martes, abril 23El Sonido de la Comunidad

La Llorona, se inicia la casería

3 Llorona
Pie de foto: Monumento a los mártires de la Llorona en Cabaiguán

Por: Daisy Martín Ciriano

Por estos días, en Cabaiguán se recuerdan los aciagos días de agosto de 1957. La tiranía batistiana, ávida de sangre y llena de impotencia ante el empuje del Movimiento 26 de Julio y del pueblo en general, arremetió contra un grupo de jóvenes sublevados desde la zona de Neiva, que alcanzaron el valle de La Llorona. El primero en caer fue el práctico Dionisio Rodríguez Mederos, fue asesinado en la misma entrada del valle. Allí se levanta un señalamiento histórico.

Este joven residía en la zona de Santa Lucía y en funciones de billetero conocía toda la comarca. Afiliado al Movimiento, no dudó en guiar al grupo de 14 jóvenes, en su mayoría campesinos, hasta el macizo montañoso.

Dionisio era analfabeto, nunca asistió a la escuela y firmaba con mucha dificultad. Realizó diferentes trabajos agrícolas en la zona, hasta llegar a desempeñarse como cobijador. En 1952 conoció a través de José Ruíz Lumpuy del golpe de estado de Fulgencio Batista. Desde hacía tiempo estaba interesado en conocer de la situación del país y le hacía preguntas de la situación al propio Joseito y a  José María Hernández, Chema. Con ellos y con Eumelia Rodríguez Campos es que ingresó, primero, en el Partido Ortodoxo y posteriormente en las filas del Movimiento 26 de Julio.

Cuando el grupo rebelde, procedente de Neiva, contactó con Joseito Ruíz en Santa Lucía, buscando un práctico que les introdujera hasta el lomerío, el jefe de la Célula, envió  a uno de s hombres para que contactaran con Dionisio. El día seis de agosto se encontró con los alzados en el Monte Colunga. Poco duró el recorrido, a pesar de realizarlo entre el monte y las lianas por derriscos y escoyos. En la noche izaron la bandera y se constituyeron como grupo guerrillero. No sospecharon siquiera los jóvenes que los rondaba la traición con vestido de muerte. Dionisio fue el primero en ser asesinado, a la misma entrada del valle.

Tenía al morir con 32 años de edad, hoy a 63 años de su asesinato, su ejemplo se recuerda en Cabaiguán.

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