jueves, marzo 28El Sonido de la Comunidad
Shadow

Lily, una grandiosa e intensa vida que se marchó en silencio

Adalys López Valero (Lily), directora de le Empresa Universal de Cabaiguán también fue víctima de La COVID-19

Lily
Lily junto a su esposo e hijo

Por: Lillipsy Bello Cancio

Hay noticias que te dejan sin sueño, que te arrancan el sosiego y te desgarran el alma… no importa si es de día o de noche, si la esperabas o no… porque aun cuando cada parte advierte que será prácticamente imposible una mejoría y los médicos se empeñen en prepararte para lo peor, siempre conservas la esperanza (que nunca pierdes) de que un milagro se haga y su fuerza y el empeño de profesionales y el cariño de los que estamos del lado de acá, la proteja, la saque… la salve.

Pudieran ser muchas las cosas, Lily, que pusiéramos decirte ahora mismo quienes te conocimos: ¡fue tan grandiosa, tan intensa y tan corta tu paso por nuestras vidas que pensar en la posibilidad de que te olvidaremos deviene la más insulsa de las blasfemias!

Y es que, más allá de tu formación, de tus innegables resultados profesionales al frente de un colectivo que te sufre desde el minuto mismo en que se te confirmó la presencia del SARS COV- 2 en tu cuerpo, más allá de los reconocimientos que te convirtieron en uno de los cuadros más destacados de Cabaiguán, conocerte fue confirmar que dulzura y rectitud, compromiso y justicia, exigencia y simpatía no tiene por qué reñirse si la inteligencia las conduce.

Hoy, Lily, tu familia, tus amigos, ese hijo tuyo que tal pareciera no encontrará el consuelo, sus amigos y los que tuvimos la oportunidad de asomarnos a tu vida, no podemos menos que preguntarnos una y otra vez: ¿cómo es posible que tú, tan fuerte, tan líder, tan luchadora, te nos hayas ido así tan rápido, sin avisarnos, sin preguntarnos… sin prepararnos?

¿Será acaso que esa humildad que te caracterizó siempre también te conminó a marcharte en silencio? ¿por qué creíste que sería eso posible? ¿o es que, desde esa empedernida costumbre que tenías de ser siempre la primera en todo, también decidiste darnos una lección, la más cruel de todas, de lo que puede significar esta maldita COVID? ¿por qué, Lily?

No te preocupes, amiga, ya sé que no contestarás: esquiva como eras a las entrevistas estoy segura que ahora mismo estarás pensando que pasaría desapercibida tu muerte, así como lo hiciste cuando fuiste delegada al Sexto Congreso del Partido por aquí, por Cabaiguán; o cuando te responsabilizaste con la zona en cuarentena hace poco más de un año, o cada vez que una visita o un resultado me llevaban a la puerta de tu oficina, siempre abierta, siempre amable, siempre muy “tú”.

¡Caramba, guajira, si hasta poco tiempo nos diste para devolverte tanto cariño! ¡Cómo es posible que te hayas atrevido a dejarnos así, sin la posibilidad al menos de agradecerte el compromiso! ¡Es que hasta mentira nos parece tanta inclemencia de esta maldita enfermedad que se ha empeñado con tantos, tan buenos, tan útiles,  tan queridos!

¿Cómo despedir esta crónica?, me estoy preguntando desde la primera letra que puse en el monitor de esta computadora… y no encuentro ni la fuerza ni el deseo ni las palabras exactas para decirte “Adiós”… y en un último acto de negación irreconciliable me aferro a aquello que una vez el Apóstol nos ilustró… eso de que la muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida…   

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