¿Por qué un Presidente de la República y un Primer Ministro?
Un
noble francés, abjurando de su condición aristocrática, iluminado por las
fantasmales ideas, en trepidante boga en la vieja Europa, fragmentada en
monarquías e imperios, predijo en pleno siglo XVIII, que la sujeción del
gobierno a la letra constitucional (muchas aguardaban, entonces, por su
escritura) de un país, solo se lograría con lo que bautizó como la
“tripartición de poderes estatales”, vale decir, la fragmentación del poder
político autocrático, concentrado en un sujeto, fisionarlo en pedazos de poder
legislativo, poder ejecutivo y poder judicial, cuyas facultades en ejercicio se
contrapesarían una a otras, en pos de un equilibrio de poder, ahuyentador del
despotismo monárquico (afortunadamente, el barón había concebido tales
postulados más de treinta años después de la muer...