasaban en el campo. En la ciudad comenzó sus estudios primarios y a la vez se desempeña en algunas labores como llevar cantinas con comida a los trabajadores de las escogidas.

En 1941 concluyó el sexto grado, pero no pude continuarlos debido a la situación económica familiar. A los 14 años comienza sus labores en la industria del tabaco como aprendiz, donde sufrió desde muy joven las injustas medidas que de que eran víctimas los obreros del sector. Desde 1943 a 1944 se dirige hacia la zafra en Camagüey junto a su hermano Oscar.

Al finalizar la contienda azucarera regresa a Cabaiguán y labora en distintas tabaquerías y a la vez estudia mecanografía en sus horas libres. También matriculó en la escuela de Comercio de Sancti Spíritus, adonde asistió durante dos cursos en horario nocturno.

En 1950 ingresó a la fábrica de tabacos “Bauzá” donde inicia su actividad como dirigente obrero. Muy rápido descolló como un dirigente de ideas muy claras, por lo que organizó junto a otros compañeros en Cabaiguán la delegación de tabaqueros y obreros de otros sectores de la población que debían participar el 15 de marzo de 1950 en una concentración en La Habana en protesta contra la mecanización del torcido.

A partir de aquí su labor se intensificó, convirtiéndose en el dirigente obrero más unitario que ha tenido la clase obrera de este pueblo.

Participó en la huelga contra la mecanización del tabaco torcido, junto a otros dirigentes donde el pueblo se declaró en ciudad muerta apoyando esta huelga en contra del Decreto Ley 1073 de la máquina torcedora.

Las luchas por las mejoras salariales de las despalilladoras de tabaco en 1952 donde se produjo una marcha y manifestación que ocasionó un enfrentamiento con el Ejército montado a caballo frente al local que hoy ocupa la Federación de Mujeres Cubanas en la Avenida Sergio Soto. Este fue otro de los actos donde estuvo presente.

La elección de Miguel Reyes Castro como presidente y la de Armando Acosta Cordero como Secretario del Frente Obrero Nacional Unido, efectuado en el Sindicato Bancario de Santa Clara, fue un paso más en la obra de este dirigente del territorio que alcanzaba gran cariño y afecto, por sus dotes excepcionales.

Esta fue una decisión muy inteligente para unir el movimiento obrero en Las Villas pues Miguel no era del Partido Socialista como lo era Armando Acosta Cordero, pero si era un dirigente muy unitario. Su papel a partir de lo ocasionado en La Llorona, donde unos compañeros cayeron y otros se trasladaron hacia La Habana, el extranjero y otras localidades del país, fue predominante en la reorganización del M-26–7 y del movimiento obrero en la clandestinidad.

Los preparativos para una huelga general revolucionaria, en todas las esferas de este pueblo y pueblos vecinos, junto a la dirección de Las Villas, con vistas a lo que vino a ser la “Huelga del 9 de abril” estuvo también en su agenda revolucionaria. Su papel en esta huelga fue definitorio para que este pueblo no se llenara con otro baño de sangre. Independientemente de los problemas que trajo, pues la orden no llegó por parte de la Dirección Regional del M – 26 – 7, Miguel logró que se fuera a la Huelga junto a  los del Partido  Socialista Popular y los del M- 26 – 7  y que en todos los sectores de la sociedad  se lograra el cierre de comercios, fábricas y talleres.

A ante el fracaso de la Huelga del 9 de abril, algunos fueron detenidos y llevados para el cuartel un grupo numeroso de compañeros. A partir de este fracaso nuevamente se reorganizó el M – 26 – 7 y otras organizaciones, debido al estado de represión.

En los días de la llegada de la columna 8 Ciro Redondo a esta región, Armando Acosta Cordero, quien lo conocía y venía en la columna invasora se lo propone al Che como dirigente prestigioso y unitario, y así de esta forma el movimiento lo envía una tarde, acompañado por Joaquín Bernal Camero hasta la calle Natividad donde una máquina lo recogió cerca del Bar de Antonio y lo trasladan al Escambray.

Su papel unitario fue esencial en la reunión efectuada por el Che en Gavilanes, con la Dirección de Las Villas y en otros momentos en la discusión de cuestiones profundas sobre la unidad.

También fungió como delegado obrero de la columna No. 8 Ciro Redondo en la elección de los dirigentes sindicales en la medida que se iban liberando los pueblos con la mayor democracia.

Siendo coordinador del M-16-7 en la provincia de Las Villas, participa en una reunión en el Palacio Presidencial con el presidente Manuel Urrutia Lleó. Allí se produjo un enfrentamiento entre Miguel y el presidente de la República, pues no quería que Miguel hablara. Este le expresó que si no podía hablar no tenía que estar en ese lugar y se retiró junto con otros compañeros.

Los días 20 y 21 de marzo de 1960 se celebra en la Confederación de Trabajadores de Cuba, el VIII Congreso Extraordinario de la Federación Tabacalera Nacional.

En este evento resultó electa la candidatura número 2 en la cual como secretario general fue elegido Miguel Reyes Castro. Durante algunos meses se desempeñó en los cargos de coordinador del M-26-7 en Las Villas y el Secretario de la F.T.N (Federación Tabacalera Nacional)

Miguel Reyes después de este congreso, fue invitado por la casa de los sindicatos soviéticos a visitar la URSS. En este viaje recorre a toda las Repúblicas Socialistas Soviéticas y tuvo interesantes contactos   con dirigentes y obreros del hermano país de donde tomó importantes experiencias para la organización y desarrollo del movimiento obrero en las nuevas condiciones de la construcción de la sociedad socialista.

A su regreso de la URSS, Miguel desarrolló una ardua labor en la organización de las M. N. R. junto a César Escalante Dellundé   y Raúl Curbelo Morales.

Del 29 de marzo al 25 de mayo de 1960 recorrió quince países latinoamericanos en misión diplomática.

El 3 de marzo de 1962, comenzó a desempeñar el cargo de consejero en la embajada cubana en Bolivia, funciones en las cuales fue designado por la dirección del Estado cubano. En esta misión solicita regresar a Cuba y le es concedido, continuando sus labores en su país.

El 27 de enero de 1963, estuvo en su casa leyendo textos martianos, pero con evidentes indicios de descontrol nervioso.

Los tabacaleros celebrarían el natalicio de nuestro Héroe Nacional y en el Hotel Habana Libre se llevaría a cabo en horario nocturno una cena martiana presidida por el comandante Ernesto Che Guevara, donde asistirían los trabajadores vanguardias nacionales de la Federación Tabacalera, quienes serían los homenajeados.

Antes de partir a dicha actividad, Miguel pasó por la casa de su compañero de trabajo Miguel Capdevila y luego de hablar con él, al bajar las escaleras junto a un busto martiano, bajo evidente estado de demencia, se privó de la vida con un disparo en la cabeza. Fue sepultado en La Habana.

El traslado de sus restos para el panteón de los caídos en Cabaiguán ocurrió el 27 de enero del 2009 donde descansa eternamente, como un hijo de esta tierra, que veneró a costa de su propia vida.

Compartir:
Salir de la versión móvil