sábado, mayo 18El Sonido de la Comunidad

CDR: el barrio grande de Cuba

Recordar es volver a degustar aquellos platillos pura almíbar al centro de la mesa; en el medio de la calle ardía la caldosa con olor a sazón colectiva. Estas y otras escenas dan crédito a los 63 años de creados los Comité de Defensa de la Revolución (CDR)

CDR
La mayor organización de masas del país vive por estos días su X Congreso.

Por: Alexey Mompeller Lorenzo

Difícilmente donde comen tres, algún invitado pueda sentarse a la mesa pero el potaje crece si sabemos compartir. El estómago no quedará contento; mas los cubanos nos hemos ganado el título de innovadores, máxime en estos tiempos cuando las especias, por los precios de una inflación asombrosa, parecen traídas de la India y en las cocinas se ausenta de todo un poco, menos el ahorro.

Hace 63 años la iniciativa de un ajiaco popular ha complacido los antojos de una isla que convirtió la noche previa al 28 de septiembre en un buffet criollo. Recordar es volver a degustar aquellos platillos pura almíbar que adornaban la mesa; postres típicos cortesía de las abuelas. En el medio de la calle ardía el caldero del barrio que dejaba escapar el olor a sazón colectiva.

Las viandas donadas por la vecindad cuajaban la caldosa y alguien con dotes culinarios le añadía el punto exacto. Ya servida, a los comensales apenas les importaba sudar la gota gorda. Gustosos saboreaban el esfuerzo.

En un nuevo aniversario de los Comité de Defensa de la Revolución (CDR) la cuadra apenas resplandece. El Aedes aegypti da jaque ante la desidia de cederistas y decisores que le dieron alas al insecto, hoy uno más en una celebración disimulada por las adversidades.

Permitirse ese  descuido en la vigilancia antivectorial ha costado semanas bajo el mosquitero a unos cuantos cabaiguanenses. Desterrar al zancudo define una de las tareas pendientes de los CDR, que en jornadas de su X Congreso apuesta por el fortalecimiento de la membresía latente durante más de medio siglo.

En el presente llaman a cultivar un pedacito del patio y con tantas carencias y encarecimientos, al menos quienes dan curso a la iniciativa alivian la economía familiar.  Es esta una decisión pensada para reanimar los encargos de la mayor organización  de masas del país a los que deben sumarse otros compromisos. Por ejemplo, abrir los ojos para frenar el delito en la zona porque hasta la guardia nocturna, en ciertos escenarios, forma parte del pasado.

A la espera de esta madrugada, Cabaiguán tampoco creía en aguaceros imprevistos. Si la lluvia amenazaba, los devotos del barrio pactaban con San Pedro para cortar el chubasco y continuar la fiesta.

En el agasajo coincidían el donante voluntario de sangre salvador de vidas anónimas; se actualizaban quienes no cruzaban palabras sin apuro desde la jornada electoral inmediata para otorgarle su sufragio al delegado de circunscripción; aplaudían al artista aficionado de la esquina dueño del micrófono y reían con las vivencias del anciano que aún conserva el bono ganado en las zafras, cuando subía de un salto al camión.                                                        

En todo jolgorio cubano que se respete nunca falta el dominó, al menos eso queda en la peña de los olímpicos de la cuadra con partidos que se comparten en las redes sociales. Hoy las parejas no votaron la gorda, abrieron el tope con el 6-3 para pegarse en la más cederista de las jugadas.  

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