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Fábrica de cemento Siguaney sigue en pie

En medio de problemas tecnológicos y escasez de combustible, la Empresa de Cemento Siguaney ha podido fabricar más de 43 000 toneladas de cemento gris de las 65 000 planificadas para el año

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Las expectativas surgieron cuando, tras su paralización a finales del pasado año, la Empresa de Cemento Siguaney, de Sancti Spíritus, retomó a inicios del 2021 la producción de cemento gris con destino a programas priorizados en el país, y al mismo tiempo satisfacer la venta a la población.

Pero una cosa es con guitarra y otra con violín porque durante el año en curso la industria taguasquense no tenía planificado que los hornos arrancaran porque no había el ladrillo refractario necesario para “cocinar” clínquer gris en el gran tubo de 124 metros de largo.

“Es esa la materia prima imprescindible para fabricar cemento y existen dos vías para obtenerlo: el que hacemos aquí y el que se compra a la fábrica de Cienfuegos, que ha tenido muchos problemas de producción, lo cual ha impedido la entrada de esa materia prima.  Aun así, aunamos ideas, buscamos alternativas hasta que nuestro horno se echó a andar con una solución “revolucionaria” por la cantidad de ideas que tuvimos que sumar y hasta el momento se han logrado hacer cerca de 19 000 toneladas de clínquer sin estar planificado”, asegura Gonzalo Reina Aguilar, director de la industria espirituana.

Y en una especie de odisea se recorrió parte del país, se localizaron y recuperaron ladrillos refractarios, para darle vida a unos hornos de donde hasta el momento han salido, a pulmón limpio, como dicen los trabajadores, más de 43 000 toneladas de cemento gris.

SIGUANEY PRODUCE; EL RESTO DE LAS PLANTAS CUBANAS, MUY POCO

El ingeniero Saúl Rodríguez Pérez, director técnico de la empresa y una institución en materia de cemento en Cuba, está consciente de que a una fábrica con más de 50 años a cuestas no se le puede pedir más, pero eso, diría él, es de dientes para afuera porque si se rompe hay que arreglarla.

“Desde el punto de vista tecnológico y productivo la situación es complicada. Siguaney es una fábrica diseñada y construida en la década del 60. En el 71 comenzó su producción y en aquel entonces era la joyita de la industria cementera cubana, pero ya en los más de 50 años que tiene de existencia ha evolucionado la tecnología del cemento y nos hemos quedado atrás. Hoy no se hacen en el mundo fábricas de procesos húmedos, sino de procesos secos porque energética, económica y técnicamente son más eficientes. Sin embargo, la calidad de sus hierros es muy buena porque, de hecho, es la única a la que le quedan hornos entre las plantas estatales porque laa de Artemisa, Nuevitas y Santiago de Cuba no tienen hornos y se convirtieron en molineras. Existen otras dos de procesos secos: Mariel y Artemisa, que fueron empresas mixtas y tienen una capacidad cada una para un millón de toneladas.

 ¿En qué situación están los hornos para garantizar la producción del próximo año?

“En noviembre arrancó el horno y debe durar unos dos y tres meses, incluido los inicios del próximo año; después se espera que en enero entre al país el ladrillo de importación que debió haber entrado el pasado año. Ahora lo mantenemos en pie, apuntalado, pero en pie. Se le han hecho reparaciones y algunos avances que lo han mantenido, pero la vida de una zona básica de ladrillo no es más de un año. Cuando entró en el 19 duró más de dos años, pero ya se acabó. Anualmente el elemento refractario básico debe reponerse y eso son alrededor de 300 000 euros.

A tono con la situación de los hornos, ¿no estaba prevista una gran inversión para Siguaney?

“En estos momentos están haciendo una fábrica nueva en Santiago de Cuba en un proceso inversionista y una modernización de la de Nuevitas que se iba a extender a Siguaney, lo que pasa es que no existe capacidad financiera para asumir una tercera fábrica y se priorizó el oriente del país que es donde más demanda y menor oferta había, incluso se habla de una nueva industria en Gibara. La política del país es hacer una fábrica nueva en Santiago de Cuba, además de modernizar Nuevitas, Siguaney y Artemisa, pero de forma escalonada.

 PRODUCCIÓN DE CEMENTO BIEN LEJOS DE LAS TIENDAS DE COMERCIO

“El cemento gris que se ha logrado hacer se destinó, principalmente, a los programas estatales, la producción local de materiales y de la Vivienda, y en menor medida al Mincin en cifras muy por debajo de lo que necesita la población. Hemos recibido la indicación de vender mucho cemento en MLC y, aunque parece contradictorio, es un negocio bueno para el país. Antes ese insumo se exportaba y se vendía la tonelada a algo más de 50 dólares la tonelada, ¿y dónde se construía? Fuera de las fronteras cubanas. El país decidió no exportar y ahora se venden en esas tiendas unas 3 000 toneladas, pero es lo que le hace falta al país, que sí gana porque lo que se construye se queda en Cuba”, aclara Gonzalo.

Reina Aguilar, quien insiste en el hecho de lo difícil que ha resultado un año en medio de la pandemia, la situación económica y financiera en la isla y el significativo desabastecimiento de insumos para dar mantenimientos a la industria, como electrodos, lubricantes y rodamientos, que dan lugar a largas paradas.

Para Saúl, a esas causas se suman de manera objetiva también el recrudecimiento del bloqueo y de las presiones ejercidas por el gobierno estadounidense a los suministradores y el aumento de las medidas para asfixiar al pueblo cubano.

“Siguaney tributa cemento gris fundamentalmente a Ciego y a Sancti Spíritus, el blanco es para todo el país, y muchas veces el déficit en las tiendas es porque ha habido muy poca producción de cemento, tanto es así que el país no va a llegar ni al millón de toneladas. Además, hubo unos meses en que Siguaney era la única que producía y hubo que enviar cemento a objetivos fundamentales porque Cienfuegos, que es la locomotora del cemento en Cuba, ha fabricado muy poco, sobre todo por problemas con el combustible que es importado. Actualmente la producción, de manera general, está deprimida ya que el país produce normalmente hasta un 1 500 000 toneladas y este año entre todas las plantas no se debe llegar al millón”.

Muy lejos de las 600 000 toneladas de cemento para la que fue diseñada, cifra que produjo más de una vez, la Empresa de Cemento Siguaney, aunque apuntalada, busca sobrevivir a un entorno hostil y ese optimismo ha llevado a sus trabajadores a completar casi las 10 000 toneladas de cemento blanco comprometidas y por primera vez llegarle al plan del demandado producto, al tiempo que buscan alternativas, a partir de los desechos del fuel oil y la quema de neumáticos, para ahorrar los portadores energéticos que acaparan el 60 por ciento del costo del cemento y por ese concepto se han sustituido unas 400 toneladas de petróleo, un ahorro de más de 2 millones de pesos que se revierte en mejoras para la industria.

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