viernes, noviembre 21El Sonido de la Comunidad

Un nuevo reconocimiento enaltece la obra cultural de Felicia Estepa Valdivia

El Sello 45 Aniversario del Sistema Nacional de Casas de Cultura se le fue conferido a Felicia Vilma Estepa Valdivia, una mujer que ha consagrado su vida al servicio de la cultura y las tradiciones

: Esta carismática cabaiguanense siempre ha sido protagonista del quehacer cultural de su terruño.

Por: Hugo Crespo Crespo

No es casual que llegue hasta sus manos, el Sello 45 Aniversario del Sistema Nacional de Casas de Cultura, porque esto da fe de la huella que día a día sigue dejando Felicia Vilma Estepa Valdivia en la cultura cabaiguanense.

Apasionada por los bailes, la música y las tradiciones campesinas y canarias, esta fémina que lleva en sus andanzas los recuerdos de sus padres, defensores de la cubanía y lo más auténtico de la historia y cultura de este pueblo, Felicia, es una institución en el ámbito cultural de su tierra. 

El  rescate y conservación del grupo portador Danza Isleña de Pozas y otras formaciones danzarias, sus investigaciones acerca del folclor de las Islas Canarias y de los campos de Cuba, la convierten en una cátedra de referencia obligada cuando de estos temas se dialoga en el territorio.

Más de sesenta años de vida y más de cuarenta de trabajo la convierten en una mujer afortunada por la valía de su obra, la transmisión de conocimientos a varias generaciones y el cúmulo de menciones, premios y distinciones que posee a diferentes instancias, incluyendo dos que por su importancia, deja claro lo que ella ha construido; un premio Memoria Viva del centro Juan Marinello, para la Danza Isleña de Pozas, que un día se echó a cuestas contra vientos y mareas y otro Memoria Viva de la propia institución en el apartado de personalidad.

Para Felicia, una mujer realizada, no solo por el arte y resultados que la colman, sino por su unida y armoniosa familia, ha tenido el privilegio de dejar improntas como hija, madre, esposa, abuela, amiga y compañera, funciones que ha conjugado como instructora de danza, profesora, investigadora, escritora, poeta y metodóloga.

Del amor a su tierra, costumbres y tradiciones, hay amplias cuartillas que escribir, desde lo que aquí ha sembrado, hasta allende los mares en las Islas Afortunadas y en Venezuela, en este último en una visita por invitación con su grupo danzario y en otra ocasión en el cumplimiento de la misión asignada al hermano país suramericano, donde puso en práctica sus conocimientos y el deseo de estar con los suyos, no solo en su hogar familiar, sino en su otra morada: la casa de cultura Arturo Alonso Díaz, donde ha dejado plasmados en cada escena,  los mejores años de su vida.

Jubilarse, creo que no existe en el diccionario de Fela, así de simple, porque mientras tenga energías, deseos y creatividad, siempre estará dispuesta a seguir brindándole a su pueblo ese arte que evoca las raíces, idiosincrasia e identidad que nos identifica, en el que a pesar de existir obstáculos para su desarrollo, siempre en ella habrá motivaciones, constancia y soluciones, porque Felicia, no solo tiene talento; con el permiso de La Colmenita, también, buen corazón.

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