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Homenaje a alfabetizadores en Sancti Spíritus: Historias que conmueven

Un grupo de alfabetizadores de la Peña de Sancti Spíritus compartió sus vivencias con los trabajadores de la unidad comercial El Perla de Cuba, de la Cadena de Tiendas Caribe en Sancti Spíritus

Sancti Spíritus

En la clausura de un congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas, Fidel preguntó a los presentes: ¿Ustedes estarían dispuestos a rendirse? ¡Noooo!, ¿Ustedes estarían dispuestos a entregar la Patria?  ¡Noooo!, ¿La Revolución? ¡Noooo! ¿El socialismo? ¡Noooo! Es lo único que se puede esperar de ustedes, es lo único que esperamos de ustedes…

TIENDA POR DEPARTAMENTOS EL PERLA DE CUBA

A la anterior frase del Comandante en Jefe Fidel Castro, líder histórico de la Revolución cubana, proyectada en video, le sucedieron las palabras de presentación y recibimiento por el colectivo de trabajadores, a los alfabetizadores, leídas por la joven militante de la UJC Dayana Solenzal:

“La Cadena de Tiendas Caribe es una empresa dedicada a la comercialización minorista, orientada a la satisfacción del cliente en sus diferentes segmentos de mercado, con profesionalidad, sostenibilidad, y efectividad. Somos en Cuba la cadena de tiendas de referencia por la calidad de los servicios que prestamos a los clientes, por trabajadores profesionales y comprometidos.

“El mayor compromiso que tenemos como unidad es proporcionar plena satisfacción a nuestros clientes brindando el mejor servicio, con óptima calidad. Es fundamental para eso la unidad de nuestro colectivo y la fuerza laboral que pone diariamente su empeño para garantizar la calidad y satisfacción. Somos un colectivo unido y fortalecido”.

El Perla de Cuba es una joya arquitectónica que con el paso de los años fue transfigurado en esta tienda que está dividida por departamentos, perteneciente a la Cadena de Tiendas Caribe. Cuenta con 38 trabajadores entregados y laboriosos. Se caracteriza, además, por incluir en su fuerza laboral a muchos jóvenes miembros de la Unión de Jóvenes Comunistas integrados a un Comité de Base y un núcleo del Partido. Ambas organizaciones cumplen un mismo sentido: continuar el legado de la Revolución cubana, triunfante desde el Primero de Enero de 1959.

TESTIMONIOS DE ALFABETIZADORES

Con la presencia de Frank Medina, miembro del Comité Provincial del Partido y jefe del grupo de trabajo del Partido y la UJC en la División de Tiendas Caribe, los maestros voluntarios y brigadistas Conrado Benítez comenzaron a desgranar breves pasajes de aquella epopeya que fue la Campaña de Alfabetización, que permitió declarar a Cuba territorio libre de analfabetismo en 1961.

José Herminio Castañeda Rodríguez afirmó: “La Campaña de Alfabetización se desarrolló en una etapa difícil, casi todos éramos muy jóvenes, algunos casi niños y muchos de ellos los padres no deseaban que fueran a alfabetizar, pues en aquel momento había mucha confusión en algunas familias. Incluso, no todo el mundo recibió a los alfabetizadores con el mismo deseo y la misma voluntad.

“Fidel catalogó a los alfabetizadores como un ejército y a veces nos preguntamos, sobre todo yo que soy combatiente del Ejército Rebelde, por qué los alfabetizadores no se reconocen como combatientes también, porque se lo merecen. La atapa fue dura para todos, ustedes recordarán como mataron a Conrado Benítez, un muchacho joven, negro, pobre, que quiso enseñar y fue sustraído de la casa donde estaba y vivo le cortaron los testículos, lo golpearon, no negó que fuera un alfabetizador, y lo mataron. Igual hicieron con Manuel Ascunce y el campesino Pedro Lantigua y así fue también con Delfín Sencedré.

“Ya nosotros estamos viejitos. Ustedes los jóvenes son los que tienen que continuar la lucha. Los que oyeron ayer la intervención del Primer Secretario Miguel Díaz-Canel, reunido con la FEU, saben que esta tarea es de ustedes, ya nosotros estamos terminando. Yo soy viejo, cumplo el año que viene 90 años y todavía soy delegado del Poder Popular, y fui reelecto de nuevo, parece que los compañeros vieron alguna seriedad y alguna responsabilidad en este alfabetizador.

“A los 16 años fui miembro del Partido Socialista Popular, después ingresé en la Lucha Clandestina y el Movimiento 26 de Julio y cuando el Che entró al Escambray me incorporé a sus fuerzas y estuve con él hasta terminar la guerra.  Posteriormente me sumé también a la Limpia del Escambray. Designado por el Ejército Rebelde, alfabeticé en la zona de Yaguajay y en Manacal de Piedra, en el Escambray, en zonas pobladas de bandidos. Fuí presidente del Poder Local en los municipios de Zaza del Medio y Sancti Spíritus, organizador de la Región Sancti Spíritus y director de alrededor de diez empresas a lo largo de mi trayectoria laboral”.

Mientras, Silvia Pentón Ramos relató: “En mi caso yo quise ir a alfabetizar a Mayarí, en Oriente, y me concedieron ese deseo. Tenía 12 años y tuve el privilegio de conocer a Lina, la madre de Fidel, en Birán, donde vivía la familia Castro. Ver a Lina que se paseaba por los ferrocarriles, ver la casa de Ramón en el central Marcané. Para mí la campaña fue una gran experiencia, nos mezclábamos con los haitianos de allí, fuimos a los barracones, nos costó trabajo, pero muchos se incorporaron para tratar de aprender. Estuvimos en la primera etapa en Canapú, pegado a Birán y la segunda etapa la hice en Cueto Batey, donde alfabeticé a tres personas maravillosas, que incluso cuando mataron a Manuel Ascunce no me querían dejar salir ni al patio.

“Cuando terminamos, que estuvimos en La Habana donde Fidel declaró a Cuba libre de analfabetismo, caímos en el plan de becas, donde hicimos una carrera universitaria, hasta los días de hoy. He participado en diversas tareas y en marzo del año que viene ya cumplo 75 años”.

   No menos emotiva fue la historia de Silvia Castellanos Raya: “Yo alfabeticé en la provincia de Holguín, en el municipio Mir, cuando llegamos allí había una pobreza extrema, la casa era de tabla y guano. Alfabeticé a las dos personas que vivían allí, Miguel Figueres y Mercedes Leyva. Llegué allí pesando 85 libras y cuando regresé pesaba 100. Las comidas eran raras, hacían un arroz con carne rusa y sopas, fufú de plátano. Yo no comía de nada en mi casa, cuando me fui a alfabetizar con octavo grado y a mi regreso me incorporé a las Milicias Nacionales Revolucionarias. Cuando el ataque por Playa Girón estuve acuartelada en la Feria, después en 1981 cuando constituyeron las Milicias de Tropas Territoriales las integré también, pasé la preparación militar en El Pedrero y en 1985 tuve un problema renal, me extirparon un riñón y tuve que apartarme de esas tareas, pero continué activa en la Federación de Mujeres Cubanas y los Comités de Defensa de la Revolución, y cuando Zoe fue a constituir la Peña de los Alfabetizadores, me incorporé. Aquí me he encontrado con personas que hacía muchos años que no nos veíamos y aquí estamos hoy compartiendo con ustedes estas vivencias. Ya tengo 77 años”.  

Por su parte, Adis Moreno Jiménez rememoró: “Alfabeticé en Gibara, un municipio de Holguín, pero tan importante como aquella tarea fue cuando estuvimos en la Plaza de la Revolución con Fidel y le preguntamos qué otra cosa podíamos hacer y nos planteó que era estudiar. En este caso mío yo decidí irme para el Instituto de lengua rusa en la Unión Soviética, porque se necesitaban profesores y traductores de ruso debido a la cantidad de especialistas de esa nacionalidad que había en el país. Fui de la primera graduación y después dimos clases en las secundarias y los preuniversitarios, se abrió la escuela de idiomas, los asesores soviéticos que estaban en la Industria Militar necesitaban traductores y muchos trabajadores de esa unidad estudiaron idioma ruso en nuestra escuela. Después de la caída del campo socialista estudié inglés y terminé impartiendo clases de este idioma hasta mi jubilación.

Roberto Valdivia Pérez, instructor del Partido y la UJC en la División de la Cadena de Tiendas Caribe, pregunta a los alfabetizadores qué le podemos recomendar al colectivo de trabajadores que durante los casi dos años de afectación por la covid mantuvieron los servicios.

María del Pilar Sánchez Pérez, la primera graduada de ingeniera industrial en la Universidad de Las Villas y educadora durante toda su vida laboral, respondió a esa inquietud: Lo que actualmente todos nosotros queremos es ayudar a la juventud, porque hay veces que se nos desvían por una serie de cosas que son banales, que no es lo que de verdad formamos a través de los años. Una parte de ella está siendo manejada por otras situaciones y me parece que es  importante que estos jóvenes entiendan el porqué de las necesidades que hay. A los jóvenes les corresponde darle continuidad a la obra de la Revolución.  

El instructor del Partido y la UJC de la División refirió que estos jóvenes participaron recientemente durante dos días en un trabajo productivo en las montañas de Topes de Collantes, donde se experimenta con la siembra de un área de hongos comestibles, destinados al turismo internacional.

CONCLUSIONES   

La alfabetizadora y madre de Roberto Valdivia Pérez, Lidia Pérez, resumió su historia en breves palabras, que quedaron en el ambiente como un reto para esta nueva generación: El problema es que antes, cuando nosotros comenzamos la alfabetización, no éramos los jóvenes de hoy. Éramos jóvenes (en el capitalismo) que no teníamos ni la posibilidad de estudiar. Esta vieja estudió en una escuela del campo que le hicieron los padres y vecinos, hasta el cuarto grado, y después me tuve que colocar para ganar tres pesos al mes y pagarme mis clases hasta el décimo grado.   

Yo fui a alfabetizar, no al campo como los compañeros, alfabeticé en Sancti Spíritus, en la zona 9 de Kilo-12. Alfabeticé a un miliciano. De inicio no quería porque me veía tan joven que no me consideraba capaz de enseñarlo a leer y escribir. Yo le dije, si me enseñas a manejar el fusil garand, yo te enseño a coger el lápiz y escribir, y aquel pacto dio resultado.

No voy a hablar más porque estoy nerviosa, pero tengo historia como tienen todas, fui de las primeras secretarias de la FMC en Sancti Spíritus, cuando era Región, y todavía mantengo mi trabajo en esa organización. Pero ustedes, los jóvenes de hoy son profesionales y están capacitados para combatir al imperialismo en las redes sociales. Tienen las herramientas en sus manos para enfrentar esa guerra psicológica que nos hacen, de hecho, la batalla de ideas es mejor que cualquier otra batalla. Es lo que tienen que tener presente y seguir la línea de la Revolución cubana. Como este país no hay ninguno en el mundo. Lo dicen los que vienen a estudiar aquí porque en sus pueblos, en sus países, no tienen el derecho a estudiar. ¡He dicho!

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