Sergio Ramón Expósito Martín, quien aún conserva suficiente energía y vitalidad a sus setenta y cinco años de vida, sigue aportando sus valiosos conocimientos y consejos oportunos a cualquier colectivo laboral donde se presente

Por: Hugo Crespo Crespo
De procedencia social campesina, humilde, de piso de tierra y techo de guano, de padres muy honrados, incomparablemente humanos, solidarios, pero pobres, si algo tengo y soy, sinceramente se lo debo a la Revolución.
A sus setenta y cinco años de vida y casi cincuenta de trabajo, así se expresa Sergio Ramón Expósito Martín, quien aún conserva suficiente energía y vitalidad, para seguir aportando sus valiosos conocimientos y consejos oportunos a cualquier colectivo laboral donde se presente.
Desde hace once años lo hace en la Unidad Empresarial de Base Producciones Varias (Emprova) de Cabaiguán, donde quienes están a su alrededor pueden tenerlo como referencia en cuanto a disciplina, constancia, responsabilidad, colectivismo, sentido de pertenencia y altos valores.
Y es que Sergio, no sea perfecto, porque esta condición no es adecuada para los seres humanos, pero su acercamiento a ella, ha sido palpable en casi medio siglo de labor y tres cuartos de siglo de existencia.
Desde las cercanías a Zaza del Medio, donde nació, llegó a Cabaiguán, este hombre que lo primero que resalta es su origen campesino y humilde, herencia que ha llevado y lleva en sus andanzas por los senderos de la vida desde sus primeros contactos con la sociedad hasta el presente, trayectoria en la que sus padres fueron sus primeros maestros y consejeros.
Sergio, gracias a los esfuerzos de su padre laborando en diferentes oficios, pudo comenzar sus estudios, hasta llegar al nivel superior en La Habana, los que abandona por razones ajenas a su voluntad, continuándolos en la provincia, hasta graduarse de licenciado en la asignatura de Español-Literatura, al mismo tiempo que se iniciaba en el mundo del magisterio.
Desde 1967 se inició como maestro en las Columnas Juveniles Agropecuarias en Higuanojo, municipio de Trinidad. Posteriormente llegan hasta él otras responsabilidades en la antigua dirección de educación del Escambray en la subdirección de educación de adultos como asesor de la asignatura de Español.
Después vinieron otras tareas como inspector de educación de adultos en Condado, Trinidad, director en el internado de Pitajones, subdirector docente de una escuela taller en Topes de Collantes, director de una escuela de una escuela formadora de educación de adultos ubicada en la antigua Creche, de Trinidad, y asesor de Español de la antigua provincia de Las Villas.
Posterior a esta fecha llegaron otros puestos de labor donde Sergio, continúa entregando sus valiosos conocimientos y rigor ante las tareas encomendadas. Es así que a principios de los años setenta comienza a trabajar en la subdirección regional de educación de adultos de Sancti Spiritus, una de las etapas, según él que más regocijo impregnó a su trayectoria laboral.
Al producirse la división político-administrativa pasa a dirigir la ESBEC Octavio Concepción y de la Pedraja en Pozas, Cabaiguán. Pasado un año funge como subdirector de metodología en el municipio de Taguasco, dirige la secundaria básica urbana Juan Santander de la cabecera municipal y la Eliseo Reyes de Guayos.
La dirección municipal de educación de Cabaiguán lo acoge en 1981 como jefe del departamento de metodología y de aquí pasa a dirigir el IPUEC militar Israel Reyes Zayas, para en 1995 ocupar el puesto de mando del Poder Popular del municipio y ese mismo año dirigir la oficina de atención a la población del propio órgano de gobierno donde en 2013 le llega la jubilación.
Pero este no es el final para Sergio en cuento a su aporte a la sociedad y a su familia, pues se reincorpora en la Empresa de Servicios Técnicos y personales por espacio de tres años, como técnico de seguridad y protección y la defensa, para después enfrentar este mismo cargo, ya por once años en la Unidad Empresarial de Base Producciones Varias de la localidad.
Unido a su trayectoria laboral, este sencillo y noble padre de familia, abuelo, esposo y buen compañero, la llevado su conducta ejemplar desde los 14 años en la UJC y desde 1976 en las filas del Partido, en el cual se mantiene hasta la actualidad, desempeñando varios cargos, como secretario de núcleo y miembro de la dirección, donde nunca ha sido requerido, ni sancionado.
A pesar de contar con una sola medalla, la 28 de Septiembre, Sergio Expósito, ha dado mucho más en todo este tiempo vivido, bien lo saben quienes lo conocen, respetan y admiran, de forma especial su familia, su esposa y su hija, quien pudo estudiar la carrera de medicina y concluir dos especialidades en esta profesión.
Con su firmeza al hablar, amplios conocimientos, cultura general y capacidad de raciocinio, nos deja clara una idea, en el final de esta entrevista: lo que yo he hecho, considero lo ha hecho cualquier cubano digno y de vergüenza, trabajar consagradamente, defendiendo valores en los cuales uno cree, conscientemente con sentido de compromiso, con sentido de pertenencia, defendiendo solo los principios y valores que la Revolución nos inculcó durante muchos años, y que aun sigo defendiendo bajo las condiciones hostiles en que vivimos, que no se parecen en nada a las condiciones donde yo formé esos valores.