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La minindustria de los paneles Romero

Dedicada a la minindustria de producción de materiales de la construcción, esta fábrica yaguajayense incorpora la elaboración de elementos que constituyen referencia para el país por el ahorro de recursos y agilidad en el tiempo de ejecución de una vivienda

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Cuentan los oriundos de la zona que la actual minindustria de materiales de la construcción, adscrita a la Unidad Administrativa de Producciones Varias (Emprova), de Yaguajay, no se parece a lo que fue en sus primeros años. Gracias al impulso creador de su artífice, Yohan Romero Pérez, este sitio ha crecido y hoy se erige como una eficiente fábrica de elementos para la edificación de viviendas, un lugar donde germina la innovación.

Basta con recorrer los alrededores de este recinto, ubicado en el Consejo Popular Simón Bolívar, para apreciar instrumentos y maquinarias de trabajo salidas, en su mayoría, del ingenio de este hombre de 45 años de edad y un conocedor avezado de las edificaciones.

Ese saber empírico, adquirido desde la primera vez que “cacharreó” un objeto, lo ha dotado de una mente inquieta que no entiende de desuso. Por ese instinto innato de ver utilidad en casi todo lo que le rodea, Yohan logra que sus artefactos caminen para no detener la producción de materiales de la construcción en Yaguajay.

Lo saben de sobra los nueve trabajadores que lo acompañan en la minindustria, quienes amanecen todos los días detrás de las máquinas de mosaicos, de bloques, o de los moldes de los paneles, estos últimos, una inventiva de Romero Pérez que ha atrapado la atención de los espirituanos y hasta de los que residen más allá de las fronteras de

EMPEÑOS QUE VALEN ORO

Desde que Yaguajay, como el resto del país, incluyó la producción local de materiales de la construcción, Yohan encontró otros horizontes. Del taller de herrería en el que confeccionó rejas para la Emprova, decidió probar suerte en un mundo que, hasta ese instante, le resultaba ajeno.

“Cuando nos incorporamos a este programa no teníamos nada. Por tanto, tuve que hacer todas las máquinas artesanales, la de hacer bloques y hasta la mezcladora de áridos, para no tener que ligar los materiales con guataca y de esta forma facilitar el trabajo de las personas”, cuenta Romero Pérez.

Cual suerte de profecía, Yohan tuvo que probar a golpe de empeño que era posible elaborar los componentes de una vivienda en el terruño. Lo demostró en el 2017 cuando los caprichos de la naturaleza hicieron que el huracán Irma atravesara de una punta a otra la geografía yaguajayense y devastara buena parte de su fondo habitacional.

“Con el tiempo agrandamos la instalación, las naves y la producción de bloques. En aquel momento logramos hacer hasta 1 000 bloques diarios. Luego, vino una donación del Programa de Naciones Unidas (PNUD), con la cual recibimos una máquina de hacer mosaicos y un molino de piedra.

“También perfeccioné una máquina estacionaria de bloques y la convertí en una ponedora; y modificamos el molino de piedra para moler el hormigón…”, refiere.

Mientras maduró en el quehacer de la minindustria, puso a disposición de los habitantes la producción de viguetas y tabletas, tanques de hormigón para agua, mosaicos, bloques y ladrillos, hasta concebir la actual elaboración de paneles.

PANELES ROMERO

El ajetreo de la minindustria es admirable. La meta es cumplir los compromisos productivos. Por eso, los trabajadores no pierden el tiempo. Tampoco se detienen a mirar las horas que pasan haciendo losas, bloques, o los mismos paneles, esa alternativa constructiva que multiplica la agilidad en la edificación de una vivienda y disminuye el empleo de materiales.

Bien lo sabe Adrián Carmenate Herrera, quien se especializa en esta modalidad. “Todos los días hago 40 paneles. Hacerlos lleva trabajo, pero con la práctica se vuelve fácil. Me gusta fabricarlos y me esfuerzo por que queden casi perfectos”, confiesa este joven que ha crecido detrás de los moldes de los Paneles Romero. 

Con esta constancia y la estabilidad de los materiales, en la minindustria son capaces de crear 800 paneles por mes, lo cual equivaldría a la construcción de cuatro viviendas en igual período de tiempo. Y es que los Paneles Romero revisten hasta un 40 por ciento de ahorro de recursos, y son validados por pruebas de laboratorio que certifican su funcionalidad para edificar biplantas.

“Una vez que esté hecha la cimentación de la casa, un día se replantea la primera hilera y, al otro, se puede llevar perfectamente a la altura de arquitrabe. Los módulos de paneles permiten que las viviendas queden con un acabado de imitaciones de ladrillos en el exterior, y posibilitan que no haya que tocarlos de nuevo.

“No llevan juntas. Se montan por propios encajes, y no hay que usar mezclas. Tienen 16 agujeros por dentro, los cuales facilitan que las instalaciones eléctricas se comuniquen y, al mismo tiempo, que las casas sean poco acústicas y térmicas, pues no transmiten el calor hacia el interior.

“Las partes interiores vienen con el fino dado, solo hay que montarlas. No son como las paredes tradicionales que hay que ponerles bloques, darles retoque, salpicado, repello, fino… Aquí no hay gastos de materiales. Los paneles ya tienen un valor agregado”, asegura Yohan, quien pensó en todo al fabricarlos.

Mas, la minindustria también sortea las limitaciones de recursos. A pesar de la asignación de materiales que reciben por la Emprova, viven jornadas de lógicas estrecheces. “Hay días arriba, días abajo. Cuando disponemos de materiales, trabajamos en eso y, cuando no, en las viviendas. Así equilibramos la producción”, agrega el innovador.

De este afán desmedido por no interrumpir su ritmo productivo, da fe Raquel Pérez López, directora de la Emprova yaguajayense, quien le regala la buena noticia de que para este año tienen garantizada parte de la materia prima. “Tenemos asignadas alrededor de 150 toneladas de cemento para trabajar todo el 2023”, apuntó la funcionaria.

ABONAR LOS SUEÑOS

Sin proponérselo, Yohan Romero Pérez ha llegado lejos. Sobre sus hombros descansan no pocos reconocimientos, entre ellos el Premio Nacional al Mayor Impacto Económico y Social, otorgado por la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores (ANIR).

Y es que este hombre, de verbo humilde y de un ingenio poco común, crea con la visión de aportar al desarrollo de su territorio.

“Hay que tratar de aumentar las producciones. De esta forma las personas podrán tener una casa confortable, duradera…, porque cada día el cambio climático está peor. Estamos llamados a construir viviendas resistentes para los fenómenos que se vienen dando”, destaca.

No por gusto la creación de los Paneles Romero ha convertido esta minindustria en referencia para el país. Tanto es así que hasta este sitio han llegado varios visitantes en busca de multiplicar la experiencia.

Prueba de ello lo constituye el taller de capacitación que acogió la fábrica para socializar la elaboración de los paneles con empresas interesadas en este renglón. “Nosotros nos posicionaremos como productores de materiales, y venderíamos un paquete con módulos de la vivienda a la altura de arquitrabe”, cuenta Yohan con el regocijo de tener entre sus manos otra buena nueva.

“Creo que en el municipio de Yaguajay hay que contar con la Emprova cuando se habla de producción de materiales de la construcción para el desarrollo local. Los trabajadores tienen mucho sentido de pertenencia y eso nos hace más capaces”, concluye la directora de la unidad administrativa.

Sin dudas, la minindustria yaguajayense tiene mucho camino por delante. Como guía tiene a un hombre que no abandona los sueños y una empresa que cobija todos sus derroteros.

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