
Treinta y dos años después; Fayad sigue como brújula de su pueblo
Por: Aramis Fernández Valderas.
Herminia, espera las tardes manoseando amarillentos papeles, casi sin letras, la mirada penetra más allá del horizonte, la brújula no indica el norte. Guayos es pequeño desde que Fayad Jamis partió por ese itinerario errante para confundirse con las luces de Paris.
Los años marcan el rostro de las destruidas paredes, el enamorado no aparece, las alucinaciones le hacen ver al Joven Jamis del otro lado de la acera, siempre escribe. Tomás Álvarez de los Ríos, el confidente, entrega poemas cargados de amor, Herminia, en silencio, mira los penetrantes ojos azules del Moro.
Nunca le dije que le amaba, solo amigos, ¿Cuántos años perdidos por negar un sí?, ella no lo dice, en la profundidad de la mirada están las palabras prisioneras del secreto por no abr...