La Apicultura espirituana reporta la menor producción de miel para un inicio de año de la última década, reflejo, entre otras causas, de cambios en los flujos nectarios y en los calendarios de las floraciones fundamentales

Los cambios en los flujos nectarios y en los calendarios de las floraciones fundamentales aparecen entre las causas principales de la depresión productiva que muestra la miel en los primeros meses del 2025, al punto que las 87 toneladas acopiadas en Sancti Spíritus hasta marzo equivalen al 72 por ciento de lo planificado para esa etapa (118 toneladas) y representan la menor producción para un inicio de año en la última década.
Amaury Santander Hernández, director de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Apícola Sancti Spíritus, reconoció a Escambray el desfavorable acopio de la producción de miel en el primer trimestre, comportamiento entrelazado, en cierta medida, con el déficit de lluvias en los tradicionales ecosistemas donde están emplazados los apiarios. “La abeja es un reflejo de lo que sucede en los ecosistemas, el nivel de producción está en correspondencia con los procesos meteorológicos”, destacó.
Más allá del aguijón que le clava la sequía continuada a las floraciones con el consiguiente acortamiento del flujo de néctar, en el marcado descenso del rubro incide también el bajo ritmo en la elaboración de los elementos de la colmena. “La falta de electricidad no nos permite avanzar en esta actividad, teniendo incluso el equipamiento y la madera, esto afecta la reposición del parque, el crecimiento de las dotaciones e impacta directamente en la producción de miel”, señaló Santander Hernández.
No obstante un inicio de año en franca depresión productiva, el mes de abril pintó mejor para la Apicultura espirituana con reales posibilidades de acopiar las cerca de 30 toneladas inscriptas en el plan del mes, resultado donde empieza a incidir el tradicional proceso de traslado (trashumancia) de las colmenas para aprovechar el potencial de néctar del mangle, destacó la propia fuente.
A favor del rubro exportable —dijo— tenemos que la actividad tiene por delante los dos picos productivos de la miel: de abril a agosto cuando se mueven las colmenas hacia ambas costas, principalmente la sur, con un estimado productivo que ronda las 280 toneladas, y el trimestre final del año, periodo históricamente más favorable para la producción por la mejor manifestación de las floraciones y el potencial melífero en esa época.
De acuerdo con Santander Hernández, habitualmente la provincia desplaza alrededor de 6 500 colmenas, el proceso más costoso en el que incurre el apicultor porque implica traslados, como promedio, a más de 50 kilómetros del emplazamiento fijo de los apiarios, lo que demanda combustible y la posterior atención a las colmenas.
“Este año planificamos mover 3 600 colmenas, la mitad del parque que habitualmente se movía, un proceso casi concluido y concentrado principalmente en la costa sur, pues hacia el litoral de Yaguajay solo llevamos 604 colmenas; allí persiste el impacto del huracán Irma en el manglar y las floraciones de una zona que anteriormente aportaba más miel que la costa sur”, añadió.
La Apicultura tiene unas 14 000 colmenas, dotación inferior a otros tiempos, pero tenemos una mejor composición del parque, subrayó el director de la UEB Apícola espirituana. “Trabajamos el crecimiento vertical, que es muy importante, da la posibilidad de aprovechar mejor el potencial melífero de la provincia, permite tener más individuos dentro de la colmena, aumentar el nivel productivo y el rendimiento”, expresó.
Pese al atraso productivo, los resultados de la trashumancia y las potencialidades de los meses finales pueden dar posibilidades a la provincia de acopiar las 700 toneladas de miel previstas para el año, señaló.
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