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EE.UU. admite la quema de 500 toneladas de comida tras cierre de USAID

La Habana, 17 jul.Casi 500 toneladas de alimentos destinados para combatir la desnutrición infantil serán incineradas por orden del gobierno estadounidense, luego de que quedaran almacenadas y se echaran a perder tras el cierre de la USAID, la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional.

Se trataba de galletas energéticas para niños en situación crítica en Afganistán y Pakistán, pero nunca fueron entregadas. La razón: la comida caducó en julio dentro de un almacén en Dubái. Ahora, el propio gobierno de EEUU pagará por destruirla.

USAID, entre las sombras de la injerencia y la negligencia humanitaria

Aunque la USAID ha sido señalada históricamente por su rol en operaciones encubiertas y estrategias de desestabilización, lo cierto es que su desmantelamiento no vino acompañado de una «transición responsable» en materia humanitaria.

La administración de Donald Trump ordenó su cierre definitivo el 1 de julio, y según reconoció el subsecretario de Estado para la gestión, Michael Rigas, la pérdida de los alimentos fue una «víctima» directa de esa decisión. «Estoy afligido», dijo Rigas ante el Congreso.

Marco Rubio, Musk y los recortes que también queman comida

El desmonte de USAID forma parte de la campaña de recortes drásticos impulsada por el jefe de la diplomacia estadounidense, Marco Rubio, quien eliminó más del 80% de la asistencia exterior. Según él, esa ayuda no respondía a los «intereses fundamentales» del país.

La estrategia, respaldada en su momento por el magnate Elon Musk, incluyó cientos de despidos en el Departamento de Estado y el abandono de programas internacionales que aún contenían componentes de emergencia vitales.

EEUU pagará más por destruir que por alimentar

El medio The Atlantic reveló que las galletas fueron compradas a finales del mandato de Joe Biden por 800.000 dólares. Pero ahora, el gobierno destinará otros 30.000 para incinerar la ayuda que nunca se repartió.

El senador demócrata Tim Kaine denunció que el tema fue advertido en marzo, pero nada se hizo. «Prefirieron mantener el almacén cerrado, dejar que la comida se echara a perder y luego quemarla», lamentó.

No es austeridad, es indiferencia ante el sufrimiento

El propio Rigas, quien dijo que quiere «llegar a la verdad» sobre el caso, no ofreció soluciones ni reparaciones. Solo quedó en evidencia una cadena de decisiones donde la política exterior estadounidense cambia de forma, pero no de fondo: la arrogancia sigue intacta, aunque esta vez ni siquiera disfraza la omisión de ayuda. (Tomado del diario Granma)

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