sábado, abril 27El Sonido de la Comunidad
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No basta con decir que nos amenaza la COVID-19, es tiempo de entender que nos está matando

Solo el cumplimiento estricto de las medidas establecidas en los protocolos sanitarios podrá conducirnos al tan anhelado final de la COVID-19… es esta una máxima que repetimos día a día en Cabaiguán y la escuchamos constantemente en todos los medios de prensa de nuestro país.

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Por: Lillipsy Bello Cancio

Pero, lamentablemente no son pocos los que más allá de lo dispuesto, actúan como si no pasara nada, como si no les fuera a tocar, como si la COVID-19 no esté dejando rastros de dolor y muerte en esta parte del centro de Cuba

Y es que el MSc. Armando Ulloa Martínez, es nada más el rostro de los cientos de cabaiguanenses que desde hace un año y medio se desvelan por la salud de sus coterráneos, se arriesgan, e incluso asumen responsabilidades para las que no estaban preparados y de las que hoy se sienten hasta orgullosos.

Más allá de estadísticas, independientemente de  las deficiencias de un sistema de salud que también ha tenido que aprender sobre la marcha y por encima del desprendimiento y la solidaridad de muchos, la indisciplina, el desacato y la impunidad juegan un papel protagónico por estos días para abonar la COVID-19 en este pedazo de Cuba.

Personas sin mascarilla en la calle y en las colas comprando productos de quinta necesidad, positivos al SARS COV-2 en las bodegas, en el barrio y hasta haciendo visitas, cabaiguanenses sentados en cualquier esquina, en cualquier parque y en el paseo haciendo cuentos, muestran un escenario que no tiene nada que ver con el esfuerzo, la dedicación y la entrega de otros cientos.

Hace un año y medio los aplaudíamos a las nueve de la noche, hace un año y medio apenas nos tocábamos, hace un año y medio solo una persona salía de casa y todos los establecimientos y servicios estaban cerrados… cuando en toda Cuba no se contabilizaban más de 50 casos y lamentábamos la muerte de 1 persona, no había reuniones, no había visitas, y las áreas en cuarentena eran más controladas y funcionaban mejor.

El rigor en el cumplimiento de las medidas, el control en las calles a toda hora por parte de los organismos de control, la paralización total y real de todo tipo de transporte que no preste un servicio a la economía o la salud de la gente continúan lastrando los resultados aquí.

Se trata (sí) de aislar a enfermos y sospechosos… pero lo mejor sería que no llegáramos a tal condición; se trata (también) de que recibamos el nasalferón a tiempo y en el momento que nos diagnostican y de que haya test rápidos y PCR en la consulta… pero qué bueno si no nos hicieran falta; se trata (claro) de que la vacunación llegue de manera masiva pero qué bueno, qué bueno que cuando llegara pudiéramos todos recibir a ABDALA, en sus tres dosis, como está establecido, sin interrupciones, sin sobresaltos, sin angustias, sin más cabaiguanenses ausentes a causa de la COVID-19.     

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