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El Día de los bueyes

Las tradiciones campesinas del pasado siglo han quedado un tanto atrás. La instrucción de la nueva generación de agrarios y la modernización de los medios de producción han provocado, no solo el aumento del nivel de vida y de la producción, sino también la aplicación científica día a día del conocimiento en la labor.

Por Daisy Pilar Martín Ciriano

Atrás quedó el uso del arado de madera, las yuntas de bueyes tirando de rastras y gradas, aunque en menor número son usadas en la actualidad. Hoy se insertan en tractores y otros equipos, aunque los bueyes siguen siendo un importante elemento en la agricultura.

Según viejas tradiciones heredadas de sus ancestros, en los campos de Cuba, el campesino rinde culto al buey el 15 de mayo. Y lo hace simplemente por ser el Día de San Isidro, según el catolicismo. En las sitierías un día como hoy no se enyugaban los bueyes. Este era su único y respetado día de descanso.

Con anterioridad a esta fecha eran adelantadas las faenas de aradura o acarreo de productos para poder dejar descansar a la pareja de animales, los que al menos una vez al año, quedaban en el potrero sin el yugo y el arado, simplemente a la sombra de un árbol y rumiando la yerba.

No importaba sus nombres: sinsonte o canario; marinero o navegante; abre campo o campanario; todos, ese día libraban, para después emprender al siguiente día una interminable faena de surquerías y araduras bajo el ardiente sol y la amenazadora vara con el aguijón.      

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