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Una herida en la península de Ancón (+fotos)

La agresión al frágil ecosistema costero de la península de Ancón evidencia la falta de sensibilidad de algunos funcionarios en cuanto a la protección del medio ambiente y el cumplimiento de la Tarea Vida

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A un lado de la carretera vieja de la península de Ancón, en la primera franja costera, la zanja de casi 5 kilómetros de largo semeja una herida. Y duele. Se trata de uno de los ecosistemas más importantes de la provincia de Sancti Spíritus que funciona como escudo ante los procesos de erosión y salinización, alberga gran cantidad de especies, se distingue por su belleza natural y constituye recurso estratégico en el desarrollo del turismo.

El daño a esta porción del litoral en la costa sur no debe quedar impune y, aunque no pudo prevenirse a tiempo, identificar a los responsables deviene un acto de justicia para sanar esta suerte de puñalada a la naturaleza, pero también de cuestionamiento a tales prácticas incompatibles con los postulados de la Tarea Vida, plan del Estado cubano para el enfrentamiento al cambio climático.

Dalgis Dueña Boggiano, representante del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) en el municipio de Trinidad, comparte su preocupación: “Esta zanja abierta de manera ilegal se encuentra en la franja costera, por lo que sí provoca un daño ambiental y hasta perjudica las visuales de esa zona de baño frecuentada por vacacionistas nacionales y extranjeros. Es muy lamentable el perjuicio que se ha suscitado”, enfatiza.

El surco, que se estira desde la conocida Curva de Alfredo hasta la entrada de la Playa María Aguilar, no fue obra de un día, ni tampoco se realizó a pico y pala. Necesitó de equipos como retroexcavadora y cargador, una de las primeras señales de alerta que llegó a manos de Jorge Jesús Chaviano Guerra, representante en esta localidad de la Oficina de Regulación y Seguridad Ambiental (ORSA), cuya misión consiste en controlar el cumplimiento de las normas respecto a la protección del medio ambiente.

“En cuanto conocimos de la situación —comenta— nos personamos en el lugar y pudimos constatar que el hecho tuvo como objetivo descubrir una conductora vieja de agua para extraer la estructura de acero (alambrón) empleada en la construcción. De inmediato se informó a las autoridades provinciales y al Ministerio del Interior”.

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SANAR LA HERIDA

La denuncia oportuna de la agresión ambiental de la que fue blanco la península de Ancón propició la investigación rápida de los hechos para dar con los responsables. Cuando Escambray contactó con David Calzada Jiménez, al frente de la Oficina de Regulación y Seguridad Ambiental en la provincia de Sancti Spíritus, ya se conocían los infractores.

Los equipos y los hombres que llevaron a cabo las acciones proceden del Hotel Meliá Península, todavía en ejecución en una de las parcelas de este ecosistema. “El siguiente paso es entrevistarse con el representante de la inversión y a través de un documento oficial notificar el perjuicio y dar cumplimiento a las medidas previstas para este hecho”, acota Calzada Jiménez.

De acuerdo con el funcionario, se les exigirá a los responsables la restauración inmediata del daño provocado al tramo de la franja costera en un plazo que no exceda las 72 horas y el pago de una multa, a partir de lo que establece el Decreto-Ley No. 200 de Contravenciones en materia de medio ambiente.

¿Cuál es la cuantía de la multa?, sondea Escambray.

En el proceso de aplicación de la sanción se definirá el tipo de responsabilidad. Si recae en una personalidad natural la cuota es de 400 pesos y si es una personalidad jurídica sería entonces de 10 000 pesos.

Más que el rigor de las medidas, preocupa el acto de agresión a nuestro entorno y las actitudes permisivas. ¿Cómo fue posible movilizar equipos, realizar la zanja y desactivar la estructura de acero sin llamar oportunamente la atención? Por los valores de la playa Ancón y en general de todo este ecosistema quedaron constituidas excepcionalmente dependencias de ORSA en Trinidad y en muy pocas localidades cubanas. Incidentes de este tipo alertan y exigen una vigilancia permanente sobre esta área.

Néstor Álvarez Cruz, subdelegado del Citma en la provincia de Sancti Spíritus, y su representante en el sureño territorio coinciden en que las playas constituyen patrimonio de la nación y no pueden permitirse agresiones de este tipo. “El organismo medioambiental prioriza la protección de esta zona con un grado significativo de fragilidad, por lo que las acciones se dirigen a la rehabilitación de la franja arenosa y de la vegetación del manglar, además de otras soluciones ecosistémicas a las problemáticas identificadas en todo el litoral”, agrega Dueña Boggiano. 

La península de Ancón constituye una de las áreas resguardadas por la Tarea Vida en la provincia. El hermoso balneario acoge —incluso fuera de temporada— a bañistas cubanos y de medio mundo. El verano se acerca y para entonces tal vez se borre la cicatriz en sus arenas blancas. La insensibilidad y la irresponsabilidad —las otras heridas— tardarán más tiempo en sanar. 

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(Tomado/Escambary)

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