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Crucelia Hernández: la novia más querida de Guayos

A 102 años de nacimiento, Crucelia Hernández sigue siendo una figura emblemátia de las letras cubanas por su impronta a través de los años

Por: Daisy Pilar Martín Ciriano

Todavía la finquita de Santa Julia guarda el alborozo que se sintió aquel 7 de noviembre de 1923, cuando nació la pequeña Cruz Elia.  En la paz de un humilde hogar creció la pequeña entre sus hermanos y se adentró en el conocimiento a través de su maestra María Luisa Revuelta Yero. Tal vez sin pensarlo la labor de esta docente sembró los versos y las palabreas dulces en el corazón de la pequeña Cruz.

En 1939, ya una joven, conoció el amor y contrajo matrimonio con un tinerfeño llamado José Cruz Cabrera y se trasladaron hasta Siguaney y posteriormente a Guayos. Este pueblo marcó profundamente su vida en la superación. Se incorporó a la Campaña de Alfabetización y poco después con el reordenamiento  de la población pasó a llamarse Crucelia. Este nombre que la identificaría por siempre en su quehacer literario y en su vida laboral.

A pesar de tener hijos laboró en Sancti Spíritus en el Policlínico Norte y después en la farmacia 638.

Crucelia no conoció el descanso, sino que colaboró con las tareas de guardias y trabajos voluntarios y, tiempo después se acerca al taller Rolando Escardó, lugar y colectivo donde comenzaron a darse a conocer sus inquietudes poéticas. Después dentro del Rubén Martínez Villena de Cabaiguán, se nutrió de las enseñanzas de valiosos escritores como Edel Morales, Josefita Cruz, Gumersindo Pacheco, Eudosio Barrera, entre otros.

La experiencia adquirida le llevó a las obras que se encuentran en Tiempos, Con Aro y Paleta y Cómo escribir poemas. Además, incursionó en las composiciones musicales y  obtuvo carné de asociada de la ACDAM y su obra literaria  se multiplicó. Entre sus composiciones más notables están Buscaré el olvido, Tú que sabes querer, Habrá siempre mañana, Te vi llorar, entre otras. Su libro Testigo de mis horas, está considerado como  su obra más completa.

Hoy, que Crucelia no está entre nosotros, su pueblo la recuerda, unos como Cruz, otros le llaman La Novia de Guayos, otros simplemente la queridísima Crucelia, todo correctos modales, educación y explícito amor. A 102 años de su nacimiento, los que tuvimos la felicidad de conocerle, le recordamos con mucho amor y admiración. Su nombre nunca se borrará de la cultura de nuestro terrirorio.

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