lunes, octubre 7El Sonido de la Comunidad

Maestro

Por: Aramis Fernández Valderas

Rodríguez, Pérez, Fernández, existen muchos apellidos, pero hay personas cuya labor hacen que los pierdan, su profesión sustituye el apelativo y ese es el de Maestro.

Pepe el Maestro, Amable la Maestra, Pedro Aurelio el Maestro, sería imposible nombrarlos a todos, pero si quienes han cambiado su apellido por el de Maestro sienten plena satisfacción del alma, ellos solo no, también los alumnos, esos de primaria, secundaria, preuniversitario o de la universidad.

La palabra maestro encierra tanto significado como los vocablos  amor, o familia. Son apenas seis letras que hacen galopar el corazón, reunir los recuerdos y apuntar la obligación.

No todos pueden llevar de apellido esa expresión, aun siendo maestros, el calificativo solo se le da a los grandes, a los espejos donde queremos mirarnos otros con la misma práctica, pero es lindo que te llamen maestro, que recuerden al maestro, que el maestro sea punto de referencia.

En Cabaiguán hay miles de hombres y mujeres dedicados a la noble tarea de educar, este 22 de diciembre será su día, pero también el tuyo, el de aquel, el mío, el de todos. Si cada hijo tiene una madre y un padre, cada alumno tiene a su maestro, cultivador del conocimiento y el alma, el fundador de los saberes y el ejemplo.

En mi mente se reflejan Elsa García Alejo, la doctora guayense en pedagogía, Mirtha Estupiñán, el profe Gregorio,  el maestro Pino, Victoria Martinó, los de la antigua escuela presbiteriana, los nuevos de Conrado Benítez o el preuniversitario Beremundo Paz.

Los maestros son hechos  de regaños y afectos, forjados en disciplina, honradez y honor, estos son los grandes, ellos nunca se olvidan. Es precioso que nunca te olviden frente al aula, imponiendo autoridad, enseñando con delicadeza, enderezando actitudes.

Así son los hombres y mujeres que en esta jornada del educador  reciben las felicitaciones de sus niños, jóvenes y adultos, así son las personas que  engrandecen la historia y la cultura de las masas, los que también se equivocan, pero saben rectificar, los que presionan y quieren los que son el evangelio puro.

Compartir:
Salir de la versión móvil