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Argentina transitó el 2020 entre recesión y pandemia

Por Maylín Vidal *

Buenos Aires (Prensa Latina) Argentina transitó el 2020 como uno de los años más complejos de su historia, en medio de una profunda recesión y con una economía que intentaba despegar pero se debilitaba aún más ante la pandemia de Covid-19.

Si ya veníamos mal, entramos en terapia intensiva, ha repetido durante estos últimos meses el presidente Alberto Fernández, quien tuvo que dar el pecho a apenas tres meses de su llegada a la Casa Rosada a una situación inesperada que puso más presión a una nación golpeada por las políticas neoliberales de la anterior gestión.

La prioridad a partir de marzo, tras la llegada al país del virus, fue garantizar que no colapsara el sistema de salud, como sucedió en otras naciones. Rápidamente el Gobierno inyectó recursos para finalizar hospitales en construcción, crear clínicas modulares y habilitar otros espacios con condiciones para evitar el desborde.

Si en diciembre de 2019, unos días después de asumir, el Gobierno tuvo el respaldo del Congreso para lograr la ley de emergencia social, la situación echó por traste la agenda abocada a levantar la economía y se profundizó la caída del Producto Bruto Interno a niveles de 2002.

Empero, el Ejecutivo conducido por Fernández no detuvo el paso en su propósito de reconstruir al país, inauguró en medio de la pandemia varias obras, priorizó planes de ayuda y contención para los sectores más vulnerables y por decreto estableció el Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción.

Con la intención de proteger al eslabón más débil, en estos 12 meses el mandatario y su equipo de Gabinete impulsaron varias iniciativas para que el país no se fuera por el barranco, aunque la situación sigue siendo muy compleja, sobre todo para muchos que perdieron su trabajo.

Un bono para los jubilados como ayuda extra para este sector, aumento por decreto de un salario remunerativo para los trabajadores del sector privado, prohibición de despidos sin justa causa, precios máximos y cuidados para varios productos, además de otros planes como un adicional para la Asignación Universal por Hijo (AUH).

Junto a esto, el Ejecutivo también congeló el pago de hipotecas y alquileres y los aumentos a varios servicios públicos, a través de un decreto mantuvo los beneficios destinados a asistir a las empresas y sostener el empleo, y lanzó el programa del Ingreso Familiar de Emergencia para cubrir al sector que se desempeña en la economía informal.

Uno de los planes que más acogida recibió fue el de la Tarjeta Alimentar, al cual accede hoy más de un millón y medio de titulares en condiciones vulnerables para la compra de alimentos y víveres.

La tarjeta está destinada a beneficiarios con hijos menores de seis años. En paralelo, se inyectó un monto para el presupuesto destinado a partidas para la asistencia nutricional en comedores escolares, comunitarios y merenderos, entre otras iniciativas.

DÓLAR Y DEUDA EXTERNA

Más allá de las presiones de ciertos sectores de derecha y una polarizada Argentina, el Gobierno navega por esta tormenta tratando de reconstruir el tejido social e intentando contener al inquieto dólar, y también avanza por el espinoso camino de la negociación de la deuda.

Después de ir y venir, de reuniones extensas y tensas, quedará como uno de los principales logros de este año de gestión del Frente de Todos -la alianza que llevó al poder Fernández-, el esperado acuerdo con los acreedores para reestructurar la deuda externa, recibida como un bálsamo para una economía en crisis.

La noticia llegó en agosto, cuando los números de la pandemia eran muy altos aún y la situación económica ponía más en jaque al Ejecutivo.

Con una enorme capacidad de diálogo, el presidente fue claro desde el primer momento al señalar que quería cumplir con una deuda sin postergar el futuro de aquellos ya postergados y así lo hizo, respaldado por una de sus grandes fichas, el ministro de Economía, Martín Guzmán.

El acuerdo, calificado como histórico, permitirá en 2021 ahorrarle a Argentina una importante suma y reducir el capital sobre el que se pagan los intereses.

Con este entendimiento, se despejó un poco el horizonte en muchos sentidos y los resultados ya son palpables.

Ahora el camino se concentra en lograr un acuerdo para reestructurar los 44 mil millones de dólares pendientes con el Fondo Monetario Internacional (FMI), deuda contraída en 2018 por el gobierno de Mauricio Macri.

Otra de las presiones en estos meses ha sido el tema dólar, que hace devaluar desde la anterior gestión a la moneda nacional. Para ello también se aplicaron varias medidas, una de ellas casi a inicios de año, cuando el Banco Central intervino para frenar la subida de la moneda verde.

El sube y baja del precio del dólar fue una de las variables más volátiles del último año, como sucedió en otros países del mundo. ‘La inestabilidad cambiaria va a terminar cuando terminemos de presentar nuestro plan trianual que es lo que estamos discutiendo con el Fondo Monetario. Ahí todos van a saber hacia dónde vamos’, dijo Fernández en días recientes.

Por su parte, el ministro de Economía subrayó que en los últimos tres meses la recaudación superó a la inflación, por lo que, dijo, ‘tenemos las condiciones para que el 2021 sea un buen año para Argentina’.

Al cumplir el pasado 10 de diciembre el primer año de gestión, Alberto Fernández destacó que en 2020 ‘no pudimos hacer todo lo que esperábamos, pero sí hicimos lo que no podía esperar. Llamamos a las cosas por su nombre y entre todos logramos ese tiempo necesario para reconstruir la salud pública y universal.

‘Nuestro país volvió a salir en los titulares como un país que no quería deber sino crecer, pero con la gente adentro’, enfatizó el mandatario.

En un acto ese mismo día, justo un año después de llegar al Gobierno, la vicemandataria Cristina Fernández señaló que hoy el presidente del país tiene una tarea muy dura porque a la pandemia de la economía macrista le sobrevino la otra pandemia.

Es necesario que todos entendamos que hay que reconstruir Argentina. Trabajemos todos en volver a darle certezas a los argentinos, que tengan la seguridad de que el día de mañana va a ser un poco mejor que el anterior, expresó la exmandataria.

Con muchos retos por delante para el 2021 que se avecina también complejo, el Gobierno con Alberto y Cristina a la cabeza está abocado a poner al país de pie, lograr una verdadera Argentina federal donde quepan todos y prender el motor para lograr más producción y trabajo.

*Corresponsal de Prensa Latina en Argentina

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