Foto: Aramis Fernández
Antes los portales de las viviendas, ni de los comercios se cerraban. Si llovía el transeúnte podía resguardarse en ellos, también tapaban de los rayos solares. Así era al menos en las calles céntricas de ciudades y poblados. Después han venido cercas, muros y mallas. El asunto es que si llueve y no traes paraguas, la gripe es segura y siempre que el sol esté como se pone en Cuba, que quema, sentirás ese calor intenso que luego se revierte en sudor.