viernes, marzo 29El Sonido de la Comunidad

Aires juveniles en la refinería Sergio Soto de Cabaiguán (+ fotos)

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Los jóvenes supervisan el proceso de producción. (Fotos: Yanelys Morales González)

Tomado de Escambray (Por Greidy Mejía Cárdenas)

Son jóvenes y no le temen a las horas de desvelo por mantener viva su industria. Despojados de todo hálito de vanidad, recorren de un punto a otro la Refinería Sergio Soto, de Cabaiguán, desempeñando diversas funciones que posibilitan procesar y comercializar petróleo crudo y sus derivados.

Muchos llegaron con la sabiduría de la academia y con el paso del tiempo, la han aderezado con la experiencia que solo la práctica cotidiana puede aportar.

Envueltos en los procesos de producción, de mantenimiento, garantizando la seguridad y protección de los trabajadores, supervisando el control económico o detrás de los equipos de un laboratorio, suelen encontrarse los más de 50 jóvenes de este centro espirituano que han sabido laborar en medio de las más complejas situaciones.

En un año 2020 coronado por el impacto de la COVID-19 y un inicio de 2021 que calca sus pasos, las nuevas generaciones de dicha industria han sorteado los peligros de la enfermedad y no han dejado de utilizar eficientemente las capacidades de refinación para satisfacer las necesidades de los clientes y la sociedad.

LA INDUSTRIA POR DENTRO

La industria espirituana distingue por sus producciones en el país.

Con la mirada puesta en la refinación de crudos cubanos procedentes de los yacimientos de Pina-Cristales, en la vecina provincia de Ciego de Ávila, y de Supertanqueros, en Matanzas, la industria espirituana se convierte en la única de este tipo del país en producir líquido asfáltico en calidad AC-30 y aceite dieléctrico, además de la nafta, solventes, diésel y fuel-oill.

Mario Julio Lao Carmona, tecnólogo de proceso, asegura que “para garantizar la calidad de los derivados, así como la efectividad en la refinación, se requiere de un estricto control sobre los diferentes parámetros operacionales del proceso tecnológico”. 

Escurridizo y capaz de mover el mundo, el petróleo gusta de imponer su ley y sus enigmas. Lo confirma Grettel de la Caridad Concepción Marrero, especialista de Ensayos Físico-Químicos y Mecánicos en la entidad, quien a sus 30 años de edad descifra los vericuetos del combustible para obtener mejores derivados.

“Cada producto lleva su ensayo. Por ejemplo, dentro de los que nosotros aplicamos se encuentran la densidad, la viscosidad, el agua y sedimento, agua por destilación, la penetración, la acidez, así como el punto de inflamación”, detalla la joven que no repara esfuerzos detrás de los equipos del laboratorio.

Varios análisis se le realizan al crudo una vez que llega al laboratorio.

Auxiliada por centrífugas, cristalerías, destiladores y otros equipos para determinar el punto de inflamación del crudo, la joven no ceja en el empeño de efectuar cada análisis con esmero, un hilo que mueve todos los procesos sustanciales de la industria espirituana.

Eso sin contar que, a pesar de la incontenible emisión de desechos sólidos, líquidos y gases a la atmósfera, esta planta mitiga los riesgos.

“Existe un tratamiento a los gases mediante la quema de los mismos en el horno, los cuales son utilizados en la combustión, contribuyen al ahorro energético y disminuyen la contaminación, pues no se expulsan directamente al medio ambiente.

“Los desechos sólidos, por su parte, se vierten en un área dentro de la empresa, la cual, tras un proceso de bioremedación, pierde el hidrocarburo que contiene y no causa daños severos al entorno”, subraya Leyaní Chamorro Mendoza, especialista de la esfera ambiental en la refinería.  

LA COVID-19 NO CONSTITUYE UN FRENO  

Cuando Sheila Caridad Pérez Rodríguez llegó a la refinería, siempre supo que su rol como especialista en Seguridad y Salud en el Trabajo era salvaguardar la integridad de sus obreros. Mas, nunca imaginó que tropezar con una enfermedad como la COVID-19, la mantendría alerta sobre el cumplimiento de las medidas higiénico-sanitarias en el lugar. Ahora anda con los ojos bien abiertos para cortarle los pasos al descuido.  

“Tras el foco de transmisión que se desató aquí en octubre pasado, los protocolos sanitarios se arreciaron. Primero, adoptamos el trabajo a distancia, luego lo reajustamos a media jornada. También mantenemos a la entrada de la empresa el pesquisaje diario a los trabajadores y velamos por el lavado frecuente de las manos, el uso del nasobuco, el distanciamiento físico, así como el empleo de los pasos podálicos”, cuenta Pérez Rodríguez.

Sin embargo, a pesar de la emergencia sanitaria que vive la provincia, la Refinería Sergio Soto, sin detener la producción, ha apoyado la lucha contra el coronavirus en su municipio.

“Hemos trasladado alimentos y productos de primera necesidad hasta los centros de aislamiento y los Sistemas de Atención a la Familia (SAF) y estamos a disposición del sector de la Salud en el territorio”, asegura Reinaldo Fuerte Llanes, especialista A en Transporte Automotor y secretario del Comité UJC en la entidad.

Las nuevas generaciones constituyen una fuerza determinante dentro de la refinería.

Dichos logros no son los únicos que atesora la industria de Cabaiguán. Sobre sus hombros reposan la Condición 8 de Octubre y reconocimientos en los Fórums de Ciencia y Técnica a nivel nacional y provincial por el desarrollo de la actividad innovadora, lauros en los que ha participado la fuerza juvenil.

“El aporte de nuestros jóvenes es inmenso. Ellos tienen las tareas de la empresa en sus manos. Nuestra misión es seguir capacitándolos y contribuir a su crecimiento profesional y humano”, señala Mijail Bonachea Crespo, director general del centro.

Gracias, en parte, a los aires juveniles que soplan en la Refinería Sergio Soto, de Cabaiguán, la actividad productiva se crece, y ubican a esta industria entre las más distinguidas de la nación. 

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