domingo, junio 16El Sonido de la Comunidad

Para subir la empinada cuesta del turismo

Con sus particulares encantos, la planta hotelera de turismo en Sancti Spíritus comienza a dar señales de recuperación, pero aún le faltan muchos kilómetros por recorrer para satisfacer las expectativas de la economía nacional

El mundo de la hotelería y el turismo resulta bien dinámico y competitivo a nivel internacional. Ubicarse en su pelotón de avanzada obliga a una continua renovación, a invertir, a andar a la viva en materia de comercialización y otros muchos detalles.

Pero también exige mantenerse actualizado sobre las tendencias que marcan el paso en este sector, tanto a nivel global como en cada área geográfica específica. Y, sobre todo, cultivar sus más diversas piezas para que el engranaje haga la diferencia y cautive a los visitantes cuando arriben al destino reservado.

En Cuba, el turismo se espoleó particularmente a partir de la década del 90, cuando la estrategia gubernamental posesionó a esta rama como la locomotora responsable de remolcar al resto de la economía nacional. Desde entonces y hasta ahora, con altas y bajas, sus ingresos mucho han contribuido a las arcas de la isla.

Pero, luego de la contracción sufrida a nivel global como consecuencia de la pandemia de covid, el turismo no ha acabado de despegar como las urgencias financieras que atraviesa el país demandan y como uno de los sectores que más a corto plazo pudieran incidir en el ansiado progreso nacional.

En Sancti Spíritus, la planta hotelera exhibe una diversidad envidiable con los afamados encantos de sus destinos de sol y playa en la península de Ancón, la magia histórico-cultural de sus dos villas fundacionales, los misterios de un Valle de los Ingenios Patrimonio de la Humanidad, la esplendorosa naturaleza de Topes de Collantes y otras áreas geográficas del territorio.

Con más de 20 hoteles y seis bases de campismo, este sector incluye en el territorio a alrededor de 6 430 trabajadores estatales y no estatales; y entre sus peculiaridades aparece el considerable número de casas de renta en Trinidad, cuya profesionalidad y múltiples encantos imantan a miles de visitantes cada año. 

Aquí, lentamente, el sector comienza a dar algunas señales de recuperación: por ejemplo, en lo que va de 2024 —aunque no se alcanzan las cifras previstas—, llegan más clientes físicos que el pasado año por esta época, fundamentalmente extranjeros.

Favorable comportamiento en comparación con el 2023 también muestran indicadores fundamentales como el incremento de los turistas días, los ingresos acumulados y las utilidades, las cuales incluso superan los números planificados.

Pero ninguna de esas estadísticas significa que este sea momento de cantar victoria porque las cuestas que ha de subir el turismo aún se aprecian escarpadas y bastante empinadas. Muchos kilómetros faltan aún por recorrer, por ejemplo, en materia de imagen, presentación del producto y calidad de los servicios, en consonancia con las buenas prácticas internacionales.

Porque, aunque todas las instalaciones del Ministerio del Turismo aquí se encuentren oficialmente evaluadas de bien y durante los últimos tiempos no se haya recibido ninguna queja explícita, ni haya sido preciso compensar a algún cliente descontento, se sabe que la estrechez de recursos materiales mella las prestaciones en algunas instalaciones, donde también no pocas veces falta profesionalidad y cultura del detalle.

Por otra parte, también laceran las más de 540 habitaciones fuera de orden solo en la planta hotelera perteneciente al Mintur, debido, fundamentalmente, a la escasez de recursos para emprender su recuperación con reparaciones de magnitud.

Resulta vital realizar, en lo posible, los mantenimientos previstos para evitar que ese número se incremente y los deterioros se multipliquen. Además, urge compulsar la terminación de la importante reconstrucción que desde hace tiempo se inició en el hotel Zaza, ese emblemático lugar que los espirituanos añoran y que pudiera convertirse en una excelente opción para el turismo nacional.

La superación continua, incluido el aprendizaje de idiomas, mucho puede contribuir a elevar la profesionalidad de los trabajadores y directivos, cuyo desempeño se torna clave para atraer a mayor número de visitantes, complacerlos y lograr que estos retornen.   

Porque la competencia con las formas de gestión no estatal constituye un hecho y puede convertirse hasta en un incentivo más para lograr encadenamientos mutuamente beneficiosos y diversidad en el paquete turístico.

En este sentido, aunque Sancti Spíritus ha logrado meritorios resultados en las propuestas de turismo de naturaleza y en la interrelación de sus instalaciones con ofertas culturales que representan lo más legítimo de las tradiciones y la identidad del territorio, mucho partido puede sacarse aún de estos segmentos, al igual que del encargado de la realización de eventos.    

Comentario aparte merecen las instalaciones de campismo popular, actualmente deterioradas, con dificultades en las vías de acceso y limitados abastecimientos, entre otras dificultades, realidad que demanda una urgente mirada porque el verano se encuentra a las puertas y esta opción se mantiene como la única viable para la mayoría de las familias espirituanas.

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