Por: Osbel Ramón Díaz Mondeja
El inmortal sastre cabaiguanense “Capote” lo afirmó. “Si de vestir se trata, busquen a Cabaiguán”.
Hoy lo recordé, cuando de pronto aquel hombre de saco y corbata algo delgado y con modales pausados marcó la cola detrás de mí en el bar “Los Paragüitas”.
Lo observé como suele decirse, con el rabillo del ojo y al ver su elegante porte el cual me impresionó, sin apenas percatarme de su parte inferior.
Ahí mismo me dije.
¡El surtido de este bar hoy es bueno porque hasta gente de abolengo lo visitan!
Cuando de pronto un silencio sepulcral se apoderó del lugar y comienzo a observar ciertas sonrisas picarescas de los presentes y ahí fue mi sorpresa. En los segundos sucesivos por respeto y precaución no pude hacer la foto, sólo cuando estaba a cierta distancia tome la instantánea.
Mientras el pausado hombre se alejaba, más que en escuchar las burlas, me refugié en el análisis de que si Cuba es un eterno verano y a eso se le suma que por estos días se acerca un frente frío, este hombre solo quiso estar a tono con las dos estaciones.
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