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La librería del otrora edificio Islas Canarias: 36 años de una gran pérdida

Hace hoy 36 años que fueran recogidas quemadas las colecciones de libros y discos producto a un incendio que ocasionó la pérdida de todo el capital literario en la otrora librería ubicada en el edificio Islas Canarias

Por: Daisy Pilar Martín Ciriano

El viejo y bien conservado edificio de la otrora Islas Canarias, se vistió de literatura y conocimiento con la inauguración de una librería en 1982. Contenida entre las diez instituciones fundamentales del municipio prestó gran servicio a la educación, jóvenes y adultos dentro de sus salas, repletas de valiosos textos, estaban dispuestos los diferentes volúmenes, incluso los discos.

Una de sus Ferias más diversas fue la de 1986 cuando la provincia trabajaba por la ansiada celebración del 26 de Julio. Sus libreras fueron muestra de laboriosidad e iniciativas, entre ellas la testimoniante Élsida Peguero.

En el año 1987 la EGREM presentó el disco La novia de siempre, del cantautor Arturo Alonso Díaz. Los cabaiguanenses henchidos de alegría esperaban la llegada de los ejemplares al territorio y precisamente no fue hasta 1989 que se colmó este anhelo.

En una de las salas más espaciosas de la librería fueron colocados cientos de ejemplares, hasta que se produjera su presentación. Pero quiso la casualidad o una actuación mal intencionada que en la noche del 16 de agosto de 1989, los cabaiguanenses se despertaran por la iluminación de las llamaradas y que perdiera todo el capital literario que en el edificio se acumulada. El LD 4388, con 12 obras magistrales compuestas por Arturo Alonso e interpretada por grandes orquestas y solistas, crujió bajo las llamas. Quedando tan solo algunos ejemplares que con anterioridad el trovador había obsequiado a las instituciones y específicamente a Mario García Reyes, secretario del sindicato de Torcedores, donde Arturo fue tabaquero.

Hoy esta reliquia resulta casi imposible de escuche en su soporte, pero aún su música, recogida en las memorias musicales de la Emisora local, alegra las mañanas y noches de los oyentes, sobre todo los de la tercera edad que rememoran sus buenos tiempos.

Hoy a 36 años del suceso, y a pesar de no tener una librería suntuosa, muchos y muchos cabaiguanenses han aportado sus obras a la literatura, nacional e internacional. Sus ejemplares se esparcen por otros anaqueles y sus obras acompañan el saber y la recreación.

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