Por: Daisy Martín Ciriano(Museóloga)
Seis años han transcurrido desde que el incansable investigador y profesor cabaiguanense, Dagoberto Pérez Pérez, dejara de existir. Nacido el 27 de octubre de 1966 dentro de una familia revolucionaria, su personalidad absorbió plenos sentimientos de laboriosidad, sencillez y patriotismo. No por casualidad escogió la carrera de Licenciatura en Educación dentro de la especialidad de Historia y Ciencias Sociales, la que ejerció con brillantez.
En cada clase llevaba todo su conocimiento histórico, sin dejar de enlazar la obra martiana tan vinculada a la Historia de Cuba. Supo ganar seguidores entre sus alumnos, sin proponérselo brillaba en cualquier tarea que emprendía.
El IPUEC Serafín Sánchez Valdivia fue el centro que acogió al joven en 1989. Allí se mantuvo durante varios años, como profesor primero, y como Jefe de Cátedra después. En el año 2000 se trasladó a la Escuela Provincial del Partido, en Sancti Spíritus, donde se mantuvo hasta sus últimos días.
Entre sus obras y tal vez una de las más valiosas y que hoy perdura, fue la constitución de la Cátedra Comandante Faustino Pérez, junto a otros compañeros y familiares, a la que dedicó todas sus energías. Recopiló infinidad de datos, entrevistas grabadas, documentos y fotografías relacionadas con Faustino. Aunó esfuerzos para la ubicación de un local propio para el funcionamiento del colectivo, luego vino la confección de la estatua y su colocación. Nunca en él hubo descanso.
A pesar de presentar serios problemas de salud, dedicaba gran parte de su tiempo a la docencia y a la investigación, así como a su superación.
Ha transcurrido el tiempo, su recuerdo y su obra aún pervive entre profesores, compañeros, investigadores y miembros de la Cátedra de Estudios Comandante Faustino Pérez Hernández, precisamente aquí, donde quedará por siempre su huella en cada objeto colocado, en cada documento recopilado y en cada actividad realizada para rememorar la historia.
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