viernes, marzo 29El Sonido de la Comunidad
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Derechos humanos, la Constitución y la mujer cubana

Ya lo decía Nelson Mandela “privar a las personas de sus derechos humanos es poner en tela de juicio su propia humanidad”, y cada 10 de diciembre el mundo recuerda que somos los seres humanos precisamente el objeto esencial de dichas herencias: en nosotros se materializan y somos nosotros los encargados de concretarlos

Derechos humanos
En Cabaiguán se recordó el Día Internacional de los Derechos Humanos

Por: Lillipsy Bello Cancio

En medio de la polémica, los poderosos ponen siempre a Cuba, una nación geográficamente pequeña, una isla caribeña, un  país que, tal y como refiriera un artículo publicado en el sitio web CUBADEBATE, “en materia de derechos humanos dejó muy claro, cuando redactaba el anteproyecto de la Constitución de 1976 que “la ley primera de nuestra República sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre”. No eran necesarias más palabras, así en pocos reglones se recoge la esencia de una nación dicha por uno de sus grandes, José Martí”.

Y uno de esos principios, refrendados en la Carta Magna, es la dignidad, que en su artículo 40 deja claro que “la dignidad humana es el valor supremo que sustenta el reconocimiento y ejercicio de los derechos y deberes consagrados en la Constitución, los tratados y las leyes.”

Visto así, puede resultar intrascendente que las mujeres cubanas podamos ejercer nuestra dignidad hoy en todos los ámbitos de la vida en sociedad; y lo logrado, aunque subsistan remanentes de machismo, se lo debemos a una Revolución curiosamente agredida y cuestionada por un Imperio, donde son más los “sin derechos” que los beneficiados.

Fe de ello dieron Magaly Soto Reyes, federada guayense, ejemplo de la transformación de la mujer cubana en estos últimos poco más de sesenta años, y  Yanela Arteaga Rodríguez, joven de este pedazo de Cuba, cuyas voces colmaron el parque “José Martí” para patentizar su compromiso con esta obra creadora.

En Cuba no ha sido fácil alcanzar lo que hoy disfrutamos. En el año 1959 la realidad de la mujer cubana distaba mucho de la que ostentamos en la actualidad. La discriminación de las féminas, la escasa fuerza laboral femenina existente en el país, su baja calificación, la ubicación en sectores laborales exclusivos y su desprotección legal, eran los escenarios habituales en épocas pasadas.

Desde el triunfo revolucionario la mujer cubana fue escalando peldaños en el reconocimiento de sus derechos y hoy se le puede encontrar en todos los frentes desempeñando y ocupando importantes posiciones. No obstante, todavía persisten en la sociedad, patrones culturales machistas arraigados en la mentalidad de las personas, que dificultan el camino hacia el pleno desenvolvimiento de mujeres y hombres en total armonía. Nada de eso es slogan.

Las mujeres en Cuba son fruto de la voluntad política del Estado y el Gobierno, -expresados mediante la aplicación de leyes, políticas y programas-, lo logrado en el empoderamiento de la mujer, en la equidad de género y en reducir los niveles de violencia, tanto en el ámbito social como intrafamiliar, donde aún los roles de reproductora y cuidadora asignados a las féminas desde la perspectiva sociocultural pesan sobre su plena realización.

No obstante, ellas continúan su avance, indetenible, cual émulas de Mariana Grajales altivas como palmas reales, o como diría un buen cubano a modo de piropo, de saludo, de reconocimiento, de celebración: en Cuba, cuando las mujeres pasan, los hombres debieran quitarse el sombrero.         

                                                             

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