domingo, mayo 19El Sonido de la Comunidad
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Nunca he sido un mecánico improvisado

Asegura Arsenio Espinosa Castro, quien por más de 20 años se desempeña como mecánico de la Base de Ómnibus Nacionales, de Sancti Spíritus

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Con las manos engrasadas y las herramientas necesarias para desarrollar su labor, se presenta Arsenio Espinosa Castro, conocido como el Indio, quien desde hace más de 20 años se desempeña como trabajador en la Base de Ómnibus Nacionales de Sancti Spíritus.

Justo al llegar, bastó una sola pregunta para que varios de sus compañeros apuntaran hacia una Yutong estacionada bajo la espaciosa nave, donde estaba sumergido, por la parte del motor, cual si fuera un buzo en el fondo del mar.

Así de diestro se mostró todo el tiempo, mientras contaba la historia de su vida laboral, que lo mantiene atado a los carros que prestan servicio de transportación de pasajeros desde esta provincia hacia muchos destinos del país, viajes que, en su mayoría, se logran gracias a su experiencia y al empeño que pone para sacarlos a rodar en el menor tiempo posible.

“Mi inicio fue como Jefe de Taller, una actividad en la que estuve ocho años y así transité por varios departamentos, por ser graduado de técnico en reparación y mantenimiento de equipos automotores. Después fui especialista y hasta subdirector técnico de la base, pero por cuestión de gusto y pasión por la mecánica me entregué a este oficio. Aquí soy músico poeta y loco, lo mismo reparo un motor que friego una Yutong o le hago los arreglos de electricidad, aunque la mecánica es mi plato fuerte”.

¿Cuál es su mejor vivencia?

He trabajado la línea de carros Ninfa, Maz-500, V-8 y Kamaz, pero nunca he sido un mecánico improvisado, siempre me preparo, estudio y paso cursos con especialistas que vienen a Sancti Spíritus para saber un poco más de cada auto.

En tres ocasiones estuve con los técnicos chinos antes de asumir el arreglo de los ómnibus Yutong. Primero fueron los carros mecánicos y luego, cuando entró la línea de los electrónicos, me especialicé en estos. No ha sido cosa de llegar y ya, antes tuve que asistir a varios cursos para luego impartir lo aprendido teóricamente al resto de los compañeros, pero la práctica es lo que te da todo.

Tener las manos llenas de grasa es la máxima de cada mecánico; estas Yutong electrónicas requieren de mucho más dominio a la hora de enfrentarse a cada rotura, esa es la causa por la que siempre estoy enredado con algún carro, pero la prioridad es que salgan a rodar en buen estado, por eso me esfuerzo y me ha dado buenos resultados.

¿Se considera un hombre imprescindible en la base?

Tengo muchos conocimientos de la parte eléctrica, pero si es necesario cambiarle una goma o fregar un carro también lo hago, por eso me dicen que aquí soy integral, aunque lo importante es poner en disponibilidad técnica cada carro para que pueda salir a circular.

¿Por qué los choferes solicitan tanto sus servicios?

Cada chofer se especializa también en el tipo de rotura que presenta su carro, eso ayuda a la hora de traerlo al taller, porque vienen con una idea de lo que puede haber sucedido y entonces se unen a nosotros en el arreglo del equipo, muchos se cambian el traje y se embarran de grasa.

Yo vivo en Tuinucú y casi siempre viajo por mis propios medios, pero estoy temprano en la base; aunque la salida es a las siete de la noche, en ocasiones me voy mucho más tarde o vengo en momentos en que no me toca trabajar, esa debe ser la razón por la que los choferes siempre esperan por mí. Además, asesoro a otros compañeros en el tema de la mecánica y, si es necesario, los apoyo en el arreglo del equipo.

Con la demanda que hay de buenos mecánicos en el sector privado, ¿no le han propuesto irse a trabajar con alguna mipyme?

Por supuesto, en varias ocasiones me han visto para hacerme ofertas de trabajo en el sector no estatal, con salarios tentadores; sin embargo, a pesar de que aquí no gano lo mismo, a mí siempre me ha gustado la mecánica, no ejercerla como profesor, sino metido debajo de un carro, con las llaves en la mano, disfrutando del inicio y el final de cada trabajo para medir la calidad de la reparación, porque estos ómnibus transitan por toda la isla y una rotura cargado de pasajeros perjudica la calidad del servicio y puede salir cara.

Te repito, me han hecho ofertas tentadoras, pero a mí siempre me ha gustado trabajar en esta base, aquí soy el Indio, el mecánico ya conocido por todos; en otro lugar sería el último de la fila y, aunque domino perfectamente mi trabajo, nunca sería igual. Aquí me he ganado el respeto y la admiración de mis compañeros, y eso vale mucho.

Algunos me preguntan cuánto yo gano por reparar un motor, y yo les digo que eso lo hago por mi propio salario y con las piezas que tenemos en el taller o con las que se puedan resolver. Pero yo valoro mucho mi oficio y aquí me siento como en mi propia casa.

¿Ha reparado ómnibus de otras provincias?

Sí, muchos, por ejemplo, el 61-20 de Santiago, otros de Las Tunas, Camagüey, de La Habana, de la agencia Víazul, y aunque la línea de equipos 61-20 ha sido más duradera, son carros convencionales, mientras que los electrónicos presentan más roturas y muchas veces su solución depende de la asesoría de los técnicos chinos y del uso de un equipo computarizado para detectar el problema, equipo que no existe en esta base; sin embargo, lo asumimos.

¿Cómo resuelven las roturas ante el déficit de piezas?

Nadie sabe cuánto se hace para lograr que las Yutong salgan a circular nuevamente, sobre todo cuando faltan piezas, eso es complejo, porque en ocasiones los medios están en el sector no estatal y no en la base, entonces los choferes tratan de buscarlas por sus propios medios y, mientras tanto, el equipo sigue en el taller.

A pesar de eso, constituye un orgullo para esta base que el año pasado y en lo que va del actual no haya fallado ni una sola salida de las programadas por problemas de roturas y trabajamos con la convicción de que las Yutong hagan el viaje y regresen, aunque después se le pase la mano nuevamente.

¿Y qué tiempo queda para la familia?

La mía está dispersa, pero siempre se hace un esfuerzo; mi hijo mayor vive en La Habana, el otro está cursando el Servicio Militar y se graduó de la misma especialidad que yo, luego veremos si sigue estos pasos, pero siempre que puedo los apoyo.

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