Ramón Castro Mesa hoy recorre nuestras calles cabaiguanenses sin darse cuenta que su huella en el pentagrama de la música local y nacional se mantiene viva desde hace ya varios años

Por: Hugo Crespo Crespo
Fue Emilia Mesa Fernández, la máxima responsable de que su hijo Ramón Castro Mesa, se convirtiera en un músico de connotada preparación, cuando a los 8 años de edad, depositó en sus manos una acordeón como juguete, de la cual el inquieto infante producía acordes musicales
Sin lugar a dudas, esta fue la válvula de escape para que Ramoncito, se iniciara en un camino, sin academia, pero con un poder innato que lo ha llevado a diferentes agrupaciones y escenarios, a pesar de no demostrarlo, porque ante todo lleva el sello de la sencillez y jocosidad a flor de piel, esa que caracteriza a las personas que van a la cima y logran su objetivo con sacrificio y tesón, donde en ocasiones el fatalismo geográfico influye, al ser en Neiva el sitio cabaiguanense donde vino al mundo, sin embargo esto no le impidió realizar sus sueños.
Allí cursa sus estudios primarios en la escuela Vitalino Calero y la enseñanza media en la ESBEC Batalla de la Sacra, después vendrían otros avatares, realizando diferentes labores y oficios, pero no podía desprenderse de la música.
Fue así que a la temprana edad de 14 años, comenzó como aficionado en el grupo Veriedades de Jíquima de Peláez, donde funge como director y ejecutaba el tres. Esto fue por espacio de seis años.
Al mismo tirmpo que trabajaba, acudía a recibir clases teóricas con Nereida Cancio en Cabaiguán, así poco a poco se introducía en la lectura del pentagrama.
A los 21 años, conoció a María fel Carmen Prieto y a Ramón Avilés, a quienes acompañó en una gira nacional durante un año como tresero.
Sus servicios en los sonidos ordenados fueron en ascenso, en la ejecución de diferentes instrumentos musicales en los grupos Alegrías campesinas y Los Daitron. En ellos ejecutó el piano, el contrabajo y el tres.
En el año 1982, sigue superándose en estudios de solfeo y armonía americana, la que le ha permitido dominar los instrumentos armónicos.
Llega entonces el año 1985 y con este, el primer contrato profesional con la agrupación Estrellas del Escambray donde permaneció nurve años.
Con esta orquesta realiza su evaluación por el tribunal nacional donde recibe el aval como uno más de la lista de los músicos que integran el Instituto Cubano de la Música.
Posteriormete se trasladó en 1995 al grupo Unión de la red turística de Trinidad, en 1996 al grupo Horizonte y en 1997 integra como tresero el grupo campesino Los Pinares de Radio Sancti Spiritus.
En sus andanzas, en 1999, regresó al polo turístico de Trinidad en el Sexteto Rafael Sarosa, y en él estuvo durante ocho años.Durante esta etapa grabó un disco en la EGREM, también incursionó en la orquesta de Jazz Band Las Cuevas.
En el año 2007 laboró con el dúo de Idalmis e Isacc, para después regresar al grupo Horizonte del Hotel Trinidad del Mar.
Ramón Castro Mesa, continúa su ruta musical en el Sexteto Son Caribe de Sancti Spiritus, donde permaneció un año. En 2010 trabaja como instructor en la escuela de arte Vladislav Volkov e inicia su actividad laboral en la casa de cultura de Cabaiguán en el área de música, donde le llega su jubilación.
Después se reincorpora como profesor e instructor, contribuyendo a crear varios grupos musicales de aficionados como Acheré, Norteño y otros.
Este cabaiguanense, a quien vemos con mochila al hombro en su bicicleta, con acordeón, tres, y guitarra, acompañado de una idea jocosa y buen humor que esparce como pompas de jabón al viento, siempre está dispuesto a ofrecer su arte.
Quizás algunos desconozcan que este guajiro de Neiva, domina el solfeo, la armonía y arreglos musicales, pero además y a pesar de su modestia al no expresarlo, es bueno que se conozca que ejecuta 18 instrumentos musicales. Entre ellos mencionamos a la acordeón, el bandoleón, piano, marimba, guitarra, tres, laúd, contrabajo de caja, contrabajo eléctrico, bandolina, triple, silófano, güiro, maracas, bongó, claves, batería y tumbadora y lo más curioso, puede ejecutar tres instrumentos al mismo tiempo.
Ramón Castro Mesa, hoy recorre nuestras calles cabaiguanenses, sin darse cuenta que su huella en el pentagrama, ha marcado una importante huella, no solo en Cabaiguán, sino a planos nacionales e internacionales. No lo expresa porque no alardea de que su vida, profesional dependió de grandes de la música cubana como Adalberto Álvarez, Frank Fernández, Omara Portuondo, Chucho Valdés y otros, quienes reconocieron su probado talento.
En fin que Ramoncito, el de Neiva, hijo de Faustino y Emilia, es un show man. Felicidades.