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Cuentas falsas fomentan la propaganda contra Irán, financiada por el Departamento de Estado

Cómo Twitter sigue siendo cómplice al permitir que el Departamento de Estado de EE. UU. financie la propaganda.

Tomado de Cubadebate

Hace unos meses, Jason Rezaian, del Washington Post, escribió un artículo de opinión titulado «El Departamento de Estado ha estado financiando trolls. Soy uno de sus objetivos».

Una semana antes de la publicación de Jason, el Departamento de Estado anunció que suspendería los fondos para el Proyecto de Desinformación de Irán.

La iniciativa había recibido previamente una subvención de 1.5 millones a través del Departamento de Defensa al Centro de Participación Global (GEC) del Departamento de Estado, financiación que, según el sitio web del Proyecto de Desinformación de Irán, se utilizaría para sacar “a la luz la desinformación que emana de la República Islámica de Irán a través de retórica, medios de propaganda estatal, manipulación de redes sociales y más”.

Pero, en lugar de combatir la propaganda y la desinformación extranjeras, para cumplir con el supuesto propósito del GEC, el Proyecto de Desinformación de Irán estaba usando su cuenta de Twitter (@IranDisinfo) para atacar a periodistas, analistas de think tanks, investigadores y defensores de la sociedad civil, denunciándolos como “simpatizantes del Mulá”, “apologistas”, “portavoces” y “cabilderos”.

Yo estaba entre los objetivos del Proyecto de Desinformación de Irán. En otras palabras, mis dólares de impuestos se usaban para financiar los ataques de los trolls contra mí. Lo más inquietante ha sido la negativa de Twitter a eliminar cuentas que violan sus reglas, incluso, cuando yo y otros investigadores les hemos suministrado datos que demuestran la manipulación.

En enero de 2019, tuiteé un hilo destacando cómo se manipuló #WeSupportPolandSummit, un hashtag que fue tendencia.

Un par de días después, @IranDisinfo se apoyó en un tuit de Saeed Ghasseminejad, “asesor principal y economista financiero” de la Fundación Nacional para la Democracia (en inglés: National Endowment for Democracy, NED). Sospecho que su cuenta es un bot:

Saeed (y el FDD, por extensión) juegan un papel central en un esfuerzo masivo de operaciones de información que empuja a la guerra con Irán. Por lo tanto, no es sorprendente que esta cuenta se haya disparado una vez que comencé a compartir datos que revelaban cómo continúan militarizando la plataforma de Twitter para generar propaganda.

La imagen izquierda resalta las cuentas que sigue @IranDisinfo (cinco cuentas de un conjunto de datos de 6 300). La imagen inferior derecha resalta las cuentas que son seguidores de @IranDisinfo (4 100 cuentas).

Farashgard

Farashgard (también conocida como Iran Revival) es una red de acción política iraní fundada en septiembre de 2018. Los miembros fundadores consisten en 40 activistas iraníes que residen en los Estados Unidos, Canadá, Europa e Irán.

Estos son 28 de los miembros fundadores de Farashgard y sus cuentas de Twitter:

A continuación se presentan 6 290 cuentas que comprenden una comunidad centrada en el régimen antiiraní (observe cuán centrales son los miembros fundadores de Farashgard, los asesores principales y los asociados):

Farashgard y los Muyahidines del Pueblo de Irán (organización paramilitar también conocida como MEK), son vistos por muchos iraníes como grupos de oposición “falsos”. Según LobeLog, se les conoce como “la oposición ‘falsa’ porque [apoyan] las sanciones económicas y la amenaza de ataques militares, y se han alineado por completo no solo con la Administración Trump, sino también con Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos (EAU) e Israel, y [respaldan] su propaganda contra Irán”.

MEK y Farashgard buscan distorsionar el debate público utilizando cuentas falsas para amplificar el sentimiento a favor de la guerra. Ellos, constantemente, hacen tendencia determinados hashtags a través de la amplificación artificial, crean periodistas y políticos spam, y trolls como Heshmat Alavi (cuya cuenta fue probada como una persona controlada por varios operativos de MEK). Todas estas cuentas hostigan a los usuarios (reales) de Twitter:

Tavaana

Tavaana es “la principal iniciativa de educación cívica y desarrollo de capacidades de la sociedad civil de Irán con una visión para una sociedad libre y abierta, en la que todos y cada uno de los iraníes disfruten de la igualdad, la justicia y el espectro completo de las libertades civiles y políticas”.

El proyecto se lanzó en 2010 gracias a una subvención de la Oficina para la Democracia, los Derechos Humanos y el Trabajo (DRL) del Departamento de Estado de los EE.UU., y desde entonces se ha sostenido con asistencia federal. Incluso Google ha hecho “contribuciones en especie vitales” a Tavaana:

Aquí hay un hilo de Nima Fatemi, una investigadora independiente de seguridad iraní, donde describe la participación de Tavaana en el Proyecto de Desinformación de Irán:

La fundadora de Tavaana, Mariam Memarsadeghi (@memarsadeghi), a menudo ha usado Twitter para atacar a individuos u organizaciones que son prodiplomacia y están contra la guerra con Irán.

Aquí, por ejemplo, agrede a Jason Rezaian:

La controversia del Proyecto de Desinformación de Irán se extendió tan rápidamente que, una semana después de que el Departamento de Estado suspendiera los fondos del proyecto, la diputada del Congreso de los Estados Unidos, Ilhan Omar, lo tuiteó:

Dando sentido a todo

La gran mayoría de las cuentas afiliadas a Farashgard (imagen derecha, nodos no azules), basadas en sus interconexiones seguidores/ siguiendo dentro del contexto del conjunto de datos de 6 300 cuentas, se ha determinado algorítmicamente como parte de la comunidad azul (imagen izquierda).

El CEO de la Fundación Nacional para la Democracia (NED), Mark Dubowitz (@mdubowitz), se apresuró a distanciar a su organización del Proyecto de Desinformación de Irán.

Como recordatorio, Saeed Ghasseminejad es asesor principal y economista financiero de la NED, pues resulta que también estaba en la nómina del Proyecto de Desinformación de Irán. Saeed Ghasseminejad es, además, el cofundador (y exportavoz) de los Estudiantes y Graduados Liberales iraníes.

Puedo afirmar con certeza que el Sr. Ghasseminejad, cuya cuenta de Twitter está verificada, participa regularmente en actividades que violan las reglas de la plataforma.

Asimismo, la fundadora de Tavaana, Mariam Memarsadeghi (@memarsadeghi), ha sido contratada por el Departamento de Estado desde hace mucho tiempo. En la última década recibió cientos de miles de dólares de los contribuyentes para promover la “libertad de expresión y el libre acceso a la información”.

Tavaana es el producto estrella de E-Collaborative for Civic Education, una organización estadounidense sin fines de lucro, con la “misión de aprovechar la tecnología de comunicaciones por internet, redes sociales, televisión y radio, teléfonos móviles, plataformas de aula de aprendizaje electrónico y más, para promover la democracia y los derechos humanos a nivel internacional”.

Memarsadeghi, junto con Akbar Atri, cofundó E-Collaborative for Civic Education en 2011. Atri, un exiliado iraní, ha participado en “numerosas conferencias y foros convocados por grupos de expertos neoconservadores, incluido un foro de Capitol Hill 2006 patrocinado por la NED, donde [él] se unió a los partidarios de la legislación de sanciones patrocinada por [los] senadores Joe Lieberman y Rick Santorum”.

La periodista irano-estadounidense Negar Mortazavi fue uno de los objetivos del Proyecto de Desinformación de Irán. Mortazavi, quien es corresponsal diplomática en The Independent, contó la historia de la financiación de propaganda por el Departamento de Estado (dirigida a los estadounidenses) con este hilo:

Un par de meses después, compartió que los funcionarios del Departamento de Estado confirmaron que el Proyecto de Desinformación de Irán estaba siendo administrado por Mariam Memarsadeghi, quien parece haber contratado para el trabajo sucio a Saeed Ghasseminejad de la NED:

OK, ¿cuál es tu punto?

Un puesto de periódicos en Teherán el 20 de mayo. Foto: Atta Kenare/AFP/Getty Images.

La financiación de varios grupos de oposición iraníes por parte de Estados Unidos no es nada nuevo.

En 2002, luego de que el presidente Bush etiquetara a Teherán como parte del “eje del mal” global, el Congreso asignó 20 millones de dólares para “promover la democracia” en Irán.

En 2006, la administración solicitó 75 millones adicionales para la promoción de la democracia, todo el tiempo insistiendo en que no quiere un cambio de régimen en Teherán, sino más bien “un cambio en el comportamiento del régimen”.

Más de la mitad de los 75 millones se asignaron a la transmisión de Voice of America Persian TV y Radio Farda. Según el análisis de políticas del Instituto de Washington, los fondos restantes “se gastarán en Irán y en el extranjero para apoyar a ONG y organizaciones de derechos humanos como el Centro de Documentación de Derechos Humanos de Irán en New Haven, Connecticut”.

El cofundador de E-Collaborative for Civic Education, Akbar Atri, junto con Saeed Ghasseminejad, de NED, se encuentran entre los «exiliados» a los que se hace referencia en un artículo de opinión del profesor de la USC en 2015, Muhammad Sahimi: “Estos exiliados también tienen muchos sitios web y organizaciones sin  fines de lucro a través de las cuales defienden sus puntos de vista y los de sus benefactores”.

Sahimi, al describir la estructura operativa de E-Collaborative for Civic Education, afirma que la organización “tiene una ‘facultad’ que lleva a cabo el trabajo contratando personal, que incluye varios exiliados iraníes que han apoyado las sanciones, y al menos uno de ellos solicita la desintegración de Irán si la República Islámica no puede ser derrocada”.

Lo que está sucediendo aquí, efectivamente, es que los dólares de los contribuyentes estadounidenses se están utilizando para elaborar una narrativa que justifique la política estadounidense.

Estos esfuerzos se han limitado históricamente a los canales más tradicionales (televisión, prensa y radio). Sin embargo, en los últimos años, a medida que el descubrimiento y el consumo de noticias continúan cambiando hacia las redes sociales, las batallas se libran cada vez más en plataformas digitales como Twitter y Facebook.

Vale la pena señalar que Farashgard, a partir del 1 de septiembre de 2019, se ha registrado como una organización sin fines de lucro en Washington DC.

Actividad no orgánica coordinada

En el conjunto de datos que aporta la muestra seleccionada de estas 6 300 cuentas, hay miles que participan en actividades no auténticas coordinadas, creadas para centrarse en el régimen antiiraní.

La intención de esta publicación es proporcionar una visión general de cómo algunos individuos y grupos claves involucrados participan en un esfuerzo masivo de operaciones de información, con el apoyo de los fondos del Departamento de Estado, con el objetivo de incitar a la guerra con Irán.

Dicho esto, todavía me gustaría mencionar algunas cosas más en el frente de datos.

De las 6 300 cuentas filtradas como muestra para este análisis, el 13% de las que existían en junio de 2019 ya no aparecían en septiembre de 2019.

En otras palabras, más de 800 cuentas centradas en el discurso antiiraní fueron suspendidas por Twitter o ya no existen, nada de lo cual fue revelado por la plataforma:

6 300 cuentas (conjunto de datos completo; arriba a la izquierda), 5 500 cuentas que aún existen (arriba a la derecha), 776 cuentas que ya no existen (abajo a la izquierda), 60 cuentas que han sido suspendidas (abajo a la derecha).

Responsabilidad

A principios de este mes, Laurie Clarke de WIRED UK destacó cómo Twitter aún no ha revelado las operaciones de información “respaldadas por el Departamento de Estado” que emanan de cualquiera de los países de la alianza Five Eyes (Australia, Canadá, Nueva Zelanda, Reino Unido y Estados Unidos).

Una semana antes del artículo de Clarke, Middle East Eye informó que “un ejecutivo senior de Twitter con responsabilidad editorial para Medio Oriente también es un oficial de medio tiempo en la unidad de guerra psicológica del ejército británico”. Gordon MacMillan, quien ha estado en Twitter por más de seis años, también ha servido con la 77ª Brigada durante varios años.

Aquí está la sección “Qué hacemos” del sitio de la 77ª Brigada:

El papel de MacMillan en Twitter (jefe de Editorial, EMEA) ciertamente se presta bien para “difundir o diseminar materiales” a través de la plataforma de Twitter (una de las viñetas anteriores).

¿Es la doble función de MacMillan la razón por la que todavía no hemos visto a Twitter divulgar operaciones de información respaldadas por el Departamento de Estado que emanan del Reino Unido?

Después de llamar la atención sobre #WeSupportPolandSummit con tendencia inorgánica, la reportera de seguridad nacional de CNN, Kylie Atwood, le preguntó al Departamento de Estado sobre el hashtag. Esto es lo que tenían que decir en febrero de 2019:

Preguntarle al Departamento de Estado si creen o no que un hashtag es tendencia orgánica es absolutamente ridículo. Sería similar a un periodista que solicita mi opinión sobre la política exterior iraní, un área donde no tengo el conocimiento adecuado para ofrecer una perspectiva de cualquier valor. Al darme cuenta de que Atwood simplemente estaba haciendo su trabajo, le hice saber en ese momento que la respuesta del Departamento de Estado era una completa mentira.

Desde entonces, he analizado varios hashtags adicionales que fueron empleados por grupos de Twitter enfocados en el régimen antiiraní (por ejemplo, #IraniansWantIRIBban), estableciendo una comprensión profunda de la atmósfera tuitera enfocada en el proceso iraní. Además, he estado en contacto con cientos de estadounidenses de origen iraní durante el año pasado,  lo que me permite comprender las operaciones de información/ manipulación de la plataforma mientras me concentro únicamente en los datos.

Al reflexionar sobre la afirmación del Departamento de Estado de que el hashtag (#WeSupportPolandSummit) tuvo una tendencia orgánica, todo tiene sentido ahora. El Departamento de Estado, al otorgar dólares de los contribuyentes a personas como Mariam Memarsadeghi, de Tavaana (entre otros), ha estado financiando efectivamente la propaganda durante años.

Canadá es otro país de la alianza Five Eyes del cual Twitter aún no ha revelado operaciones de información respaldadas por un Estado. Si bien no estoy seguro del origen preciso de tales esfuerzos, estoy seguro de que Twitter sigue siendo fuertemente armada, militarizada, por actores nefastos que buscan forzar en los canadienses una agenda anti-Trudeau y centrada en el nacionalismo.

Twitter debería atenuar las operaciones de información en general, independientemente de si dichos esfuerzos han sido opacamente determinados por la plataforma como “respaldados por un Estado”.

Arreglando el problema

Las implicaciones de la decisión de Twitter de seguir siendo cómplice al permitir que el Departamento de Estado de EE.UU. financie la propaganda (que impulsa la guerra con Irán) son mucho más amplias que molestar a un solo usuario (yo mismo, en este caso).

Tome Heshmat Alavi, por ejemplo. Como se mencionó anteriormente, se demostró que la cuenta era controlada por varios operarios de MEK. Sin embargo, tal como surgió en la investigación de The Intercept, la Casa Blanca ha citado a Heshmat Alavi como una fuente para justificar las decisiones de política exterior:

A las pocas horas de la publicación del informe de The Intercept, Twitter suspendió la cuenta de Heshmat Alavi. Sin embargo, una semana más tarde, la cuenta que respalda una organización paramilitar resurgió misteriosamente y ha regresado sin problemas a la propaganda:

Cuando Twitter, que se negó a comentar sobre el asunto, restableció silenciosamente la cuenta @HeshmatAlavi (vinculada a MEK), John Bolton era el asesor de Seguridad Nacional de los Estados Unidos (cargo que ocupó desde abril de 2018 hasta septiembre de 2019).

Casualmente, muchos darían crédito a Bolton, quien ha sido una fuerza impulsora para legitimar a Maryam Rajavi, líder de MEK, como una alternativa viable al liderazgo actual de Irán:

¿La administración Trump forzó a Twitter a restablecer la cuenta de Heshmat Alavi?

Similar a lo que experimenté con @IranDisinfo, @HeshmatAlavi también ha intentado desacreditar mi investigación:

Transparencia

Exigir más transparencia, tanto de Twitter como del Gobierno de Estados Unidos, es el único camino a seguir.

La financiación del Proyecto de Desinformación de Irán representa una fracción (subvención de 1.5 millones) del cofre de guerra del Departamento de Defensa al Centro de Participación Global (Global Engagement Center’s, GEC’s por sus siglas en inglés), creado para “apoyar iniciativas que contrarresten la propaganda y la desinformación promovidas por naciones extranjeras”.

Desde finales de 2016, el Departamento de Estado ha asignado más de 100 millones para contrarrestar los esfuerzos extranjeros para entrometerse en las elecciones.

Sospecho que el Proyecto de Desinformación de Irán no es la única iniciativa que ha malversado los dólares de los contribuyentes estadounidenses de manera similar.

En términos generales, no parece que haya suficiente supervisión para garantizar que las operaciones de información financiadas por el Gobierno no estén dirigidas a los propios ciudadanos de los Estados Unidos. Además, parece que Twitter en realidad está facilitando los esfuerzos de propaganda del Departamento de Estado (que impulsan la guerra con Irán).

(Tomado de @geoffgolberg/ Medium/ Traducción de Cubadebate)

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