sábado, agosto 2El Sonido de la Comunidad

Antonio Crespo Guerra, de los primeros inmigrantes canarios de Cabaiguán

Antonio Crespo Guerra fue uno de los canarios establecidos en este pueblo que desarrolló su economía y contribuyó al bienestar de los habitantes de este territorio

Antonio
Foto de Antonio Crespo Guerra, donada al Museo Municipal por su hijo Alberto.

Por: Daisy Pilar Martín Ciriano

Cuando se habla de la inmigración en Cabaiguán, siempre destacamos la canaria y la española. Estos hombres y mujeres marcaron la cultura y el desarrollo de este pueblo, y su huella a más de cien años no ha sido, ni será borrada.

Entre estas personas que llegaron se encuentra Antonio Crespo Guerra, quien con solo 19 años emigró desde Puntallana y se estableció en este pueblo. Corrían los últimos días del mes de enero de 1884 y aquel  joven con apenas 19 años, embarcó, como tantos, hacia un destino desconocido. Era el mayor de los siete hijos del matrimonio formado por don Antonio Crespo Pérez, sargento del Ejército español y doña María Montserrat Guerra Hernández.

Establecido, primeramente en la zona de Placetas, es que un día descubre la prosperidad de  Cabaiguán y junto a un asturiano, se instala en un edificio de madera y lo conforman como tienda. Como es de esperarse la comunidad canaria asentada en los campos tenían facilidades de pago y beneficios en el establecimiento de  su coterráneo y las ventas y ofertas aumentaban notoriamente. Fue la tíenda La Estrella, de Cibrián y Crespo el primer establecimiento próspero de este pueblo.

Durante ese período, el canario Antonio ayudo a sus hermanos a emigrar para Cuba y a comenzar a desenvolverse en el trabajo, de ellos, Eulogio y Juan.

En 1920 esta sociedad fue disuelta, pero ya se habían recaudado valiosas ganancias.

En 1909 contrajo matrimonio con su prima Aurelia Calderón Guerra y constituyeron un hogar donde dieron a sus hijos estudios y atenciones hasta convertirlos en hombres ilustrados y laboriosos. De ellos, el doctor Alberto Crespo Calderón, es uno de los más queridos, respetados y recordados en Cabaiguán, por su conocimiento en su profesión, su honradez y buen ejemplo. Todo un ejemplo de la honestidad de los canarios.

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