miércoles, noviembre 12El Sonido de la Comunidad
Sombra

Dengue y chikungunya casas adentro

Sancti Spíritus figura entre las provincias cubanas con mayor tasa de pacientes sospechosos de dengue, mientras que la totalidad de los municipios reporta cuadros clínicos sugestivos de circulación de chikungunya

A fuerza de los espirituanos ser tan hospitalarios, el mosquito Aedes aegypti se ha instalado en las viviendas, al parecer con el estatus de residente permanente. El descuido y la desidia le han abierto las puertas de par en par, y hoy las cifras son elocuentes: el 80 por ciento de los focos del vector se detecta dentro de las casas, el índice de infestación es alto y, en consecuencia, Sancti Spíritus figura entre las provincias con mayor tasa de pacientes sospechosos de dengue.

Autoridades sanitarias del territorio lo advirtieron a Escambray que la situación epidemiológica muestra una marcada complejidad, sobre todo por el aumento de pacientes febriles y de casos sospechosos de dengue en los ocho municipios, con un panorama más desfavorable en las áreas 1, de Trinidad, y Sur, de la capital espirituana, declaradas en transmisión.

Para colmo de males, el virus de chikungunya, hermano de sangre del dengue y de otras arbovirosis, circula prácticamente en toda la provincia, porque, “aun cuando no hay diagnósticos confirmados de chikungunya en la totalidad de las localidades, sí existen cuadros clínicos muy sugestivos, que reflejan su circulación”; así lo aclaraba en reciente conferencia de prensa la doctora Yurien Negrín Calvo, subdirectora de Epidemiología del Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología (CPHEM).

A manotazos no se gana esta batalla; habría que coincidir con el doctor Carlos Ruiz Santos, director del mencionado centro, quien reiteró la necesidad de que la población definitivamente entienda la urgencia de realizar el autofocal, el focal familiar y el focal comunitario; acciones logrables con un movimiento popular de higienización.

A estas alturas, ¿qué espirituano no sabe cuáles son los 10 mandamientos para evitar la proliferación del vector que nos enferma una y otra vez? ¿Por qué solemos descargar las culpas solo en el sector de la Salud Pública y miramos de soslayo la responsabilidad individual? Incluso, no faltan quienes esperan, como en los viejos tiempos, que brigadas de trabajadores vayan a las áreas más complicadas a limpiar los patios enyerbados o llenos de desechos. Otro ejemplo se torna insólito, al menos desde mi perspectiva: ¿qué lectura tiene que personas movilizadas hayan cepillado hasta tanques ubicados en azoteas y en pisos bajos?

Pero las negligencias no se reproducen únicamente viviendas adentro. Este dejar que los mosquitos encuentren un oasis en cuanto lugar se le antoje resulta frecuente, también, en no pocos centros laborales. Si alguien lo objetase, apenas un ejemplo para ilustrarlo: en la entrada principal del cementerio de la ciudad de Sancti Spíritus las aguas turbias y verduscas del depósito son literalmente un remanso para la procreación de cuanta especie de mosquito habita sobre la faz de la tierra.

Cuando en medio de las limitaciones de recursos enfrentadas hoy por Cuba, principalmente de combustible y transporte, usted advierte el sonido de las bazucas y el humo cubriéndolo todo, dando batalla, no resulta nada casual; es porque —como se dice por estos días en Oriente, donde el huracán Melissa dejó poco en pie—: “Esto está guapo”. 

En la actualidad, la estrategia de enfrentamiento al dengue, al chikungunya y a otras arbovirosis incluye acciones intensivas de fumigación en las cuatro áreas de la ciudad capitalina y en las dos urbanas de Trinidad, el reforzamiento de la pesquisa con la participación de los estudiantes de las Ciencias Médicas y de profesionales del sector y la activación de un Grupo provincial temporal de trabajo para asegurar que todo funcione con seriedad y conciencia.

Hace más de cinco años, la covid dictó lecciones fuertes, muy fuertes de lo que pesa la falta de percepción de riesgo en parte de la población. Las arbovirosis que hoy circulan, algunas de larga data, no son tan inofensivas y, mucho menos, están de paso.

En textos periodísticos publicados, Escambray ha informado que, aunque no ha sido notoria la cantidad, algunos espirituanos han desarrollado formas graves del dengue y han estado al borde de la muerte.

No menos preocupante resulta el chikungunya, una enfermedad de presencia más reciente en Cuba, que provoca fiebre súbita, dolor intenso en las articulaciones, erupciones cutáneas, malestar general, y que puede conducir a cuadros graves a personas vulnerables, díganse ancianos, cardiópatas, diabéticos o pacientes con neoplasias.

Precisamente, por las manifestaciones inflamatorias articulares que persisten en muchas personas una vez superada la infección es que el Ministerio de Salud Pública (Minsap) desarrollará en cuatro hospitales de las provincias de Matanzas y La Habana el primer estudio clínico sobre esta dolencia que notificaba 20 062 casos atendidos en Cuba hasta el 4 de noviembre.

El Comité de Innovación para la Salud —según anunciaba la doctora Ileana Morales Suárez, directora de Ciencia e Innovación Tecnológica del Minsap— evaluó la realización de ensayos clínicos con el medicamento Jusvinza, utilizado durante la pandemia de la covid, con buenos resultados en personas convalecientes y crónicos.

Al decir de expertos, la poliartritis residual, causante de dolor e inflamación en las articulaciones, constituye una de las secuelas más nocivas de la enfermedad y puede persistir por meses e, incluso, años después de la fase aguda y, justamente, ante dichas manifestaciones, Jusvinza ha demostrado sus potencialidades.

Enhorabuena para todo el empeño de la ciencia y las acciones de Salud a favor de la lucha antivectorial, que, incuestionablemente, resultaría más efectiva si la primera gran batalla la ganáramos en casa.

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