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En Cabaiguán los árboles devienen identidad (+10 Fotos)

Los árboles son fieles testigos de las historias de los pueblos, de quienes los plantaron y quienes los han visto crecer, ellos han dado vida a las personas y los parajes, constituyen parte de la identidad cultural de un territorio

árboles

Por: Osbel Ramón Díaz Mondeja

La cultura no solo se enmarca en sus tradiciones e historia. El patrimonio forestal de un pueblo es un elemento a tener en cuenta si de identidad se trata.

Los árboles son seres vivos que proporcionan bondades naturales, económicas y biológicas. En muchos casos son testigos de la historia y el recuerdo colectivo. Cuantos árboles cobijaron bajo su sombra el nombre de barrios y pueblos. Jagüey Grande, Majagua, son municipios cubanos por citar algunos.

En Cabaiguán también existen asentamientos con nombres forestales: Tres Atejes, Tres Palmas, La Yamagua, Los Pinos, El Cocal, El Jobo, El Naranjal entre otros. En cada uno de esos sitios hoy no existen esos árboles pero sus nombres sobrepasan las nuevas nomenclaturas.

Qué cabaiguanense no conoce la calle de los arbolitos, hoy Avenida de La Libertad o “La Palmita” un lugar donde la fotosíntesis de sus plantas se reverencia con el respeto a los héroes. Allí la palma en su centro aún recuerda la peregrinación de la Virgen de la Caridad, la locución de Germán Pinelli, la música de los “5 ú 4” y las coreografías danzarias.

Quién no ha enamorado bajo los laureles del parque o el paseo. Incontables son las matinées con las que han bailado algarrobos, bambúes y pinos del club Siboney como tan incontables como las lágrimas que han presenciado los pinos de la funeraria.

Lamentablemente algunos árboles en nuestro Cabaiguán hoy no viven por la necesidad urbanística o la irracionalidad humana pero en la mente de los hijos de esta tierra seguirán plantados por siempre.

Los pinos de la Creche o (círculo infantil Lidier Hdez.) ahora son un recuerdo, ellos presenciaron los juegos infantiles de tantas generaciones. El cocotero de la biblioteca con su caprichosa deformación y sus más de 10 metros daba la posibilidad de tocar con las manos los racimos de cocos y fue siempre el anfitrión de peñas literarias, actividades culturales y recreativas.

En las primeras 7 palmas del parque y las 5 que hoy nos acompañan se mecen los recuerdos canarios. Las ceibas de guayabo, el paraíso y el club Siboney, y son las santas protectoras espirituales de los cabaiguanenses.

Al igual que París tiene su torre, guayos tiene su ceiba que lo identifica, y cacahual de Pozas un laurel que es el pasaporte de sus habitantes cuando afirman: ¡Yo soy de pozas; pero la de la matica!

Cada Consejo Popular tiene árboles y arboledas que cuentan su historia. De estas últimas las hay muy conocidas como el Palmar de la Chiva, la ruta de Maceo y Gómez en Pozas, la de Claudio Clemente, el Club Juvenil, la de Sardiñas en el Jobo entre otras.

Reconocer a los arboles como parte de nuestro acervo cultural es ante todo una reverencia a nuestra madre natura, es sembrar en la conciencia de los cabaiguanenses, la semilla para preservarlos; porque ellos son parte de nuestra identidad natural.

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