domingo, julio 27El Sonido de la Comunidad
Shadow

Reemberto Abab Alemán: el cabaiguanense del Moncada

Cabaiguán recuerda y se dignifica con el ejemplo de Reemberto Abab Alemán Rodríguez, un joven que estuvo en las acciones del 26 de julio de 1953 para luchar por su Patria

Reemberto
La figura de Reemberto Abab Alemán sigue vida entre los cabaiguanenses.

Por: Daisy Pilar Martín Ciriano

Han transcurrido 72 años de la épica acción de numerosos jóvenes de la Generación del Centenario contra el Moncada, considerado este cuartel como  la segunda fortaleza militar del país.

En esa acción estuvo la presencia cabaiguanense, Reemberto Abad Alemán Rodríguez, natural de Guayos.

Reemberto tuvo una niñez muy humilde, ya que sus padres se trasladaron para la zona de Jatibonico donde su padre encontró trabajo estable en el antiguo central azucarero. Con siete hijos, de los cuales él era el tercero, Carlos e Isabel, enfrentaban el duro trabajo y los bajos salarios a finales de la década del 20 y durante la terrible situación de los años 30. Aún así, los muchachos aprendieron a leer y a escribir en una maltrecha escuelita del batey de la colonia Santa Teresa.

En 1940 la familia se trasladó con su prole para La Habana y se establecieron en el reparto Lawton. Reemberto continuó estudios, pero también se relacionó con jóvenes de ideas revolucionarias como los hermanos Matheu Orihuela e ingresó en la Juventud Ortodoxa. Alli conoció a Fidel y a Raúl, Ramón Múrdez Cabezón Gabriel Gil y Ramón Montes Cuba, entre otros. Desde esta agrupación participaba en actor, entrenamientos, y otras acciones clandestinas.

La misión del Moncada lo colmó de esperanzas, suponía hacer algo grande contra la tiranía y se vistió de gala para marchar a Santiago tras despedirse de su novia y de su madre.

Al entrar en las acciones y penetrar por la posta 3 del Moncada fue herido y después asesinado. Ese mismo día el combatiente Ramón Montes Cuba dio la noticia a la madre de su asesinato, mientras dos días después la radio dio la información tergiversada de los hechos, enmascarando la realidad de su muerte y la de tantos otros.

Cabaiguán, recuerda y se dignifica con su ejemplo: …cuando se muere en manos de la patria agradecida, La muerte acaba, la prisión se rompe; !empieza, al fin, con el morir, la vida!

Compartir: