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Juana María Remedios, el maestro marca la diferencia (+fotos)

La doctora en Ciencias Pedagógicas Juana María Remedios, Miembro de Honor de la Academia de Ciencias de Cuba, dialogó con Escambray sobre las venas del magisterio

Por: Mary Luz Borrego (Tomado de escambray.cu)

Juana
La lectura es uno de los placeres de esta mujer singular, quien sostiene que al maestro lo evalúa todo el mundo. (Foto: Vicente Brito/ Escambray)

Juana María Remedios conversa sin trastiendas. Responde con educación y comedimiento, pero bien lejos de toda pose. Ha dedicado casi 50 años al magisterio: “Nunca claudiqué. Me he mantenido toda la vida vinculada a la educación, sin ninguna hipocresía, con mucha satisfacción”, establece antes de encender la grabadora. Acepta serena la controversia sobre puntos débiles del oficio. A todas luces, sus juicios se desmarcan de un título honorífico.

Sin embargo, no existe disculpa para pasar por alto el reciente nombramiento como Miembro de Honor de la Academia de Ciencias de Cuba, primera mujer residente en Sancti Spíritus que lo merece, excelente pretexto para un diálogo que discurre por la médula de su propia esencia, la educación y la pedagogía cubanas.  

¿Cómo una mujer apenas graduada de profesora de Secundaria en el interior del país pudo alcanzar esa categoría?

“Con mucho trabajo y estudio, con motivaciones muy altas para superarme cada día y convertir la investigación en la herramienta fundamental de trabajo. Todo maestro debe convertirse en un investigador de su práctica, de su aula, de ese proceso pedagógico de enseñanza-aprendizaje que tan complejo es. Educamos la personalidad que es única e irrepetible, la moldeamos y, si no somos estudiosos, no podemos llegar a ser buenos maestros”.

Pero ese ideal de maestro no predomina en las aulas hoy.

“Yo no diría absolutamente que no es el que predomina. Me he dedicado a la formación de maestros desde el año 1984. Lo que ha pasado conmigo ha pasado con muchos otros y va a seguir pasando. Es a lo que siempre aspiramos: que nuestros jóvenes cuando ingresan a las carreras pedagógicas logren motivarse de modo tal que para ellos su profesión sea una satisfacción.

“Que no sea llegar e impartir solo un cúmulo de conocimientos, sino el desarrollo de habilidades, ideas, normas, valores. Aprovechar las potencialidades creativas que todos tenemos para lograr que se aprenda, no únicamente el contenido de una asignatura, sino que se aprenda en función de lograr lo que decimos muy fácil y es difícil de llevar a la práctica: la formación integral, con una alta riqueza moral ante todo. Trabajar con los sentimientos es lo fundamental”.

¿De qué forma sus saberes podrían engranar desde la academia con las problemáticas actuales de la educación?

“Mi línea fundamental de investigación ha sido la educación de la creatividad, la inteligencia y el talento en niños, adolescentes y jóvenes. Este ha sido un camino largo. Lo fundamental es apropiarse del método científico, que es parte de aprender a problematizar, a nunca estar satisfecho con las contradicciones que aparecen, buscar toda la información que permita actualizar constantemente el conocimiento. Eso genera muchas horas de estudio, de dedicación para poder comparar criterios, hacer críticas y reflexiones que nos lleven a tener pensamiento y posiciones propios”.  

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La doctora Juana María considera que las nuevas tecnologías, bajo la supervisión adulta, podrían ayudar mucho a la enseñanza. (Foto: Vicente Brito/ Escambray)

Casi nadie la conoce por el nombre. Desde la infancia, dada la menudencia de estatura que aún la acompaña, allá en su pueblo de Guayos, la madrina le colgó un apodo al parecer eterno: Cuqui. Pero con los años se hizo grande en la profesión: graduada como profesora de Secundaria Superior, se especializó en Geografía, área en la cual desarrolló las tesis de maestría y doctorado.

Laboró cinco cursos en el preuniversitario, asumió diversas responsabilidades de dirección y después levantó vuelo hacia la Educación Superior en la rama pedagógica. Desde el 2014 se mantiene en la Universidad de Sancti Spíritus José Martí Pérez, en la cual ha dejado su huella como investigadora, profesora titular, consultante y emérita y coordinadora del programa de doctorado en Ciencias de la Educación, bajo cuya tutela se han formado más de 130 doctores.

No pocos consideran que las tesis de maestría y doctorado resultan más ejercicios retóricos que aportes prácticos a los problemas que enfrenta el país.

“En las tesis de doctorado cada día nos acercamos más a buscar soluciones que sean oportunas porque el doctorado tiene que defender contribuciones a la teoría, pero debe tener un aporte práctico e impactos innovadores. No digo que se haya logrado la excelencia en eso, pero es lo que está establecido.

“En el caso de las maestrías, lo que se requiere es que el maestrante demuestre el desarrollo de sus habilidades investigativas, se ha hecho una práctica generalizada que terminen todas con tesis, pero no es lo establecido. Pensamos que la solución al problema sea lo que hoy se está evaluando desde el sistema de ciencia: no hacer una tesis que no esté en un proyecto de investigación”.

Muchas de sus investigaciones abordan una temática muy interesante: la creatividad, ¿cómo desarrollarla en el aula?

“Logrando altos niveles de motivación intrínseca por ese proceso formativo, tanto por parte de los estudiantes como de los profesores, de los padres, de todos los participantes en el proceso, los directivos, e influir incluso en la propia comunidad. La motivación nos permite romper esquematismos, tradicionalismos como desarrollar la enseñanza a partir de la repetición, del uso abusivo de la memoria y no llevar al estudiante a la reflexión, a la búsqueda de nuevas vías, al planteamiento de hipótesis, a aprender de lo inusual, una condición de la creatividad es que esté presente la originalidad.

“Otro elemento muy importante es la independencia, se dice que no hay pensamiento creativo que no sea un pensamiento independiente, nadie crea por cabeza ajena. Y todo ello tiene que estar en un ambiente favorable de comunicación, que también desempeña un papel determinante en el proceso”.

¿Cuáles considera las mayores debilidades y fortalezas que caracterizan hoy a la educación en Sancti Spíritus?

“Son una gran fortaleza la cantidad de doctores y de másteres que tiene hoy el sistema educativo; la integración que ha existido entre lo que era la Universidad Pedagógica y el Ministerio de Educación; el perfeccionamiento que se está desarrollando; la creación de las escuelas pedagógicas para resolver un poco las carencias de docentes; y la posibilidad de la reincorporación de muchos jubilados. 

“Una barrera importante que ha tenido la educación aquí es la cobertura docente, tuvimos una situación crítica, hoy no tanto, pero sigue siendo un problema. Esa es una debilidad en la que tenemos que seguir trabajando. El maestro marca la diferencia. Podemos tener los mejores libros, las mejores orientaciones, la mejor tecnología y un servicio de Internet a full, pero si no tenemos un maestro que dirija el proceso para que sea formativo, eduque en esos valores que aspiramos para formar un hombre independiente, con sus propios criterios, no tenemos nada”.

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Carismática y agradable, Juana María disfruta también el hogar y la familia. (Foto: Vicente Brito/ Escambray)

Juana María viajó varias veces a Perú y Venezuela. Por su currículo podría pavonearse a sus anchas, pero la naturalidad le asoma desde la decoración de su casa hasta el vestir sin refinamientos. Quizás todo nace desde los orígenes: viene de familia campesina y se declara agradecida de esta Revolución por todo lo que ha logrado. Para ella no existe otro modelo de vida posible.

Se quedó viuda cuando apenas contaba 26 años y un niño de seis. Atravesó ese gran revés de la vida, se volvió a casar y tuvo otra hija. Los dos se graduaron de médicos: “Uno de los triunfos familiares que siempre exhibo es que ellos son inseparables, se protegen. Disfruto también de dos nietos. Me siento satisfecha con lo que he logrado”.

Con la pandemia la educación atraviesa momentos complejos, ¿qué fórmulas propondría para recuperar tanto tiempo perdido?

“No debía haber sido un tiempo perdido, se ha informado lo que se está haciendo. Sí va a ser un tiempo afectado en el papel del aula en la socialización: los estudiantes no tienen al grupo, ni a los amigos, ni al maestro dirigiendo el proceso, ni el ambiente escolar que influye de forma directa en la educación de la personalidad.  

“¿Qué puede hacerse? Cuando estemos en condiciones normales recuperar, buscar los contenidos básicos, identificar los núcleos conceptuales esenciales, lo que el estudiante tiene que aprender porque de lo contrario vamos a dejar vacíos que después no se van a recuperar. Ese es un reto grande, preparar a los maestros.

“Vamos ahora hacia un proceso de integración, se han indicado tareas integradoras por áreas del conocimiento. Ese es un elemento fundamental que hay que lograr en la preparación del maestro, quien va a estar ante una situación totalmente nueva. También los padres tienen un rol fundamental. No hemos enseñado a los estudiantes a pensar, a integrar, no hemos aprovechado sus potencialidades. Si tenemos estrategias de aprendizaje totalmente reproductivas, el estudiante sigue reproduciendo, es mucho más fácil repetir utilizando la memoria que tener que integrar sistemas de contenidos”.

¿Considera que las clases virtuales y la docencia por las redes pueden sustituir al magisterio presencial?

No, considero que son medios, recursos que podemos aprovechar, pero la presencialidad es determinante en la educación.  

Una hora de conversación parece poco tiempo para conocerla, ¿cómo se define Juana María Remedios?

Soy una persona sencilla, amo todo lo que hago. Siempre he tenido mis aspiraciones muy claras: seguir siendo un buen ser humano porque ante todo uno tiene que ser un buen ser humano, tener esos valores por los que nosotros hemos trabajado y estamos tratando de construir en la sociedad cubana, para que predominen la honestidad, la solidaridad, la responsabilidad que es un valor importantísimo. Me veo como una persona luchadora, capaz de levantarme en cada uno de los reveses que he tenido en la vida, capaz de identificar también mis propias debilidades. Me reviso día y noche. No pienso que todo es color de rosa porque la vida es un rosal donde también tenemos muchas espinas.

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