miércoles, octubre 15El Sonido de la Comunidad

La intercepción de dos calles cabaiguanenses en peligro de desaparecer (+Fotos)

Las calles de Cabaiguán conviven con regularidad con sacos de basuras que afean el entorno y pueden ocasionar enfermedades en la población.

calle
La acumulación de basuras y desechos sólidos pueden provocar enfermedades debido a la deteriorada higiene comunal.

Por: Hugo Crespo Crespo

Cabaiguán a través de su historia, ha tenido varios temas que presentan al territorio en una probada y singular popularidad en Cuba. Tierra del buen tabaco, de mujeres bonitas, de elegantes moradas, la fertilidad de sus suelos, el único paseo que atraviesa la carretera central, sitio donde se unen las tres vías de comunicación del país y su ámbito artístico en cuanto a música, artes plásticas y literatura, dieron origen a la conocida frase de ¨Un pueblo con suerte¨, derivada de una obra de un joven escritor.

Lo que sí no ha tenido mucha suerte en este querido terruño, ha sido la limpieza de sus áreas y calles, cada vez más deterioradas, repletas de salideros, baches que constituyen lagos en tiempos de primavera y microvertederos de desechos sólidos que ya de micro no tienen ni el vocablo.

La situación de detrimento que presenta el sector de servicios comunales, en cuanto a medios de transporte, combustible y fuerza laboral, es palpable, todo ello derivado del panorama económico y energético que conocemos, el cual golpea a la nación desde San Antonio a Maisí y que otros lugares como la propia La Habana, no está exento de él, aspecto que ha sido llevado a los medios de comunicación en días recientes y que ha involucrado a autoridades del país.

En Cabaiguán, ciudad de tercer orden en demografía, se han tomado alternativas para apalear la situación de la higiene comunal al conceder a un actor no estatal una parte de la limpieza del pueblo, la cual ha mejorado, sin llegar a planos estelares y la entidad de comunales otras de las áreas de la ciudad en la que ya no hay asignaturas pendientes, sino desaprobadas. 

No obstante hay que decir que se han logrado revertir algunas dificultades y resolver otras cuestiones, como el estado de algunos microparques, calles y la zona de la plaza, donde ya de nuevo en otra esquina comienza a florecer la antítesis de un jardín.

Las tripulaciones encargadas de la recogida de desechos sólidos se le ve por varias arterias y espacios públicos y en verdad se limpia y recogen los desperdicios, por lo que esta entidad no incide solo en el problema, la otra parte la tiene la población, las indisciplinas sociales, y el control por parte de organismos competentes.

¿Pero dónde vamos a depositar la basura, no la vamos a comer? Esta es una pregunta recurrente de la población que de forma desmedida vierte de todo en espacios públicos y otras áreas hasta llegar a exuberantes promontorios de desechos que ya se han convertido en un vertedero municipal.

Aquí entonces llega la contradicción, quienes lo hacen, son los primeros que critican, quienes deben recogerlos lo hacen, pero no de forma sistemática y los que deben velar por mantener el orden y la disciplina no se les ve accionar. Por otra parte las audiencias sanitarias y reuniones de barrios, son letra muerta. En síntesis la comunicación no fluye.

¿Y no es preocupante la dimensión que toman estos sitios como el caso de la intercepción de las calles Manuel Brito y Horacio González?, por solo citar un ejemplo. Claro que es preocupante, primero por la salud de los propios moradores del lugar cercano y por otra, la afectación al entorno y al medio ambiente, cuando todo allí arde en ocasiones como Roma.

Estamos hoy en un momento crucial de la situación epidemiológica del país, la provincia y el municipio. El dengue, el chikungunya y zika, está por doquier, junto a otras dolencias, y junto a ellas las causas que inciden, una el mosquito Aedes Aegypti, enemigo a quien seguimos dándole albergue y otra la insalubridad que nos rodea.

Dice la voz populi que lo único limpio que es feo, es el bolsillo, pero más feo, aunque las latas brillen con la luna como dice la trovadora Teresita Fernández, es que por esta situación nuestras familias sufran momentos de tensión, cuando uno de nuestra prole, sienta los efectos de estas enfermedades, algunas convertidas en mortales por su intensidad.

Pensemos pues, en nuestros niños, jóvenes y ancianos, pensemos en cada uno de los que habitamos este pueblo, pensemos en colectivo y no individual, limpiemos la casa, pero también hagamos algo por nuestros exteriores y si no eres capaz de cumplir y hacerlo, no seas impulso para hacer crecer el mal.

Cada cual aporte en positivo lo que esté a su alcance, se ha demostrado en sitios de Cabaiguán que algunos vecinos han puesto en jaque esta indolencia y donde había un vertedero, ahora existe un verdadero jardín.

Los que tienen que recoger que lo hagan buscando las alternativas pertinentes, que perfeccionen sus mecanismos como empresa y sus ciclos, para que sean sistemáticos por cada zona, que los que tienen el poder de controlar que hagan prevalecer las leyes y decretos que existen al respecto y los arquitectos de estas fatales montañas de desechos, que cumplan lo establecido en las regulaciones, que no se la coman, pero que tampoco la depositen donde les plazca. Esperemos pues que las intercepciones de las calles Manuel Brito y Horacio González, sigan dando paso a los transeúntes y a la vida de todos.

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