La Torre de Yero está ubicada a 7,5 kilómetros al Sur del poblado de Cabaiguán y muy cercana a Guayos. Se encuentra a 160 metros del antiguo Camino de Santa Cruz

Por: Hugo Crespo Crespo
El 16 de junio de 1911 murió Nicolás Yero Pérez, a causa de una afección orgánica del corazón, quien adquirió por matrimonio la finca Jesús María y José, lugar donde se edificó la atalaya que lleva por nombre su apellido, única construcción del siglo XIX que perdura en el territorio.
La Torre de Yero está ubicada a 7,5 kilómetros al Sur del poblado de Cabaiguán y muy cercana a Guayos. Se encuentra a 160 metros del antiguo Camino de Santa Cruz y 400 metros del río Tuinicú en lo que fue la antigua hacienda Jesús, María y José, la cual tenía una casa de vivienda, además de otras construcciones aledañas para diversos fines.
En la actualidad, la edificación está enclavada específicamente en la Finca La Campana, propiedad de Zoila Leonides González del Toro perteneciente a la CCS Jesús Menéndez.
Su relieve está formado por una llanura ondulada de suaves pendientes, sus suelos son pardos grisáceos con un alto contenido de arcilla, hoy en día su vegetación es antrópica de cultivos varios.



La existencia de este sitio, lo denominan Torre de Yero, por el Grupo Espeleológico Caonao, en honor, precisamente, a uno de los antiguos dueños de la hacienda, Nicolás Yero Pérez, esposo de una de las hijas del dueño original de la finca Don Francisco de Lara.
Nicolás Yero era ya en la década de 1860 capitán graduado y teniente de infantería de la 5ta Compañía Montada del 2do. Regimiento Simancas No. 9.
El ejército español utiliza la torre con fines militares e instala en ella un heliógrafo para mantener la comunicación con otras fuerzas.
Antes de 1898 Yero, junto a sus hijos y varios hombres más, toma como pretexto desavenencias internas con algunos de sus subordinados y pasó a formar parte de los grupos insurrectos.
La Torre de Yero es la única construcción sobreviviente de la época de la Colonia en el territorio y tiene por ello una gran importancia arquitectónica e histórica para el municipio de Cabaiguán.
A pesar de tener más de un siglo de existencia, aún se mantiene en pie y se ha convertido en uno de los símbolos arquitectónicos más notables de la localidad hasta el punto de que artistas de la plástica la plasmaron como símbolo cabaiguanense en un medallón de cerámica elaborado para su entrega a personalidades relevantes de la cultura cubana. El trovador Silvio Rodríguez fue la primera persona en recibirla.
Los integrantes del Grupo Caonao, de la Sociedad Espeleológica de Cuba, animados por el propósito de encontrar y rescatar objetos e inmuebles con valores museables, en el mes de octubre de 1982, redescubren esta torre para los cabaiguanenses e inician de inmediato sus investigaciones.
La información obtenida como resultante de ese proceso posibilitó el dar a conocer la existencia de esta edificación en un Coloquio de la Cultura cabaiguanense, además se llevó a la Comisión Provincial de Monumentos la propuesta para que la construcción fuera declarada Monumento Local. Luego de años de deterioro y de una batalla incansable por parte de intelectuales y artistas del municipio se logró su restauración en el 2010 con el apoyo de la Uneac, la Dirección de Cultura y el Gobierno local. De Esta forma el día 13 de agosto de ese año, quedó reinaugurada la elegante prominencia.
Según investigaciones de un grupo de estudiantes del Centro Universitario Municipal, entre ellos Niuris I. Pérez Teodosio, Mayda Bernal Lamadrid y José Osvel Hayes González, asesorados por la ya fallecida profesora Mirta Estupiñán González, miembro de la Uneac y de la Unión de historiadores en Cabaiguán, la torre pudo ser usada en sus orígenes como punto para divisar el trabajo de los esclavos en las diferentes labores, y la campana para el llamado de estos.
Otro posible uso pudo haber sido como punto de observación militar durante la Guerra de los Diez Años, puesto que tenía una posición muy estratégica por su cercanía a dos de las principales vías de acceso a la villa yayabera.
De acuerdo con estos graduados en su tesis de licenciatura, la construcción está compuesta por tres plantas que abarcan un área total de 4 metros cuadrados. En la actualidad no tiene cubierta, pero se supone que en su momento haya sido en forma de cúpula, por la forma que tiene la terminación de sus columnas en una base de apoyo.
Su arquitectura es vernácula con algunos rasgos del neoclásico rural. La torre está construida sobre un afloramiento rocoso, desde sus cimientos se inicia con muros de soporte con ladrillos.
Las columnas son cuadradas en la primera y en la segunda planta; pero en la tercera, adquieren una forma cilíndrica. A medida que se va ascendiendo en la Torre, existe en cada columna un espacio de apoyo lo que hace pensar que sea donde descansaban los peldaños de su ya desaparecida escalera. La carpintería se supone que haya sido española. No se conserva ningún vestigio de ella.
Plantean estos investigadores que intelectuales y artistas del Proyecto Comunitario Torre de Yero, liderados por Noel Cabrera y Jorge Ríos, y los miembros del grupo de interés histórico nombrado “Errot Orey”, se encargan de visitar el lugar, ornamentarlo, divulgar su valor histórico y cultural y desarrollan otras actividades que contribuyen a defender estos valores y a proteger el entorno donde se encuentra la construcción.
También en el grupo se cuenta con Jesús Rojas Portal, quien es considerado el ¨Poeta de la Torre¨ y acerca de algunos misterios y leyendas con orígenes en este lugar, es escribió la obra ¨El muerto del pozo¨, de la autoría de Mario Luis López Isla.
Hasta allí han llegado algunos estudiantes del municipio, junto a sus profesores a realizar excursiones y conocer el lugar. Una muestra de ello, ha sido el profesor Reinerio González Marante, del IPU Nieves Morejón López, quien, además, es uno de los que emplea este y otros monumentos como medios de enseñanza de la Historia local.
La Torre de Yero, es hoy parte del patrimonio cultural de Cabaiguán y de la nación cubana, por ello constituye un símbolo de la arquitectura colonial e importante sitio donde ocurrieron varios acontecimientos relacionados con las guerras por la independencia.
Quizás algunos lugareños no conozcan la existencia de este lugar, por lo apartado de la ciudad cabecera, no obstante, es deber de quienes estudiamos e investigamos esta materia, publicar a través de diferentes vías lo que seamos capaces de discernir del pasado histórico de nuestra región y traerlo al presente y preservarlo para el futuro.