El Museo Municipal de Cabaiguán se destacaba en desarrollar actividades varias, tanto para niños de primaria, como para los de secundaria.

Por: Daisy Pilar Martín Ciriano
El tiempo ha pasado y ya los períodos vacacionales revisten otra connotación. Años atrás, desde el mes de junio se presentaban los planes de actividades que cada institución cultural desarrollaría con los estudiantes desde finales de julio y todo agosto.
El Museo Municipal de Cabaiguán se destacaba en desarrollar actividades varias, tanto para niños de primaria, como para los de secundaria. No había obstáculo para que los niños se perdieran una actividad en el amplio patio del Museo.
Mucho se recuerda los encuentros de saberes, las tardes de rondas y cantares infantiles, los tesoros escondidos y los encuentros con la historia.
Pero muy en la memoria ha quedado las actividades que se coordinaban con otras instituciones culturales como la Biblioteca, la Casa de Cultura y el Guiñol. Ahí, si había una tarde de risas y relajación.
El 31 de julio de 1988, se guarda como un gran día de actividades. Ese día resultó ser una importante fecha por la calidad de la actividad desarrollada por tres grandes de la Cultura cabaiguanenses.
A las dos de la tarde con puntualidad llegaron los niños y ya los esperaban Efigenio Pino, Arnel García y María Ester Hernández Broche, especialistas en rondas y títeres.
Todo fluyó en un ambiente agradable entre las risas de los niños y de los adultos acompañantes. Es que disfrutar de estos tres pilares de la Cultura, cada uno en su género, era simplemente un regalo a la alegría. Hoy, tristemente estas personas tan exquisitas ya no están entre nosotros, ni tampoco los niños conocen de títeres, marionetas y rondas, que los medios modernos han opacado tanto, pero en la memoria gráfica del Museo y en la de algunos trabajadores, aún se recuerda estas y otras actividades con las que se llenaba y se distraía un período vacacional.