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Mensajeros de buena voluntad ante la COVID-19

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Las 58 unidades de Sancti Spíritus vinculadas al Sistema de Atención a la Familia entregan comida en casas de los beneficiados con este programa.

Todos los días a partir de 10:30 a. m. los más de 70 mensajeros que en el municipio cabecera se dedican a repartir las comidas elaboradas a personas vinculadas al Sistema de Atención a la Familia (SAF) llegan a las distintas unidades con sus jabas en mano, en busca de los recipientes con los alimentos que luego entregan en las casas de los beneficiados.

La experiencia, que a nivel de país comenzó a aplicarse por Sancti Spíritus como parte de las medidas aprobadas para enfrentar la COVID-19, abarca a los 58 centros de la provincia donde se facilita una dieta balanceada a jubilados y no jubilados, asistenciados, discapacitados y embarazadas de alto riesgo que presentan dificultades económicas para cubrir su alimentación.

LLEGÓ LA COMIDA

Para José Miguel Torres, administrador de la unidad El Recreo, de la ciudad espirituana, comenzar con la aplicación de esta experiencia, más que un reto, fue un gran compromiso. “De momento me vi envuelto en la búsqueda de vasijas donde repartir en las casas los alimentos del almuerzo y la comida del día a las 90 personas que están incorporadas a este SAF, primero no me alcanzaban los trabajadores para elaborar y realizar la entrega, pero nos enviaron personal reubicado de varias unidades gastronómicas del municipio y así organizamos mejor el trabajo”.

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La entrega de los alimentos en las unidades se realiza con los recipientes adecuados. (Foto: Vicente Brito/ Escambray)

En el centro una labor imprescindible es la de la cocinera Ivis O’Farrill Rodríguez, quien, junto a su ayudante, elabora potaje o caldo, carne de cerdo o pollo, hamburguesa, picadillo, croquetas, embutidos y otros alimentos para cubrir la oferta diaria. “A las cinco de la mañana ya estoy frente al fogón, pongo al fuego la vianda y el arroz; las ollas reinas ayudan mucho por eso ya a las diez y media los mensajeros están recogiendo todos los alimentos listos para la distribución”, afirma la joven.

La medida de llevar la comida casa por casa no salió de la nada, pues se estableció a través de la Resolución No. 96 del 2017 emitida por el Ministerio del Comercio Interior como una vía a utilizar en momentos como estos, la cual se ha ido perfeccionando en la provincia, al punto de que ya los más de 2 000 espirituanos acogidos al SAF cuentan con un mensajero.

En Sancti Spíritus, por ejemplo, las 12 unidades que asumen este programa —seis en la zona urbana y las restantes en áreas rurales— aseguran dicha distribución, según Julio Collado Jiménez, director de la Empresa de Gastronomía en el municipio cabecera. “Para ello adquirimos dos módulos de recipientes en aras de cumplir con la conservación de los alimentos, y luego de vuelta a los centros se someten a un proceso de desinfección con hipoclorito y detergente”, asevera Collado.

EN MOTORINA, BICICLETA O A PIE

Para Cristian Marín Cuéllar, un joven que antes de la pandemia estaba vinculado a la unidad gastronómica situada en la Universidad de Sancti Spíritus José Martí Pérez, haber sido reubicado como mensajero ha sido una experiencia sin precedentes. “Nunca imaginé que con mi trabajo podía hacer tanto bien. En la calle Longino Benítez No. 128 tengo a tres viejitos que son hermanos: Ángel, Orlando y Blanca Nieves, quienes por su avanzada edad no pueden salir, pero cuando llego con sus alimentos me están esperando y siempre me dan las gracias con mucho cariño”.

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En las 58 unidades vinculadas al SAF la elaboración se garantiza desde horas muy tempranas. (Foto: Vicente Brito/ Escambray)

Sin descuidar las medidas de protección e higiene, en la puerta de muchos hogares espirituanos están personas vulnerables en espera del mensajero, bien lo sabe Guillermo Valdés Pérez, de la unidad La Feria, ahora colaborando con el comedor Mariana Grajales, donde hay más de 100 personas incorporadas al SAF. “Yo estoy orgulloso de contribuir en medio de la situación por la que atraviesa el país ante esta pandemia. En mi bicicleta reparto la comida a seis hogares, ya algunos me ven como su familia, me piden favores y yo les voy a la bodega en busca de algún producto y a la farmacia a comprarles los medicamentos del tarjetón, me da gusto poder servirles”, refiere.

Así sucede todos los días con los mensajeros de alimentos que en Sancti Spíritus cumplen con esta actividad, pero en los centros, varias son las miradas rectoras que no descuidan sus funciones. Milagro Arocha Guerra, especialista integral de servicios de la Empresa de Gastronomía, controla y supervisa para que la distribución sea equitativa, para que los productos lleguen a las unidades y la oferta esté acorde con el menú planificado y con la calidad requerida.

(Escambray)

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