El amor y la perseverancia de Javier González Aguilar lo convertirán dentro de poco tiempo en un profesional del derecho

Por: Hugo Crespo Crespo
La visita a un lugar se había coordinado desde hacía tiempo. La invitación que me realizara el profesor de Derecho Arturo Manuel Arias Sánchez, tuvo un rotundo sí, pero en la demora en consumarse incidieron algunos factores ajenos a mi voluntad.
Pero el día llegó, la curiosidad por observar y conocer todo lo que el experto en leyes me había contado, aceleraba mis pasos hacia el hogar del protagonista de esta historia.
En el barrio El Jobo, allí en una modesta vivienda, pulcra y de un afectuoso ambiente, reside el joven de 19 años Javier González Aguilar, estudiante de segundo año de licenciatura en Derecho, quien la vida a pesar de situarle una potente barrera en su sendero, ha podido paso a paso, ir venciendo, con el apoyo familiar y de las instituciones médicas, educativas y sociales cubanas.
Según su progenitora María Aguilar Anaya, una valiente y decidida mujer, sin penas y titubeos al hablar, con su amor a flor de piel por quien cuida con esmero, que el parto de Javier fue mediante la cesárea; y no es hasta el año que se comienzan a detectar algunas dificultades motoras y del lenguaje por lo que se diagnostica una parálisis cerebral infantil, conocida con el nombre de cuadriplejia espática, o parálisis de tipo espástico, hemiplejía espástica o diplejía espástica. Se presenta por lo regular en recién nacidos de término con bajo peso para su edad gestacional; es la más grave y representa entre un 10 y un 40 % de las parálisis cerebrales.
Esta lesión provoca diferentes incapacidades tales como trastornos de la postura y el movimiento que pueden estar acompañadas o no de convulsiones, retraso mental, problemas visuales, auditivos y del lenguaje.
La mayoría de los casos tienen posibilidades de rehabilitación teniendo en cuenta la magnitud del daño cerebral, la edad del niño, el grado de retraso mental, ataques epilépticos y otros problemas que puedan estar asociados. El aspecto motor puede ser modificado de manera favorable si el tratamiento comienza en edades tempranas evitando retrasar aún más la adquisición y el aprendizaje de determinadas conductas motrices.
Por ello, tal situación presentada no detuvo a sus padres Víctor y María, quienes comenzaron a buscar las explicaciones oportunas desde el médico de la familia, hasta otras instancias de salud, siempre con las fuerzas y el optimismo que podían vencer este obstáculo.
De esta forma sus primeros tratamientos de rehabilitación en el hospital Julito Díaz en La Habana y después tres años, en las aguas de azufre de San Diego en Pinar del Río, comenzaron a dar la luz a un camino que iniciaba oscuro e incierto.
Así el menor inicia un proceso de avance en esta enfermedad, lo que conlleva a un nuevo paso para su familia, comenzar sus estudios primarios. Fue precisamente en esa escuela de tantos logros y trabajo con la comunidad, llamada Manuel González Crespo, quien lo recibe como uno más de sus alumnos, sin diferencias y buscando los mejores métodos para su inserción en ella. No es de extrañar la mano y palabra poderosa de Aida María Rodríguez Ledesma, directora del plantel, a quien Javier le profesa un gran amor y cariño, alegando que entre Aidita y él, hay razones para hacer un libro.
La sorpresa llegó, el menor aprendió a leer y a escribir, ya la claridad seguía en aumento y las barreras se iban venciendo.
Llega el nivel medio de la secundaría básica, el cual comienza en su propio hogar como ambulatorio y después lo culmina en la escuela Marta Abreu Estévez de Santa Clara. Desde aquí este guerrero, continúa y opta por la especialidad de Técnico en Derecho de la cual se gradúa en el Politécnico Armando de la Rosa Ruíz, con todo el apoyo y contribución del claustro de profesores.
Las puertas de la Dirección Municipal de la vivienda se le abren y allí realiza su servicio social mediante el trabajo a distancia, pero no se conforma con lo estudiado y desea proseguir explorando el mundo del conocimiento. Es así que matricula en la licenciatura en Derecho en la Universidad José Martí y Pérez de Sancti Spiritus, apoyado por docentes del Centro Universitario Municipal Silverio Blanco Núñez de Cabaiguán.
Varios profesores de la alta casa de estudios entre ellos María Caridad, Sonia, Antonio y Arturo pueden dar fe, de las habilidades cognoscitivas, interés y dominio de los contenidos impartidos que demuestra este joven apasionado por seguir dándole a la vida sueños, a pesar de las difíciles pruebas impuestas en los días de su existencia.
Uno de ellos, Arturo Arias, quien ya le ha impartido varias asignaturas de la especialidad confirma que Javier constituye para él, una nueva experiencia en su vida pedagógica, en la que primero tuvo sus dudas de cómo enfrentarla, pero ha visto que con creces ha llenado las expectativas por ser un alumno excelente, superior a la mayoría de los que cursan la propia especialidad en la universidad espirituana.
El reconocido abogado y profesor afirma que es asombroso ver cómo su discípulo presenta una formación formal y cívica, así como su cultura general sorprendentes, lo que se revertirá en ser un jurista con una correcta ética y conocimientos y preparación para enfrentar su complejo escenario, motivo por el cual plantea que siente orgullo de tener un solo alumno.
Llegar a casa de Javier, de sus padres Víctor y María y de su hermano Jailer, puede tener ese inesperado impacto, pero después de transcurrir allí, apenas pocos minutos, los deseos de continuar dialogando con él y con su madre, se acrecientan y galopan en el pecho de cualquier semejante que entienda que la vida no solo se mide por años como diría un sabio, sino por hechos y Javier González Aguilar ha vivido 19, buscando su lugar terrenal, del cual ha sido él, con el apoyo de sus seres queridos, familiares y otros entes sociales, quien ha apostado por revertir lo que un día apareció en su camino.
Hoy cuando se avizora en él un futuro abogado, el hogar que lo ampara, volverá a la gran fiesta el día de su graduación, donde muchos que lo han acompañado a lograr este éxito estarán presentes para ofrecerles ese apoyo espiritual y fuerzas que han conducido a la victoria de un jinete que subió a un corcel y salió a recorrer un mundo en el que ha vencido con voluntad y amor cada barrera presentada.
Ese día, Javier, reirá como lo hace de una manera muy peculiar, hablará de sus experiencias y seguro expresará que para llegar a las estrellas no se hace por caminos llanos. Por lo tanto, seguirá en su corcel, con las riendas bien tomadas para ejercer una profesión en la que una palabra puede estar la clave del éxito y seguro Javier González Aguilar, será ese cubano digno, que va conquistando la cima porque ha ido a la loma como dice el cantor; y desde allí brillará su ejemplo y conducta, demostrando que la voluntad y empeño, pueden vencer a la utopía.
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