Francisco María Rives Díaz fue un destacado revolucionario cubano que se destacó por su valor y su apego indiscutible a la causa de su país. A 67 años de su muerte, Cabaiguán lo recuerda como un ejemplar hijo

Por: Daisy Pilar Martín Ciriano
En la Historia de la lucha revolucionaria se ha recogido exhaustivamente la trayectoria de los caídos, pero a pesar de los esfuerzos de los historiadores, a muchos, no se pudo completar los datos o ha faltado su foto en su biografía. Así ocurre con el mártir cabaiguanense Francisco María Rives Díaz.
Más conocido como el Pînerito, Rives desarrolló sus actividades revolucionarias en la zona de Santa Lucía y sus alrededores, lugar donde estaba asentada su familia. Había nacido en Las Cuabas en 1927, y su padre Justo Rives Piñero, procedía de Isla de Pinos, de ahí el sobrenombre de los Pineros.
Se incorporó a la lucha clandestina al Directorio 13 de Marzo junto a su padre y cuatro hermanos. Tras la llegada del Che al Escambray, se une a los hombres de Víctor Bordón Machado, con quien participa en diferentes actividades guerrilleras. La más importante, y la última, fue el intento de tomar la avioneta que aterrizaba en el central Santa Isabel de Fomento y que era la misma que ametrallaba la zona de Pedrero, incluyendo los bohíos. Durante la acción fueron sorprendidos por unos soldados que estaban dentro de unos locales del central. Rives fue herido en una pierna e imposibilitado de caminar. Sus compañeros no pudieron sacarlo, tampoco así, a Ramón Ponciano Romano. Ambos jóvenes fueron torturados y masacrados bajo una descarga de balas que les cegó la vida. Era 19 de noviembre de 1958.
La historia ha recogido esta epopeya, pero del Pinerito nunca se conoció una fotografía, a pesar del apoyo de la familia en su búsqueda, solo una certificación de nacimiento emitida por el Registro Civil de Santa Lucía, documento que avala su existencia, junto a los testimonios de quienes le conocieron y combatieron junto a él.
A 67 años de su muerte, se recuerda en Cabaiguán a Francisco Rives Díaz.
