Hoy, 13 de noviembre, es un día para recordar a aquellos bomberos que se exponen para salvaguardar la vida y el patrimonio de todos los ciudadanos. La jornada rinde homenaje también a aquellos voluntarios que sin adiestramiento alguno han salvado vidas durante cientos de años
Por: Lillipsy Bello Cancio
Cuando en 1696, justamente el 13 de noviembre, naciera el primer Cuerpo de Bomberos de Cuba en la provincia de Villa Clara, los hombres que lo conformaron y los que asistieron al otrora histórico acontecimiento estaban muy lejos de imaginar que lo que surgió como una iniciativa de los vecinos de la región ante la preocupación por los incendios que se estaban sucediendo y las pérdidas que estos conllevaban, devendría génesis de uno de los movimientos más antiguos de la Isla.
De entonces a la fecha son incontables las páginas de gloria, heroísmo, temeridad y admiración que han escrito estos héroes de verde olivo… ya sea sofocando incendios, recatando personas en peligro (incluso cuerpos sin vida) o movilizando fuerzas para evacuar a los vulnerables: de cualquier forma, siempre están allí, en la zona cero, en el centro mismo del desastre, en el punto más crítico.
Cabaiguán tiene los suyos y lamentablemente los hemos visto en acción en no pocas oportunidades: ya sea sofocando aquel siniestro en la reconocida como esquina de los almacenes de Severino (allí frente al parque infantil) el ya lejano 13 de agosto de 2001 o en las sabanas de Pedro Barba, Jíquima o el Saltadero justo el año pasado cuando sendos incendios devoraron cerca de una trentena de hectáreas de bosques.
Un comando general y un equipo de respuesta en la Refinería… cientos de ejercicios, charlas educativas, capacitaciones para prevenir accidentes de este tipo, casi siempre lamentables… sí, porque los bomberos no solo actúan ante la ocurrencia de la catástrofe… ellos prefieren prevenir aunque la adrenalina les ahogue el deseo de practicar lo aprendido.
Pero lo más triste es que, aunque nos señalen el peligro, nos describan las consecuencias y nos anuncien el dolor casi nunca nuestra capacidad de respuesta está a la altura y continuamos quemando supiaderos, cargando motorinas en el interior de las viviendas, permitiendo violaciones a las medidas establecida para garantizar seguridad y salud en nuestros centros de trabajo.
Cuando se enciende fuego para “jugar” o controlar una plaga, cuando no se construyen las trochas con los requerimientos establecidos, cuando los fumadores irrespetan las limitaciones establecidas en diversas áreas, no solo ponemos en riego un patrimonio material (ya sea particular o colectivo) cuyas pérdidas pueden ascender a casi 4 millones de pesos como sucedió con los incendios forestales acontecidos en Cabaiguán este año, sino que sometemos a un inmenso peligro las vidas de esos hombres y mujeres, de sus hijos, de sus familias…
Hoy Cuba homenajea con el Día Nacional del Bombero a estos profesionales que arriesgan cada día su vida realizando su actividad profesional. Es un día para recordar a aquellos que se exponen para salvaguardar la vida y el patrimonio de todos los ciudadanos. La jornada rinde homenaje también a aquellos voluntarios que sin adiestramiento alguno han salvado vidas durante cientos de años.
De héroes anónimos trata esta crónica: bomberos que faltaron días enteros de sus casas, gente de campo que peleó para salvar al ganado, pobladores conscientes y organizados. Decenas de voluntarios que combatieron en las sierras, en una base de súpertanqueros o entre los escombros de un hotel a pico, pala, y manguera; hombres y mujeres que se jugaron la vida en la lucha contra el fuego.
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