martes, abril 23El Sonido de la Comunidad
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Ni a Cachita ni a sus colores nos lo roba NADIE

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Por: Lillipsy Bello Cancio

Una nueva provocación se fragua desde las entrañas de una contrarrevolución mal parida, que intenta arrebatarnos otro de esos símbolos que hasta los más ateos nacidos en esta isla bella reverencian, honran, le piden y hasta le tributan honores… una de las más sagradas deidades cubanas, cubanísima, magnífica, autóctona ahora en el centro de la manipulación más vulgar e irrespetuosa: Nuestra Virgen de la Caridad del Cobre y sus girasoles.

Resulta que un llamado de supuestos promotores de una dudosa “Revolución de los Girasoles”, radicados en el exterior e involucrando a los grupúsculos contrarrevolucionarios dentro de Cuba (UNPACU y Cuba Decide), incitan a los cubanos de dentro y fuera de la Isla a sumarse a “diversas acciones de carácter no-violento”  durante el mes de septiembre en curso, cuando precisamente se celebra la festividad de nuestra Patrona…

Dicen ellos que pretenden sumar hijos de esta tierra a una lucha  contra nuestra constitucionalidad, violar las restricciones impuestas para evitar la propagación de la Covid19,  programadas todas a realizarse este 8 de septiembre en horarios de la mañana y la tarde noche fundamentalmente, pero por si fuera poco, lo más burdo de todo es el juego insolente con nuestros símbolos más genuinos.

Colocar frente a las casas un girasol o un lazo de color amarillo, salir a las calles y otros lugares públicos con dichos girasoles, o vistiendo el color que le pertenece, así como colocarse lazos del mismo tono en brazos o muñecas; y difundir en las calles y en las redes sociales la convocatoria, a través de videos y fotos de las actividades que realicen con ciertas etiquetas, clasifican entre las acciones promovidas… ¿no es acaso esta nueva provocación de las más insulsas, de las más sediciosas, de las más descaradas?

No concibo a un nacido en esta tierra, sea cual fuese su filiación política, que cada 8 de septiembre no se vista de amarillo, no le dedique girasoles, no le encienda velas a la que incluso es también conocida como Virgen Mambisa o Santa María la Virgen, y es que la devoción de los cubanos a la Virgen de la Caridad aparece en nuestra historia patria antes de que podamos usar aún el término “cubano”.    

Que si colocarán propaganda contrarrevolucionaria en forma de carteles y grafitis en muros y paredes de propiedades estatales, y autos oficiales; que si anuncian la distribución de  octavillas con incitación a la desobediencia social en las colas en que nuestros ciudadanos compran sus artículos de primera necesidad, en franca violación del distanciamiento social exigido; que si intentarán provocaciones frente a embajadas cubanas en el exterior… cacareos que otra vez, se darán de bruces contra la dignidad de fieles y ateos, militantes y no, jóvenes y viejos, heterodoxos y devotos.

Porque la Virgen de la Caridad del Cobre de Cuba, esa misma a la que encomendaron los mambises desde que comenzaron las luchas por la independencia, la diosa del amor y del dinero, dueña de las aguas dulces, la que deviene ostentación del nacionalismo cubano, esa no nos la roba nadie: ni provocadores apátridas, ni enemigos tradicionales, ni miopes disidentes.     

Este 8 de septiembre, aunque extrañaremos su peregrinar por nuestras calles, otra vez la reverenciaremos, le pediremos, le rendiremos tributo desde todos los amarillos y blancos, con sus tradicionales cinco girasoles, igual número de dulces, un par de velas, entre mieles y canelas  y denunciaremos todas las provocaciones, aquellas y las que utilizan a nuestra sagrada Cachita para alterar nuestra disciplina social en el marco del enfrentamiento a semejante pandemia. ¡esto porque a Cuba se respeta!

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