El presidente Luiz Inácio Lula da Silva afirmó hoy estar convencido de que próximamente habrá un acuerdo definitivo entre Estados Unidos y Brasil sobre aranceles, tras una reunión con su homólogo Donald Trump en Malasia.

Para Lula, la conversación con Trump de 50 minutos dejó claro que ambos gobiernos están dispuestos a cerrar un entendimiento comercial en cuestión de días y resolver el espinoso tema de aranceles impuestos por Washington a productos nacionales.
«Si depende de Trump y de mí, habrá un acuerdo», expresó el brasileño, quien destacó que su equipo económico y diplomático ya está involucrado en las conversaciones.
Los ministros Fernando Haddad, de Economía, y Mauro Vieira, de Relaciones Exteriores, así como el vicepresidente Geraldo Alckmin participarán directamente en las negociaciones.
El líder progresista indicó que el republicano se comprometió a alcanzar un pacto de calidad con Brasil y que el diálogo fue franco y respetuoso.
«Me esforcé en que él comprendiera quién soy, de dónde vengo y qué pienso. Solo cuando nos conocemos podemos respetarnos o no», refirió.
Lula evitó hablar de plazos, pero aseguró que el desenlace será rápido. «Trump no hizo promesas, pero me aseguró que llegaremos a un acuerdo. Creo que ocurrirá más pronto de lo que muchos creen», añadió.
En tono desafiante, el gobernante señaló que Brasil actuará con independencia en su política exterior. «A nadie le gustan los aduladores ni los vasallos. Tenemos que ser nosotros mismos», aseveró. «Esa franqueza ayudó a crear una química positiva entre el presidente Trump y yo. Espero que rinda frutos para nuestros pueblos», apuntó.
La plática también sirvió para abordar temas sensibles.
Al respecto, Lula comentó que entregó a Trump un documento con los principales puntos que Brasil pretende discutir, entre ellos la aplicación de la Ley Magnitsky al juez Alexandre de Moraes, de la Corte Suprema, y la creciente tensión entre Washington y Caracas.
Tal norma estadounidense permite sancionar a personas extranjeras implicadas en corrupción grave o violaciones de derechos humanos.
Insistió en que su gobierno no tiene preferencias por ningún país, pero defendió mantener buenas relaciones tanto con Estados Unidos como con China.
La potencia asiática «es nuestro principal socio comercial y queremos una relación excelente con ambos», subrayó.
Respecto a Venezuela, Lula aseguró que Brasil está dispuesto a facilitar una mesa de diálogo entre los gobiernos de Trump y Nicolás Maduro. «Nuestra guerra no es entre países, sino contra la pobreza y el hambre”, dijo. «Lo erróneo es creer que todo se resuelve a tiros», razonó.
Finalmente, el fundador del gobernante Partido de los Trabajadores reiteró el compromiso brasileño con la paz regional. «Queremos que Sudamérica siga siendo una zona de paz», puntualizó.
Fuente: Prensa Latina
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