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El primer reloj público de Cabaiguán no da la hora

Conocemos que el vocablo reloj proviene del latín horologium. Consiste en una máquina dotada de movimiento periódicamente uniforme, que sirve para medir el tiempo o dividir el día en horas, minutos y segundos.

reloj

Por: Daisy Martín Ciriano (Licenciada en Historia)

Hay relojes de todo tipo desde la antigüedad hasta hoy: de sol, agua, arena, cuerda, baterías, digital y eléctricos. La relojería es el arte o más bien, la ciencia de construir relojes. El mecanismo relojero tuvo sus mayores avances por los gremios organizados en Italia, Alemania, Inglaterra y Suiza en los siglos XVI y XVII.

Como Cabaiguán resultó ser un pueblo nacido en este siglo, en muchos hogares, tanto en el campo como en la ciudad, fue muy usado este tipo de medidor de tiempo. Muchas de estas piezas encarnaban en su caja protectora, el nivel económico que poseíasu propietario y el tipo de madera también lo hacía saber.

Pero algo significativo y social ocurrió en 1941 cuando la Asociación de Damas de la Iglesia Presbiteriana  encabezadas por la señora Josefa León de Hernández, comenzaron una campaña Pro-Reloj Público. Esta obra fue prontamente respaldada por Casimiro Hernández, Alcalde Municipal, por el libanés José Chamán Milla, representante de la cámara e Hijo Predilecto del Pueblo y por el Reverendo Ricardo Jorge, pastor de la propia Iglesia.

Participaron además en el empeño otras figuras del poblado, entre ellas Fredesvinda García de Suárez, Celia Aragón, Adela Lan Rebue, los señores Enrique Torres Oliva, Dr. Antonio Marcelo, Dr. Lilio Espinosa, otros representantes por el Gremio de Escogedores de Tabaco y del consistorio de la Iglesia, incluso realizaron emisiones de  bonos con valores de 1, 5, 20 y 40 pesos, para favorecer y estimular  la participación popular.

En 1947 se satisfizo el anhelo popular con la instalación del Reloj Público en lo alto de la torre del templo. Desde entonces se exhibe sus cuatro esferas guiadas hacia cada punto cardinal y ofrece la medida del tiempo a todo el visitante que arribe a Cabaiguán.

Algo casi desconocido para muchos ocurrió durante el año 1979  mientras Jorge Agramonte Sánchez se desempeñaba como Delegado del Poder popular en el área que comprendía la Iglesia. En una ocasión el pastor de la institución se acercó a él y le pidió que gestionara el arreglo del reloj, el cual hacía tiempo que estaba roto.

Después de diferentes gestiones, realizadas por el Delegado hasta con el funcionario del Comité Central que atendía la religión, llegó hasta Cabaiguán la orientación de que la empresa del Poder Local asumiera el arreglo del piso de la torre y arreglara el reloj.

Fue el relojero Pedro Batard quien realizó el arreglo y baste decir que para la ejecución de la obra hubo que construir un gran andamiaje de madera para poder ejecutar el trabajo con toda la seguridad posible.

Hoy nuevamente el reloj está quieto, ha perdido su tictac y ha dejado de informar la hora con sus campanadas.

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