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Ocho décadas de vida para un símbolo de la pedagogía cabaiguanense

Domingo Luis Díaz González ha sido un ejemplo de la pedagogía cabaiguanense durante toda su vida.

Por: Hugo Crespo Crespo

Estar en la multimedia ¨Inolvidables maestros del siglo XX en Cuba¨, considero que no es tarea fácil para un educador. Sin embargo, quien lo haya hecho como Domingo Luis Díaz González, entonces puede ganárselo, porque este humilde hombre, excelente ser humano, padre de familia y ejemplo de maestro, lo ha demostrado en el transcurso de su vida laboral.

Nacido el 12 de mayo de 1954 en Sancti Spiritus, año y medio después su familia se traslada para la finca Las María de Cabaiguán y desde 1976 reside en la CPA Juan González, lugar que lo ha convertido en un ídolo de varias generaciones que han bebido de sus conocimientos, ética, maestría y pasión por llevar unidas la instrucción y la educación.

El maestro Luis, no sólo ofrece su arte pedagógico en el aula, su labor va más allá de las paredes de las escuelas por donde ha transitado, y bien lo saben desde lo más intrincado de parajes geográficos del municipio, en Santa Lucía, la CPA Aramís Pérez y por supuesto su querida escuela Abel Santamaría Cuadrado de la Juan González, donde ha esculpido la mayor parte de su escultura en esta profesión de infinito amor.

Para esta sencilla persona de altos valores y conducta ciudadana, la superación constante ha estado entre sus metas, investigador y promotor cultural, graduado en mecanografía y secretariado en la Academia Pitman de Cabaiguán, después obtiene la licenciatura en educación primaria en el ISP Silverio Blanco Núñez y más tarde la de máster en ciencias de la educación.

En el aval de Luis se puede corroborar que no sólo ha estado en el aula, una de sus mayores pasiones, sino que ha fungido también como director de escuela, inspector, profesor universitario y metodólogo.

Su vida y obra, la cual ha llevado unido a la formación de una familia, con su esposa y dos hijos, también ha sido clave en el desarrollo educativo, cultural, político y social de la comunidad. Generaciones de cabaiguanenses y sobre todo de las comunidades aledañas a Santa Lucia, pueden dar fe de ella.

En este insigne maestro cabaiguanense, encontramos a un ferviente y defensor de la obra martiana. El bosque martiano, uno de los más antiguos fundado en Cuba, la cena martiana y un CDR que desarrolla actividades cada 28 de enero y 19 de mayo, han sido inspiraciones de este creador, quien recibió en 2005 el Premio Nacional José de la Luz y Caballero en la región central de Cuba.

Tanto la cooperativa en la cual reside, como su escuela, han sido sede de eventos y talleres martianos, así como de la Unión de historiadores, la cual reconoció su impronta en 2023, en el contexto del evento anual entre la ANAP y la Unhic, donde fue uno de los ponentes del certamen y reconocido por la obra de la vida.

En el año 2008 Luis decide jubilarse, pero no retirarse, sus energías y capacidad intelectual, se mantienen latente, y desde esa fecha, hace ya 15 años, ha seguido marcando lo mejor de la educación cubana en quienes tienen la suerte de tenerlo para desandar el complejo mundo del proceso docente-educativo. Por ende, no es de extrañar que muchos en el territorio codicien su presencia en las aulas, pero es su entrañable escuelita de la Juan González quien se ha llevado el pez al agua.

Toda una vida dedicada a instruir y educar a miles de semejantes y hacerlo de manera fecunda y espléndida, ha hecho posible que Luisito, como también se la llama, ostente un sinnúmero de reconocimientos que sería imposible plasmar en breves cuartillas. Este miembro de la Asociación de Pedagogos de Cuba y de la Sociedad Cultural José Martí, ha obtenido premios internacionales,  nacionales, provinciales y municipales, que estoy seguro habría que dedicar varias horas para hojearlos.

Entre los más significativos se encuentran el Premio nacional en testimonio 17 de Mayo, el de las Brigadas Martianas, Mejor maestro promotor de lectura a nivel de país, Premio nacional de Pedagogía, 1996 y en los municipales, 1993, 1994 y 2004, el ya mencionado Premio José de la Luz y Caballero, 2005, así como por su participación en eventos internacionales de pedagogía, en 1990 y 1997. Además, algunas de sus publicaciones han cubierto páginas de la revista Educación,

Domingo Luis Díaz González ha recibido también varias medallas y la Distinciones Especial del Ministro de Educación, Por la Educación Cubana y Honrar, honra, de la Sociedad Cultural José Martí. Además, el Diploma Reparador de sueños de la UJC y el Sello 50 aniversario del SNTECD constan en su trayectoria. Su escuela además alcanzó el Premio del Barrio de los CDR.

El maestro Luis, a sus ochenta años, puede estar satisfecho de que ha tejido una gran alfombra, donde la magia de  la lámpara de Aladino, ha radicado en el sello de amor, pasión, sentido de pertenencia, dedicación y voluntad de hacer por el prójimo, en la formación de hombres y mujeres de bien en la sociedad, quienes en algún sitio donde esté uno de esos agradecidos, puede expresar sin titubeos; ese fue mi gran maestro.

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