viernes, mayo 3El Sonido de la Comunidad
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Doña basura cansada de esperar

3 basura

“Pedazo de mi Cuba/ mi Cabaiguán querido/ mi lindo Cabaiguán (…)”. Así percibía Arturo Alonso a su pueblo, antes impecable. Inspirado y con un nudo en la garganta por ausentarse de casa, el prolífico músico decidió regalarle una melodía a la ciudad que lo acogió. Mas estas líneas de la canción contrastan con lo que muchos ven y sienten aunque la devoción por el terruño jamás caduca.

No solo la devastada e insípida avenida Sergio Soto angustia a los cabaiguanenses, tampoco los precios por las nubes ni el agua que se escapa por los salideros del acueducto hasta tapar los cráteres en el pavimento. Los microvertederos componen parte de la trama urbana. Cuidadosos de no tropezarcon un saco que duerme en la esquina hace más de una semana, chocamos con la realidad.

De memoria sabemos que los carros recolectores no circulan por aquí desde hace buen tiempo y la Unidad Presupuestada de Servicios Comunales ignora cuándo rodarán. Retomamos prácticas de antaño. Benditas las tres carretas, dos dispuestas para intentar aliviar a la urbe de impurezas y una tercera destinada a Guayos. Cada una se desborda en los recorridos porque ni son los medios oportunos para evacuar los desperdicios y quienes ejecutan la labor necesitan casi otra tripulación para limpiar las huellas dejadas a su paso. El descuido anda suelto.

Fuentes del sector alegan que hoy la inestabilidad en el ciclo de recogida no obedece al déficit de combustible sino al insuficiente capital humano para asumir la tarea. Mientras, crece la basura en las aceras y en la zona de la Filial cuentan más depósitos que apartamentos.

Actos de indisciplina acontecen a la vista de todos. Carretoneros contratados hacen el día al verter en los supiaderos de la comunidad las inmundicias de medio Cabaiguán. Más carencias engordan el descontento.

Únicamente una pala mecanizada higienizaría con regularidad el entorno pero la existente escucha el cuento al encontrase fuera de servicio y una o dos veces a la semana se despeja el lugar mediante el trabajo manual. Todavía no han llenado la carreta y desde un quinto piso las jabas simulan paracaídas.

De acuerdo con las normas estipuladas en Cuba, a los recolectores les está permitido cargar hasta 30 libras de desechos sólidos. Con razón los planes tarecos no forman parte de su contenido pero al sonar la contadora se echan al hombro los sacos con escombros y las ramas de los árboles y en el bolsillo guardan el “agradecimiento” de los clientes. Aseo público y responsabilidad cívica tiradas por la borda. 

Sólo en el mes de diciembre constan en los registros de la entidad

2 340 metros cúbicos de desechos sólidos acopiados en 130 viajes y 50 200 metros cuadrados de calles barridas en múltiples áreas.

Tantos dígitos impresionan pero en un recorrido por el municipio comprobé que las escobas no resistieron a las impurezas acumuladas, en la plaza La Palmita circulan hojas disecadas del 2019; o de los últimos días del recién concluido año a la fecha, pese a todas las limitaciones expuestas, créanme, le colmamos la paciencia a doña basura cansada de esperar para llegar a su último destino.

Los vectores afilan sus dientes con semejante manjar. La podredumbre y fetidez pone en jaque la situación epidemiológica del territorio con una historia clínica donde constan diagnósticos de dengue, zika y otras enfermedades.

Una planta para el reciclaje de residuos sólidos, derivada de un proyecto de desarrollo local, se pensó para contribuiral procesamiento de varios renglones de materia prima, proporcionar empleo a las  personas y viabilizar la descontaminación ambiental; mas si los desperdicios no se trasladan hasta allí y ni se ejecuta todo el proceso de selección pensado, el esfuerzo resulta en vano.

En el segundo proceso de rendición de cuenta del delegado a sus electores, Comunales repitió entre las entidades con mayores planteamientos registrados. Así sucederá en próximos períodos mientras no sustituyan el parque de equipos, incumplan el cronograma de recogida aún con medios prestados y a los pinceles del pueblo les urjan mejores condiciones para desempeñar su trabajo.

Repaso una y otra vez la canción ilustre de este pueblo concebida por su autor en la distancia. La letra conmueve y me atrevo a tararearun fragmento de la pieza aunque la escuche diferente: “Pedazo de mi Cuba/ mi Cabaiguán querido/ ¿mi lindo Cabaiguán?”

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